Este nivel de estrés aumenta un 78% el riesgo de ictus (y no es el que imaginas)

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   MADRID, 8 Mar. (EUROPA PRESS) -

¿Quién no ha bromeado alguna vez con que el estrés te va a matar? A menudo lo decimos entre risas cuando estamos atrapados en una ola de trabajo, obligaciones y preocupaciones. El estrés no es solo un mal que nos hace arrugar la frente o perder el sueño, sino que también podría estar afectando nuestra salud de maneras más serias.

   Un estudio del Hospital Universitario de Helsinki (Finlandia), publicado en 'Neurology', la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, señala que algunas personas que viven con estrés crónico tienen un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

   El estudio examinó a adultos y encontró una asociación entre el estrés y el accidente cerebrovascular, sin causa conocida, en las participantes femeninas, pero no en los participantes masculinos. Este estudio no prueba que el estrés cause un accidente cerebrovascular; solo muestra una asociación.

   "Las personas más jóvenes suelen sufrir estrés debido a las exigencias y presiones asociadas al trabajo, que incluyen largas jornadas laborales e inseguridad laboral, así como cargas financieras", destaca el doctor Nicolas Martínez-Majander, del Hospital Universitario de Helsinki.

   "Investigaciones anteriores han demostrado que el estrés crónico puede afectar negativamente la salud física y mental. Nuestro estudio descubrió que puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular en mujeres más jóvenes", afirma.

   Para el estudio, los investigadores analizaron a 426 personas de entre 18 y 49 años que habían sufrido un ictus isquémico sin causa conocida. Se los comparó por edad y sexo con 426 personas que no habían sufrido un ictus. El ictus isquémico se produce cuando se bloquea el flujo sanguíneo a una parte del cerebro. Puede provocar debilidad, dificultad para hablar, problemas de visión o incluso la muerte.

   Los participantes completaron un cuestionario sobre los niveles de estrés durante un período de un mes. A los que habían sufrido un ictus se les pidió que registraran los niveles de estrés en el mes anterior al ictus. A los participantes se les hicieron 10 preguntas y las puntuaciones para cada pregunta iban de cero a cuatro, donde cuatro significaba "muy a menudo".

    Una puntuación total de 0 a 13 representaba estrés bajo; 14 a 26, estrés moderado; y 27 a 40, estrés alto. Los que habían sufrido un ictus tenían una puntuación media de 13 en comparación con los que no habían sufrido un ictus, que tenían una puntuación media de 10.

   Las personas que habían sufrido un accidente cerebrovascular tenían más probabilidades de tener niveles de estrés al menos moderados. De aquellos que habían sufrido un accidente cerebrovascular, el 46 por ciento tenía niveles de estrés moderados o altos, en comparación con el 33 por ciento de aquellos que no habían sufrido un accidente cerebrovascular.

¿ESTRÉS MODERADO MÁS PELIGROSO QUE EL ALTO?

   Tras ajustar los factores que podrían afectar el riesgo de sufrir un ACV, como el nivel educativo, el consumo de alcohol y la presión arterial, los investigadores descubrieron que, en el caso de las participantes femeninas, el estrés moderado se asociaba con un aumento del 78 por ciento del riesgo de sufrir un ACV y el estrés alto, con un aumento del 6 por ciento. Los investigadores no encontraron una relación entre el estrés y el ACV en los participantes masculinos.

   "Es necesario realizar más investigaciones para comprender por qué las mujeres que se sienten estresadas, pero no los hombres, pueden tener un mayor riesgo de sufrir un ACV", apunta Martínez-Majander. "Además, necesitamos explorar más a fondo por qué el riesgo de ACV en las mujeres fue mayor en el caso del estrés moderado que en el de estrés alto. Saber más sobre el papel que desempeña el estrés podría ayudarnos a crear mejores formas de prevenir estos ACV", añade.

   Una limitación del estudio fue que las personas que experimentaban niveles más altos de estrés podrían haber tenido menos probabilidades de inscribirse en el estudio, lo que podría haber afectado los resultados.

QUÉ ES UN ACCIDENTE CEREBROVASCULAR

Un accidente cerebrovascular (ACV) ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia el cerebro, lo que puede causar daño cerebral. Existen dos tipos principales: el isquémico, que representa el 85% de los casos y es causado por un coágulo que bloquea una arteria cerebral, y el hemorrágico, que ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe. Ambos tipos pueden generar graves consecuencias como parálisis, pérdida de habla, visión y problemas de coordinación.

Los factores de riesgo para sufrir un ACV incluyen la hipertensión arterial, el estrés crónico, el tabaco, el consumo excesivo de alcohol, la diabetes y la obesidad. Estos factores afectan la circulación sanguínea, lo que aumenta la probabilidad de un ACV. Además, enfermedades cardíacas como la fibrilación auricular también contribuyen al riesgo, ya que favorecen la formación de coágulos sanguíneos que pueden viajar al cerebro.

    La prevención de un ACV se basa en controlar los factores de riesgo mediante hábitos saludables, como mantener una presión arterial normal, hacer ejercicio regularmente, seguir una dieta equilibrada y evitar el tabaco y el alcohol en exceso. Un diagnóstico temprano y la intervención médica oportuna son esenciales para reducir las secuelas de un ACV, especialmente en el tipo isquémico, donde los tratamientos trombolíticos pueden restablecer el flujo sanguíneo si se administran rápidamente.

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