MADRID, 14 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas han analizado detenidamente tres tratamientos que, según la creencia generalizada, ralentizan el proceso de envejecimiento.
Sin embargo, cuando se probaron en ratones, estos tratamientos resultaron en gran medida ineficaces en su supuesto impacto sobre el envejecimiento, según los resultados del estudio, publicado en la revista científica 'Nature Communications'.
"No existe un reloj interno del envejecimiento que se pueda regular con un simple interruptor, al menos no en la forma de los tratamientos estudiados aquí", ha comentado uno de los líderes de la investigación, Dan Ehninger.
Los investigadores eligieron tres reguladores para su intervenciones que, según muchos expertos, ralentizan el envejecimiento. Uno de ellos es el ayuno intermitente, en el que se reducen las calorías consumidas.
La número dos se dirige a un nodo central del metabolismo celular (mTOR), que es también la diana del supuesto 'fármaco antienvejecimiento' rapamicina. El tercero, a su vez, interfiere en la liberación de la hormona del crecimiento. Tratamientos similares se utilizan también en humanos, aunque su eficacia frente al envejecimiento no está suficientemente probada.
Para la evaluación en ratones, los científicos desarrollaron una nueva respuesta a la pregunta de cómo medir el envejecimiento. "En las últimas décadas, muchos investigadores han utilizado la esperanza de vida como medida indirecta del envejecimiento. A menudo se da por sentado que si viven más, envejecerán más lentamente. Pero el problema es que los ratones, como muchos otros organismos, no mueren de vejez en general, sino de enfermedades muy específicas. Por ejemplo, hasta el 90 por ciento de los ratones mueren de tumores que se forman en su organismo a una edad avanzada", explica Dan Ehninger.
Por eso, si se buscara en todo el genoma los factores que hacen que los ratones sean longevos, se encontrarían muchos genes que suprimen el desarrollo de tumores, y no necesariamente genes que desempeñen un papel general en el envejecimiento.
Para su estudio, los científicos optaron por un enfoque que no hace hincapié en la longevidad, sino que se centra en una investigación exhaustiva de los cambios relacionados con la edad en una amplia gama de funciones corporales.
Se puede considerar un estudio completo del estado de salud. El chequeo da como resultado un compendio de cientos de factores que abarcan muchas áreas de la fisiología, una descripción exacta del estado del animal en el momento del examen. Ese es exactamente el enfoque que los investigadores aplicaron a los animales sometidos a uno de los tres tratamientos que supuestamente ralentizan el envejecimiento.
Los analizaron y compararon en distintas etapas de la vida: ¿Cuánto suele cambiar cada parámetro en una determinada etapa de la vida? Y, ¿cambian los parámetros más lentamente cuando los ratones reciben uno de los tres tratamientos? Este diseño de estudio permite determinar con precisión si se puede ralentizar el proceso natural de envejecimiento y, con él, el deterioro de importantes funciones fisiológicas.
Los resultados fueron inequívocos: aunque los investigadores pudieron identificar casos individuales en los que los ratones viejos parecían más jóvenes de lo que eran en realidad, estaba claro que "este efecto no se debía a la ralentización del envejecimiento, sino a factores independientes de la edad".
"El hecho de que un tratamiento ya tenga su efecto en ratones jóvenes -antes de la aparición del cambio dependiente de la edad en las medidas de salud- demuestra que se trata de efectos compensatorios, generales, de promoción de la salud, y no de una focalización de los mecanismos de envejecimiento", afirma el investigador.
Los investigadores han puesto ahora sus miras en el siguiente objetivo: quieren investigar otros enfoques terapéuticos que, según los expertos, pueden ralentizar el envejecimiento.