MADRID, 5 Sep. (EDIZIONES) -
Cada vez está más extendido el conocimiento de la sociedad sobre la microbiota, ese ecosistema que hay dentro de nosotros y que está compuesto por millones de bacterias que colonizan nuestro sistema digestivo y nos ayudan en nuestro día a día.
Pero hay que dar un paso más allá y ser consciente de que no solo está presente ahí, sino que tenemos microbiota en numerosas partes de nuestro cuerpo como en nuestra cavidad oral, en nuestro cerebro, en nuestra piel, o en nuestra zona íntima, por ejemplo.
Ramón de Cangas es dietista-nutricionista y doctor en Biología Molecular, así como académico de la Academia Española de Nutrición y vicepresidente de la Sociedad Internacional en Investigación, Salud, Desarrollo Empresarial y Tecnologías (SIISDET). Ha escrito Microbiota y alimentación consciente. Aprende a alimentarte de forma inteligente (Oberon), junto con Rocío Marina López Ribelles, que es coach profesional especializada en nutrición y bienestar y conferenciante, y en él aborda estos asuntos.
Nos cuenta en una entrevista con Infosalus que hay microbiota en todas las partes de nuestro organismo y que estas bacterias no solo tienen una función activa, sino también protectora: Hay una microbiota capilar, por ejemplo, en la piel, y que no deja de ser una ayuda a la línea de defensa de la propia piel, que es una barrera física, porque estas bacterias evitan la colonización de otras negativas.
Precisa que más de un millón de microorganismos, de al menos 100 especies distintas, colonizan nuestra piel. Estos microorganismos los recibimos de nuestra madre en el nacimiento, y es diferente si nacemos por parto vaginal o por cesárea. A través de parto vaginal nuestra madre nos traslada toda la microbiota cutánea, a través de la cesárea recibimos la influencia del entorno, apostilla.
Pero la microbiota cutánea, según prosigue este investigador, va evolucionando con la edad hasta que se estabiliza. Matiza que en nuestra piel hay microorganismos que residen de forma permanente, mientras que otros son patógenos, están un tiempo determinado, son temporales, y pueden ocasionarnos alguna patología o infección en la piel.
Resalta igualmente hay microbiota cerebral, propia de algunos simios y del ser humano, y que guarda relación con la microbiota intestinal: Está ahí presente e interacciona con las neuronas, pudiendo intervenir en la generación de redes neuronales. Además, las sustancias producidas modulan la expresión de ciertos genes.
LA MICROBIOTA EN LA CAVIDAD ORAL
Después, reseña Ramón de Cangas el papel que tiene la microbiota presente en la cavidad oral: La cavidad bucal está compuesta por muchas superficies, cada una de las cuales está cubierta por un gran número de bacterias, una especie de biofilm bacteriano. Cada vez hay más pruebas de que la microbiota oral contribuye a las dos enfermedades orales más comunes en el ser humano, la caries dental y las enfermedades periodontales, importantes factores de riesgo para afecciones como los tumores, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, entre otras.
A su vez, este dietista-nutricionista e investigador de IFAL llama la atención este experto sobre el hecho de que la cavidad oral es un portal de entrada para los virus y bacterias del entorno, lo que la convierte en uno de los hábitats más densamente poblados del cuerpo humano.
LA MICROBIOTA ÍNTIMA
Por otro lado, Ramón de Cangas habla de la microbiota íntima o vaginal, mayormente compuesta por lactobacilos que ayudan a proteger de las infecciones y relacionada con la concentración de estrógenos, según incide.
Va cambiando a lo largo de la vida de la mujer, según sus fases (adolescencia, embarazo, y menopausia). Está muy relacionada con la microbiota intestinal y, de hecho, subraya que el intestino constituye su reservorio principal, al tiempo que destaca que la microbiota vaginal asegura una buena salud de la vagina.
Ahora bien, le preguntamos en este sentido por qué, por ejemplo, si una mujer toma antibióticos, puede presentar infecciones y su relación con la microbiota. Explica que este medicamento no solo barre con las bacterias que resultan ser un patógeno, sino también con las que habitualmente colonizan y protegen a la zona. Cuando se toman antibióticos que le afectan también a la microflora vaginal favorecen la colonización de bacterias patógenas, apostilla.
HUESOS Y MICROBIOTA, ¿QUÉ RELACIÓN EXISTE?
Se ha visto igualmente, según prosigue, que la microbiota puede de forma indirecta influir en la densidad ósea: Algunas de las sustancias producidas por la microbiota pueden modular la función de la propia actividad ósea, ayudando a mantener la densidad ósea en los individuos adultos.
Es más, mantiene que el eje intestino-hueso podría estar conectado, existiendo cada vez más una mayor evidencia de que podría existir una asociación entre la microbiota y la salud ósea: Las líneas de investigación actuales sugieren, aunque son pocas, que la microbiota intestinal podría estar implicada en el metabolismo óseo.