MADRID, 27 Ago. (EDIZIONES) -
¿Cómo logramos ver? Es más complejo de lo que pensamos. A grandes rasgos, la luz entra al ojo y al llegar a la retina (conos y bastones) provoca una reacción química que produce, a su vez, un impulso nervioso que, por el nervio óptico, llega a la corteza cerebral donde se transforma en una imagen.
"El ojo es el receptor de luz y el cerebro es el procesador que transforma los impulsos nerviosos en imágenes. El proceso es el siguiente: las células visuales (conos y bastones) sintetizan unos pigmentos, llamados 'opsinas' que se unen a la vitamina A, que obtenemos de la dieta, y así forman la 'rodopsina'. Cuando la 'rodopsina' entra en contacto con la luz se convierte en un impulso nervioso que va al cerebro, por el nervio óptico, donde se convierte en imagen", explica en una entrevista con Infosalus el doctor Mariano Royo, responsable del Servicio de oftalmología del Hospital Universitario San Rafael de Madrid.
Así, incide en que cuanta más luz hay, más rodopsina se consume, y si la luz es demasiada, las células visuales no son capaces de resintetizar suficiente cantidad de opsinas para completar el ciclo visual.
¿Por qué nos cuesta ver cuando hay mucha luz, o incluso se nos queda una sensación de neblina después si de repente tenemos poca luz? El doctor Royo señala en este punto que cuando hay mucha luz, las células visuales sintetizan menos opsinas para que no haya deslumbramiento; y, al revés, cuando hay poca luz las células visuales sintetizan mucha cantidad de opsinas para aprovechar la poca luz existente.
"Este es el motivo por el que, si estamos en un lugar oscuro, y hemos acumulado muchas opsinas, al salir a la luz del día, se generan gran cantidad de impulsos nerviosos que se traducen en deslumbramiento y cuando entramos a un lugar oscuro, desde otro con mucha luz, tardamos un tiempo en adaptarnos a esa oscuridad hasta que sintetizamos suficientes opsinas para poder generar la suficiente cantidad de impulsos nerviosos", añade el especialista.
Es más, el responsable del Servicio de oftalmología del Hospital Universitario San Rafael de Madrid mantiene que no podemos ver en la oscuridad porque si no hay suficiente luz que entre en contacto con las opsinas no se producirán los impulsos nerviosos suficientes para provocar imágenes.
¿QUÉ ES LA MIOPÍA NOCTURNA?
En este contexto, el oftalmólogo recuerda qué es la miopía nocturna, un efecto que se produce por un mecanismo de sobreacomodación del cristalino, como consecuencia de las condiciones de poca luminosidad.
"El cristalino humano normal se relaja para ver de lejos y se esfuerza para ver de cerca. En condiciones de iluminación escasa es más complicado ver los detalles. Es entonces cuando entra en juego la acomodación. El cristalino se esfuerza para ver los mejor los detalles que están lejos en vez de relajarse. En ese esfuerzo, adopta la forma de enfocar de cerca en vez de la de enfocar de lejos. Además, la pupila se dilata para recibir más luz, lo que disminuye la profundidad de foco", detalla este experto.
Con ello, incide en que, si unimos el esfuerzo del cristalino, que debería estar relajado, y la dilatación de la pupila, tenemos una miopía en una persona no miope, o un aumento de la miopía en una persona que ya era miope.
¿TODAS LAS PERSONAS VEMOS DE LA MISMA MANERA?
Aquí recuerda el doctor Royo, preguntado sobre si las personas vemos de la misma manera, que "sí y no", y se explica: "Sí, a que la luz entra de la mima manera en todos los ojos; y no, a que veamos las imágenes de la misma manera".
Es decir, precisa que todas las personas recibimos la luz por el ojo, y esta se transforma en imagen en el cerebro. "Pero ni todos los ojos (receptores) son iguales, ni mucho menos son iguales los cerebros (procesadores) de las personas", aclara.
Destaca en este sentido el oftalmólogo del Hospital San Rafael de Madrid que un ojo normal puede ser parecido entre las personas, pero no existen dos cerebros iguales. "Por lo que el procesado de las imágenes tiene un componente subjetivo muy importante. Eso es lo que hace que aun no viendo una imagen completa sepamos de qué se trata", añade.
Pone el ejemplo de que si sabemos leer no hace falta que veamos toda la palabra para saber que pone, o simplemente viendo parte de una figura sabemos de qué se trata, siempre y cuando la tengamos datos anteriores para reconocerla. "La visión necesita de funciones cerebrales superiores para poder interpretar las imágenes que recibimos", sentencia este experto.