MADRID, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
Si has sido noctámbulo toda tu vida y las mañanas son tu pesadilla, puedes echarle la culpa a una mutación genética de todas esas noches. Investigadores de la Universidad Rockefeller, en Nueva York, Estados Unidos, han descubierto que una variante del gen CRY1 ralentiza el reloj biológico interno --llamado reloj circadiano-- que normalmente dicta cuando tenemos sueño cada noche y cuando estamos listos para despertarnos.
Las personas con la variante "noctámbula" de este gen tienen un ciclo circadiano más largo que la mayoría, lo que les hace permanecer despiertas más tarde, como se informa en un artículo publicado este jueves en 'Cell'.
"Comparado con otras mutaciones que han sido vinculadas a trastornos del sueño en familias individuales en todo el mundo, éste es un cambio genético bastante impactante", afirma el autor principal, Michael W. Young, profesor y jefe del Laboratorio de Genética en Rockefeller. Según la nueva investigación, la mutación puede estar presente en hasta una de cada 75 personas en algunas poblaciones.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades estadounidenses estiman que entre 50 y 70 millones de adultos en Estados Unidos tienen un trastorno de sueño o de vigilia. Estos problemas --que van desde el insomnio hasta la narcolepsia-- pueden predisponer a las personas a enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad y la depresión.
Las personas que se auto-categorizan como noctámbulos son a menudo diagnosticados con trastorno de la fase del sueño retrasada (DSPD, por sus siglas en inglés). Su ciclo de sueño-vigilia de 24 horas se retrasa, lo que les hace estar más enérgicas mucho la mayoría de la gente se ha quedado dormida.
Ir a la cama tarde tiene sus desventajas: la mayoría de las personas con DSPD se ven obligados a despertarse antes de que sus cuerpos les digan que ya han dormido lo suficiente con el fin de llegar al trabajo o a la escuela a tiempo, lo cual les genera no sólo insomnio durante la noche, sino también fatiga durante el día.
El laboratorio de Young ha estudiado el reloj circadiano durante más de tres décadas, identificando una serie de genes implicados en mantener a las moscas, los seres humanos y otros animales en su horario a la hora de comer y dormir. Para averiguar si las mutaciones de los genes circadianos conocidas estaban vinculadas a la DSPD, Young --junto con la investigadora asociada Alina Patke, coautora del nuevo documento-- colaboró con los investigadores del sueño del 'Weill Cornell Medical College', en Nueva York, Estados Unidos.
Los investigadores pidieron a los sujetos implicados en el estudio que pasaran dos semanas en un laboratorio que estaba aislado de todas las señales sobre la hora del día, comiendo y durmiendo cada vez que se les tendía a hacer. Los científicos también recogieron células de la piel de cada persona.
La mayoría de la gente siguió un ciclo de sueño-vigilia de aproximadamente 24 horas cuando se pone en un entorno de libre elección. Sin embargo, un sujeto de DSPD que atrajo el interés de los autores no sólo se quedó despierto hasta tarde, sino que tuvo un ciclo de unos 30 minutos más. Además, también se retrasaron los cambios en la temperatura corporal y las hormonas que tienen ciclos junto con el reloj circadiano --incluyendo la melatonina, que ayuda a regular el sueño--.
"Los niveles de melatonina empiezan a aumentar alrededor de las 9 o 10 de la noche en la mayoría de las personas --explica Young--. En este paciente DSPD, no ocurre hasta las 2 o 3 de la mañana". Cuando los investigadores examinaron el ADN del paciente DSPD, destacó una variante; una mutación en CRY1, un gen que ya había sido implicado en el ciclo circadiano.
UNA PROTEÍNA, MÁS ACTIVA EN EL SÍNDROME DE LA FASE DE SUEÑO RETRASADA
En un reloj circadiano sano, un puñado de genes se enciende y se apaga durante un ciclo de 24 horas. La proteína fabricada por CRY1 es normalmente responsable de suprimir algunos de estos genes durante ciertas partes del ciclo. Pero Young y Patke descubrieron que la mutación identificada en el paciente hacía que la proteína CRY1 estuviera más activa de lo habitual, manteniendo otros genes del reloj desactivados durante un periodo de tiempo más largo.
Los investigadores estudiaron a otros miembros de la familia del paciente y descubrieron cinco familiares que compartían la mutación en CRY1. Todos ellos tenían también signos de DSPD, o una historia de problemas persistentes de sueño. Luego, el equipo de Young se dirigió a grandes bases de datos genéticas de todo el mundo para determinar la prevalencia de las mutaciones de CRY1.
Con un colaborador en Turquía, identificaron a muchas familias no relacionadas y decenas de personas turcas con la mutación CRY1. Después de contactar con ellos y realizarse entrevistas y cuestionarios, los científicos pudieron confirmar que 38 personas con la mutación tenían alteraciones en el comportamiento del sueño, mientras que ninguno de sus familiares sin la mutación CRY1 registraba patrones de sueño inusuales.
Finalmente, después de recurrir bases de datos genéticas más grandes para las mutaciones CRY1, el grupo de Young calculó que hasta una de cada 75 personas de ascendencia europea no finlandesa porta al menos una copia de la mutación DSPD. La mutación es dominante, lo que significa que tener sólo una copia de ella puede causar un trastorno del sueño.