MADRID 3 May. (EUROPA PRESS) -
Las nuevas reglas para reducir los niveles altos de testosterona en atletas femeninas con diferencias en el desarrollo sexual "se arriesgan a establecer un precedente no científico para otros casos de ventaja genética", advierte un grupo de expertos en un artículo publicado en 'The BMJ'.
En un editorial, Cara Tannenbaum, de la Universidad de Montreal, en Canadá, y Sheree Bekker, de la Universidad de Bath, en Reino Unido, argumentan que la profesión médica "no define el sexo biológico o la función física solo por los niveles séricos de testosterona" y dicen que las regulaciones "cuestionan la evidencia y ética benevolente que subyace en la práctica médica".
Las regulaciones, propuestas por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) en 2018, establecen que las mujeres deben tener un nivel de testosterona en sangre de 5 nmol/L o menos en todo momento para poder competir. Se basan en el argumento de que las mujeres con niveles altos de testosterona y sensibilidad a los andrógenos tienen una ventaja de rendimiento sobre sus pares. Si las mujeres están por encima de este nivel, deben reducirlo con un tratamiento hormonal.
La corredora sudafricana, Mokgadi Caster Semenya, quien ganó medallas de oro olímpicas en 2012 y 2016, y se le prohibió participar en competiciones internacionales durante casi un año por tener niveles de testosterona por encima del umbral, ha impugnado la legalidad de la nueva regla basada en la falta de evidencia científica de que los niveles de testosterona mejoran sustancialmente el rendimiento deportivo.
Como tal, la IAAF ha retrasado la implementación de las regulaciones hasta que se determine su legalidad; lo cual se espera para el próximo 26 de marzo. Tannenbaum y Bekker argumentan que los niveles de testosterona en sangre varían naturalmente en hombres y mujeres, con una superposición particular entre los atletas de élite de pista y de campo.
NO HAY ASOCIACIONES DIRECTAS ENTRE TESTOSTERONA Y MEDALLAS
También señalan que no se pueden determinar las asociaciones directas (causales) entre los niveles de testosterona y la obtención de medallas, y que probar la sensibilidad a los andrógenos en los atletas "también es problemático, ya que no existen pruebas de laboratorio válidas y reproducibles para detectar la sensibilidad a los andrógenos".
La escasez de datos científicos reproducibles sobre el efecto de la testosterona en la velocidad durante los eventos de pista y campo plantea un desafío adicional, dicen. "En su esencia, las regulaciones de 2018 buscan identificar a los atletas cuya asignación sexual de por vida como mujer y la identidad de género como niña o mujer no coinciden con un nivel de testosterona sérica femenina impuesta de 5 nmol/L o menos", escriben Tannenbaum y Bekker.
"El efecto de estas políticas en los individuos, las sociedades e incluso la ciencia médica tiene implicaciones de gran alcance", advierten. "Si se necesita más ciencia para desarrollar una medida objetiva de la sensibilidad de los andrógenos, hay que contactar con las organizaciones de investigación de salud para que cumplan con este mandato --aconsejan--. Mientras tanto, la complacencia en torno a la regulación de la testosterona de IAAF 2018 para las mujeres con diferencias en el desarrollo sexual pone en peligro un precedente no científico para otros casos de ventaja genética".