MADRID, 3 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los seres humanos, como la mayoría de los mamíferos, necesitan las interacciones sociales para vivir y desarrollarse. Los procesos que los impulsan a relacionarse requieren una toma de decisiones cuya maquinaria cerebral se desconoce en gran medida. Para descifrar este fenómeno, los investigadores han estudiado los mecanismos neurobiológicos que entran en juego cuando dos ratones entran en contacto mediante el aprendizaje de una tarea.
Las neuronas vinculadas al sistema de recompensa son las responsables de motivarnos a interactuar con nuestros semejantes, según una investigación realizada por un equipo de la Universidad de Ginebra (UNIGE), en Suiza, cuyos resultados permitirán estudiar fisiológicamente las posibles disfunciones de estas neuronas en enfermedades que afectan a las interacciones sociales, como el autismo, la esquizofrenia o la depresión.
Observaron que la motivación para invertir en una interacción social está estrechamente ligada al sistema de recompensa, a través de la activación de las neuronas dopaminérgicas, según publican en la revista 'Nature Neuroscience'.
La interacción social es una parte integral de nuestra vida cotidiana, aunque la intención de interactuar con los demás requiere un esfuerzo para actuar. Los investigadores se preguntaban por qué lo hacemos y cuál es el mecanismo que subyace a la motivación que sentimos para relacionarnos con los demás.
Para identificar qué circuito neurobiológico es la base de la interacción social, el equipo de la UNIGE, miembro del Centro Nacional de Competencia en Investigación (NCCR) Synapsy, observó lo que ocurre en el cerebro de ratones que buscan el contacto con su congénere.
"Para observar qué neuronas se activan durante la interacción social, enseñamos a los ratones a realizar una tarea sencilla que les permite entrar en contacto con sus congéneres", explica Camilla Bellone, profesora del Departamento de Neurociencia Básica de la Facultad de Medicina de la UNIGE y directora del NCCR Synapsy.
Se colocaron dos ratones en dos compartimentos diferentes y separados por una puerta. Cuando el primer ratón pulsaba una palanca, la puerta se abría temporalmente, lo que permitía establecer contacto social con el segundo ratón a través de una rejilla.
"A medida que avanzaba el experimento, el ratón comprendía que tenía que pulsar la palanca para unirse a su compañero. Con esta tarea, podemos medir el esfuerzo que los ratones están dispuestos a realizar para entablar una interacción con sus congéneres", continúa Clément Solié, investigador del equipo de Camilla Bellone.
Utilizando electrodos, midieron la activación de las neuronas. "Descubrimos que la interacción entre dos ratones, de forma similar a otras recompensas naturales, provocaba la activación de las neuronas dopaminérgicas, que se encuentran dentro del sistema de recompensa", explica Camille Bellone.
Estas neuronas liberan dopamina -la llamada molécula del placer- que es crucial para varios comportamientos motivados. "Lo más interesante es que, mientras que durante las primeras sesiones las neuronas dopaminérgicas se activan cuando los ratones interactúan con el congénere, en cuanto el ratón aprende la asociación entre la pulsación de la palanca y la interacción, la actividad de las neuronas dopaminérgicas precede a la recompensa", continúa Benoit Girard, investigador del Departamento de Neurociencia Básica.
"Del mismo modo, si el ratón presiona la palanca pero al final la puerta no se abre, se produce una caída repentina de la actividad de las neuronas dopaminérgicas, lo que indica una gran decepción en el ratón -añade Camilla Bellone--. Esta señal de predicción es el sustrato neural del aprendizaje y es crucial para la motivación social".
Varias enfermedades psiquiátricas como el autismo, la esquizofrenia o la depresión se caracterizan por sus disfunciones sociales y en algunos de estos pacientes se describen déficits de motivación social. Gracias a este estudio, los científicos saben ahora que estas dificultades pueden ser el resultado de disfunciones en el sistema de recompensa y, más concretamente, a nivel de las neuronas dopaminérgicas. "Ahora podremos utilizar estas neuronas como objetivos para encontrar tratamientos para estas enfermedades", afirma Benoit Girard.
Además, el sistema de recompensa está en la base de la aparición de comportamientos adictivos. "Si el uso excesivo de las redes sociales podría secuestrar el sistema dopaminérgico y estar en la base de los comportamientos desadaptativos hacia las redes sociales es una hipótesis interesante que ahora puede ponerse a prueba", señala Camilla Bellone.