MADRID, 18 May. (EDIZIONES) -
Es habitual entre los más pequeños de la casa jugar a dar vueltas, algo que les divierte pero a la vez les inquieta y, previsiblemente, un aspecto sobre el que nunca nos hemos preguntado qué es lo que realmente pasa y que vamos a intentar descubrir en este artículo.
Para ello, pedimos ayuda al doctor Emilio Domínguez Durán, vocal de Otoneurología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL-CCC), quien explica que, cuando damos vueltas, todo empieza por que se estimula el oído interno, uno de los órganos que participa en la percepción del equilibrio.
"Si, por ejemplo, giramos hacia la izquierda, nuestro cerebro se basa en la estimulación que se produce en el oído interno para, de forma refleja, mover los ojos a la derecha y así poder mantener la mirada fija en lo que estuviésemos mirando. Además, si estamos de pie, pueden flexionarse y contraerse músculos posturales para mantener el equilibrio. Todo esto es un reflejo; es automático", afirma.
Además, el doctor en Medicina y especialista del Hospital Quironsalud Infanta Luisa, de Sevilla, subraya que se trata de un mecanismo que funciona bien con giros pequeños, por ejemplo de 90 grados, pero no tan bien con giros más amplios: "Si damos vueltas y vueltas y vueltas, este sistema de control ocular y postural se corrompe y nos mareamos: perdemos durante unos segundos el control ocular y realmente vemos que las cosas dan vueltas y nos falla el control de las piernas para quedarnos de pie".
Eso sí, este otorrinolaringólogo, precisa que este mareo no está relacionado con el mareo que sentimos en muchas ocasiones al ir en barco o en el coche. "Es diferente. Este tipo de mareos en vehículos se produce porque en estos el cerebro espera obtener una información del oído interno que no es congruente con la información visual", agrega.
En cuanto a si este mareo que surge al dar vueltas es perjudicial para nuestra salud, responde que no, y fundamentalmente porque pasa rápido. Ahora bien, puntualiza este experto que las personas con mareos que se prolongan en el tiempo tienen una disminución de su calidad de vida y, además, tienen un aumento de su riesgo de caídas, y consecuentemente de fracturas, por lo que en estas personas sí se perjudica su salud.
Es curioso el caso de los bailarines o de los patinadores artísticos, capaces en muchas ocasiones de dar vueltas sobre sí mismos sin marearse, ¿por qué esto es así? El doctor Domínguez indica que todo es gracias al entrenamiento, donde se ejercitan mecanismos cerebrales habituativos y adaptativos que impiden el mareo.
¿POR QUÉ NOS MAREAMOS AL LEVANTARNOS?
Otra de las situaciones habituales y por las que nos mareamos es al levantarnos, y además cuando lo hacemos rápidamente ¿Qué sucede en estos casos? El doctor Domínguez Durán aclara que este mareo no es lo mismo que cuando damos vueltas sobre nosotros mismos y dice que habría en este sentido varios motivos por los cuales una persona puede marearse cuando se incorpora.
"El más frecuente es uno llamado 'hipotensión ortostática'. Cuando estamos tumbados, nuestra presión arterial es menor que cuando estamos incorporados. Si la incorporación ocurre muy bruscamente es posible que los mecanismos que se encargan de elevar la presión arterial no sean lo suficientemente rápidos, y la presión arterial no pueda elevarse convenientemente y nos mareemos unos segundos. Esto es más frecuente en personas que toman antihipertensivos", aclara.
Aparte, y sobre si esta sensación puede prolongarse en el tiempo por alguna enfermedad, el miembro de la SEORL afirma que sí, y que prácticamente cualquier enfermedad que afecte al oído interno puede provocarlo, si bien celebra que en la actualidad existen tratamientos curativos o paliativos para estas patologías.
Preguntado también sobre el hecho por el que nos mareamos al ir en bici, este otorrinolaringólogo subraya que por ejemplo esto puede suceder en personas con insuficiencia vestibular bilateral, o en una persona durante la recuperación de una neuritis vestibular, y por la que puede presentar dificultades para montar en bicicleta. "En las personas sanas esto ocurre porque es muy difícil alcanzar grandes aceleraciones angulares en una bicicleta; en otras palabras, la bicicleta no gira muy rápido sobre sí misma", sentencia.