MADRID, 15 Abr. (EUROPA PRESS) -
La piel es el espejo del alma y de nuestro estado de ánimo también en muchas ocasiones. La piel está estrechamente relacionada con nuestro cerebro, contiene muchísimas terminaciones nerviosas por lo que muchas emociones y sensaciones se manifiestan a través de la piel.
¿Por qué nos sonrojamos entonces? Según explica la dermatóloga Andrea Combalia, autora de 'Piel Sana in corpore sano' (Grijalbo), nos ponemos 'rojos' cuando tenemos vergüenza o nos sentimos arrepentidos, aunque todo depende de la persona como casi todo en esta vida.
"El cerebro y la piel están súper conectados y dependiendo de estas emociones tenemos unas reacciones u otras y podemos ver este enrojecimiento. Depende también de los vasos sanguíneos de la piel, de lo que les cuesta dilatarse o no, y también del color de la piel de la persona. Una oscura no dejará entrever tan claro el sonrojo", aclara la especialista en una entrevista con Infosalus.
Así, indica que el rubor es consecuencia de un aumento del flujo de sangre en los vasos sanguíneos de nuestra piel: "Sonrojarse es habitual y nos ocurre a todos, aunque resulta mucho más evidente en personas de fototipo claro. En las personas con piel clara hay una cierta transparencia de la epidermis que nos permite apreciar el aumento del flujo de sangre en los capilares sanguíneos de la dermis. Por el contrario, en personas de tez morena el rubor puede ser casi imperceptible".
Con ello, insiste que nos ruborizamos al sentir vergüenza porque se dilatan los vasos sanguíneos de la dermis y aumenta el flujo de sangre hacia nuestra piel, lo que produce un notable cambio de color en la superficie, que suele acompañarse de una sensación de calor en la zona.
"¡Es una reacción totalmente involuntaria! Forma parte del lenguaje no verbal y de algún modo denota incomodidad o arrepentimiento. Puede aparecer también como respuesta ante otras emociones como la culpa, la ansiedad, o el nerviosismo y experimentamos algo similar cuando tenemos calor, realizamos deporte y sube nuestra temperatura corporal", aclara la dermatóloga.
¿POR QUÉ ME PONGO ROJO AL HACER DEPORTE?
Por ello, según argumenta, también se ponen rojos los mofletes al hacer deporte o roja la cara: "Cuando practicamos deporte el ritmo cardíaco se acelera para llevar el oxígeno más rápido a los músculos, de ahí que aumente nuestra temperatura corporal. El calor que se genera con el ejercicio hay que eliminarlo. ¡Debemos evitar subidas peligrosas de temperatura corporal!".
Eso sí, subraya que el enrojecimiento de la cara es una respuesta normal a la actividad física y lo mismo ocurre cuando tenemos mucho calor. Con ello, resalta en el libro que el sonrojo es una reacción "temporal y pasajera" que no se debe confundir con la cuperosis, una patología por la que el rubor suele permanecer y requiere de tratamientos con dispositivos como el láser o la luz pulsada.