Una nueva técnica reduce las complicaciones postoperatorias en la cirugía del cáncer de próstata

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Publicado: miércoles, 22 marzo 2023 7:03


MADRID, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -

Cirujanos alemanes han demostrado que un pequeño cambio técnico en la cirugía mínimamente invasiva del cáncer de próstata puede reducir a más de la mitad una de las complicaciones postoperatorias más frecuentes como es la acumulación de líquido linfático en la pelvis.

La técnica, presentada en el Congreso anual de la Asociación Europea de Urología, que se celebra en Milán (Italia), consiste en crear un pequeño colgajo en el peritoneo y unirlo a la pelvis. De este modo se crea una vía para que el líquido linfático salga de la pelvis hacia el abdomen, donde puede absorberse más fácilmente.

Alrededor del 10 por ciento de los pacientes cuyo cáncer de próstata y ganglios linfáticos se extirpan mediante cirugía mínimamente invasiva asistida por robot requieren tratamiento para los síntomas causados por la acumulación de líquido linfático en la pelvis, lo que se conoce como linfocele. El linfocele también puede observarse en casi un tercio de los pacientes cuando se les somete a una revisión sistemática, sin que informen de síntomas.

Los síntomas incluyen sobreinfección, dolor en la pelvis, presión en la vejiga y piernas hinchadas debido a la compresión de las venas. Si no se trata, el linfocele sintomático puede provocar infecciones graves o trombosis venosa profunda.

Drenar un linfocele puede llevar de tres días a tres semanas, y el tratamiento sólo se completa cuando el líquido deja de acumularse. Para algunos pacientes, esto requiere una estancia en el hospital.

El especialista en urología Manuel Neuberger, del Centro Médico Universitario de Mannheim y la Universidad de Heidelberg, afirma el linfocele es grave. "Cuando acaban de regresar a casa tras una operación de cáncer, lo último que necesitan los pacientes es volver al hospital con este tipo de complicaciones, que por desgracia son bastante frecuentes", comenta.

"Si el drenaje no soluciona el problema, en casos excepcionales el tratamiento final consiste en crear una abertura artificial en el peritoneo, que da salida a la linfa para que deje de estar atrapada en la pelvis. Al tratarse de un paso tan sencillo, ¿por qué no crear un colgajo de serie para prevenir la enfermedad desde el principio? --se preguntó--. Los estudios anteriores sobre la técnica no habían sido concluyentes, así que diseñamos un ensayo más amplio y sólido para asegurarnos de que nuestros resultados fueran estadísticamente significativos".

En el ensayo participaron más de 550 pacientes y cuatro cirujanos diferentes que trabajaban en el Centro Médico Universitario de Mannheim, a los que sólo se informó de si se iba a someter a un paciente a un colgajo peritoneal una vez finalizado el resto de la operación.

Los pacientes también fueron distribuidos aleatoriamente entre los dos grupos --con colgajo o sin él-- teniendo en cuenta otros factores que podían aumentar el riesgo de linfocele, como la diabetes, el grado de extirpación de los ganglios linfáticos, si tomaban anticoagulantes y el cirujano que realizaba la operación. Los pacientes fueron sometidos a seguimiento durante los seis meses siguientes a la operación.

Durante los seis meses de seguimiento, sólo 10 pacientes del grupo del colgajo peritoneal habían desarrollado un linfocele sintomático, frente a 25 del grupo de control. En el momento del alta, 20 pacientes del grupo del colgajo presentaban linfocele asintomático, frente a 46 del grupo de control. Durante el seguimiento, esta cifra había aumentado a sólo 27 en el grupo del colgajo, pero a 74 en el grupo de control.

El profesor Philip Nuhn, catedrático de Urología del Centro Médico Universitario de Mannheim, que dirigió la investigación, afirma que "el uso del colgajo peritoneal redujo la incidencia del linfocele del nueve por ciento a menos del cuatro por ciento. Ahora lo utilizamos como nuevo estándar en Mannheim, y esperamos que tras estos resultados se convierta en práctica habitual también en otros lugares", confía.

El profesor Jochen Walz, de la Oficina de Congresos Científicos de la EAU y del Centro Oncológico del Institut Paoli-Calmettes de Marsella (Francia), explica que "la mayoría de los problemas en estas operaciones están relacionados con la extirpación de los ganglios linfáticos, más que con la cirugía de próstata en sí. La extirpación de los ganglios linfáticos nos permite ver si el cáncer se ha extendido, por lo que es importante hacerla, sobre todo ahora que la cirugía se utiliza principalmente en pacientes de mayor riesgo".

En su opinión, "la creación de un colgajo peritoneal es un procedimiento sencillo, pequeño, fácil y rápido que se realiza en unos cinco minutos. Es totalmente seguro y este ensayo ha demostrado que puede reducir sustancialmente las complicaciones, por lo que no hay razón para que los cirujanos no lo hagan ahora de forma estándar", asegura.

"Los ensayos controlados aleatorios para evaluar cambios técnicos en cirugía son muy difíciles de realizar, pero este estudio ha demostrado que son posibles y eficaces --destaca--. Es una buena noticia para los cirujanos y para los pacientes, que se beneficiarán de mejores resultados".

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