MADRID, 27 Jul. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Investigación Ferrier de la Universidad Victoria de Wellington (Te Herenga Waka) y del Instituto Malaghan de Investigación Médica (Nueva Zelanda), así como del Instituto Peter Doherty de Infección e Inmunidad (Australia), han desarrollado una vacuna basada en ARNm capaz de dirigir y estimular eficazmente respuestas inmunitarias protectoras contra el parásito 'Plasmodium', causante de la malaria, en modelos preclínicos, según publican en la revista 'Nature Immunology'.
Gavin Painter, catedrático del Instituto de Investigación Ferrier, afirma que se trata de un enfoque distintivo, ya que el equipo ha aprovechado años de investigación previa del catedrático Bill Heath, de la Universidad de Melbourne, en el Instituto Doherty, y del catedrático Ian Hermans, del Instituto Malaghan.
"Gracias a esta sinergia, pudimos diseñar y validar un ejemplo de vacuna de ARNm que funciona generando células de memoria residentes en el hígado en un modelo de malaria --afirma--. Esto demuestra el enorme potencial de la tecnología del ARN para resolver algunos de los mayores problemas sanitarios del mundo y la creciente capacidad y experiencia en el desarrollo de vacunas de ARNm aquí en Nueva Zelanda y Australia".
El enfoque de la investigación colaborativa que investiga un nuevo objetivo para la malaria se centró originalmente en vacunas basadas en péptidos. Sin embargo, en 2018, el equipo cambió su enfoque y comenzó a investigar vacunas basadas en ARN, una decisión que, hasta ahora, parece haber dado sus frutos con el reciente éxito de la tecnología de ARN en el desarrollo de vacunas.
"Mientras que nuestras exitosas vacunas basadas en péptidos contra la malaria solo contienen pequeños fragmentos proteicos de una proteína de la malaria, las vacunas de ARNm codifican una proteína completa de la malaria --indica la doctora Lauren Holz, investigadora de la Universidad de Melbourne en el Instituto Doherty y coautora del artículo--. Esto es un verdadero punto fuerte porque significa que podemos generar una respuesta inmunitaria más amplia y esperemos que más protectora".
Para aumentar la protección, la vacuna de ARNm se ha combinado con un adyuvante -desarrollado originalmente en los Institutos Malaghan y Ferrier para inmunoterapias contra el cáncer- que actúa sobre las células inmunitarias específicas del hígado y las estimula. Este ingrediente adicional ayuda a localizar la respuesta de la vacuna de ARN en el hígado, un lugar clave para impedir que el parásito se desarrolle y madure en el organismo.
"Cuando el parásito entra por primera vez en el torrente sanguíneo, viaja hasta el hígado, donde se desarrolla y madura antes de pasar a infectar las células sanguíneas, que es cuando aparecen los síntomas de la enfermedad", explica el doctor Mitch Ganley, investigador postdoctoral del Instituto de Investigación Ferrier y coautor del estudio.
"A diferencia de la vacuna COVID-19, que actúa neutralizando anticuerpos, nuestro enfoque único se basa en las células T, que desempeñan un papel fundamental en la inmunidad --prosigue--. En concreto, un tipo de célula T denominada célula T de memoria residente en el tejido, que detiene la infección palúdica en el hígado para detener por completo la propagación de la infección".
La doctora Holz afirma que la principal ventaja de esta vacuna es que no se ve afectada por la exposición previa al paludismo. "Muchas vacunas contra la malaria que se están probando han funcionado muy bien en modelos animales o cuando se administran a personas que no han tenido malaria antes, pero no funcionan bien cuando se administran a personas que viven en regiones donde la malaria es endémica --subraya--. En cambio, nuestra vacuna sigue siendo capaz de generar células inmunitarias protectoras específicas del hígado y proporcionar protección incluso cuando los modelos animales han sido preexpuestos a la enfermedad".
El equipo de investigación trabaja ahora para llevar la vacuna a ensayos clínicos en humanos, lo que esperan que lleve varios años.