MADRID, 20 Ene. (EDIZIONES) -
Cualquier hora del día, en cualquier época del año, es buen momento para proteger nuestros ojos de la radiación solar ultravioleta. Dentro del espectro electromagnético de la luz, hay una franja de longitud de onda visible, y otras no visibles, como la infrarroja o la ultravioleta.
"La radiación ultravioleta puede ejercer efectos nocivos sobre determinados tejidos como la piel y los ojos, por lo que hay que protegerlos incluso en invierno. Determinadas condiciones climáticas propias del otoño, o del invierno, como la lluvia, la niebla, o las nubes bajas, pueden tener cierto efecto protector de dicha radiación, pero las nubes altas no protegen, por lo que un día nublado puede darnos una falsa seguridad de protección solar", advierte en una entrevista con Infosalus la doctora Sara Llorente González, especialista en Oftalmología de la Clínica Universidad de Navarra.
Así, indica que la protección solar se puede realizar, durante todo el año, mediante gafas de sol homologadas, lentes de contacto con filtro de protección ultravioleta, y llevando gorra o sombrero adaptado a la actividad que se realice en cada momento (playa, montaña, deporte).
GAFAS DE SOL, TAMBIÉN EN INVIERNO, Y TAMBIÉN LOS NIÑOS
"Por supuesto que las gafas de sol están también indicadas en invierno. Hemos de proteger nuestros ojos de la radiación solar ultravioleta directa, pero también de la indirecta, como la reflejada en superficies como la nieve, para evitar la fotoqueratitis o ceguera de la nieve", agrega la especialista de la Clínica Universidad de Navarra.
En el caso de los niños, la doctora Llorente precisa que estos se caracterizan por tener algunas estructuras oculares aún inmaduras (en formación) y más transparentes, la pupila ligeramente más grande de manera fisiológica, y una escasa aversión a la luz, permitiendo que la radiación ultravioleta penetre en mayor cantidad y más profundamente, hasta estructuras internas oculares. "Por tanto, los ojos de los niños son más vulnerables a dicha radiación ultravioleta, y deberíamos protegerlos adecuadamente, incluso en invierno", añade.
Las gafas de sol no se pueden olvidar, a juicio de la doctora Zoraida del Campo, directora del Servicio de Oftalmología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, aunque se muestra consciente de que la fuerza del sol y la incidencia es diferente en invierno, impacta menos.
Recuerda que las gafas se dividen en diferentes grados, según la capacidad de absorber las radiaciones, y en verano se pueden usar las de un nivel 3, mientras que siempre en la montaña las de categoría 4; "pero en ciudad con un nivel 2 es suficiente", apunta. "Entonces, si estamos al aire libre por el sol, y vamos a la montaña o a esquiar, hay que emplear las de categoría 4 siempre. Hay que proteger a los ojos con gafas siempre", remarca la doctora Del Campo.
¿LA CREMA SOLAR DEBEMOS PONERLA TAMBIÉN EN LOS OJOS?
Después, sobre las zonas en las que debemos emplear la crema solar fotoprotectora, la oftalmóloga de la Clínica Universidad de Navarra subraya que se trata de un producto sanitario con filtro de protección ultravioleta para uso cutáneo (sobre la piel), que debe aplicarse en el cuerpo o la cara, incluso alrededor de los ojos, pero evitando el contacto con ellos, ya que su composición puede producir irritación ocular.
Ahonda más sobre este aspecto la doctora Zoraida del Campo, directora del Servicio de Oftalmología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, quien apunta que crema solar hay que echársela en los párpados, igual que en el resto de la cara.
"Es la piel más fina de todo el cuerpo. Las cremas faciales ya tienen protección y hay contornos de ojos con protección solar y en invierno nos podemos relajar más que en verano, pero salir a la calle siempre con protección por lo menos de 30, y los párpados igual que el resto de la cara. En verano ya hay que pasar a protecciones totales", afirma esta doctora.
EL USO DE LAS PANTALLAS Y OTROS TÓXICOS
A la hora de cuidar de nuestra vista hay otros dos temas que pueden inquietarnos en cierta medida, tales como el uso de las pantallas, hoy en día quizá excesivo, y del que la doctora Del Campo remarca que no hay nada hasta la fecha que lo relacione con el cáncer.
Ahora bien, sí advierte de que una exposición prolongada a los dispositivos electrónicos sí puede derivar en patologías como el ojo seco, en una disfunción lagrimal, o en fatiga ocular, entre otras.
"Todo esto está íntimamente relacionado con los ambientes cerrados, con las calefacciones, con los niveles de humedad bajos, y con muchas horas en la pantalla, pues en conjunto hace que nuestros ojos nos puedan doler. Hay que descansar y cada media hora que se está delante de la pantalla se debe parar. También usar lágrimas artificiales, igual que nos ponemos crema en las manos para hidratarlas o bebemos agua", añade.
A su vez, otro punto a tener en cuenta a la hora de preservar nuestra salud visual en esta época del año, según defiende la especialista del servicio de Oftalmología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona es mantener una vida saludable y evitar los tóxicos: "Al final cualquier cosa va al torrente sanguíneo y va por todo el cuerpo, que es una máquina. Cuanto más la cuidemos en general irá mejor. Hay enfermedades oculares relacionadas con una mala dieta, no el cáncer directamente, pero sí con el consumo de alcohol, de tabaco, y de drogas", concluye la doctora.