¿Qué ocurre con el virus respiratorio sincitial o VRS, responsable de las bronquiolitis? ¿cómo se presenta el otoño?

Archivo - Niño enfermo en la cama, madre tomando la temperatura. Termómetro.
Archivo - Niño enfermo en la cama, madre tomando la temperatura. Termómetro. - ARTISTGNDPHOTOGRAPHY/ ISTOCK - Archivo
Actualizado: lunes, 4 octubre 2021 12:08

   MADRID, 4 Oct. (EDIZIONES) -

   El virus respiratorio sincitial o VRS es bien conocido por los pediatras desde los años 50. Es el causante de las famosas, y también latosas, bronquiolitis en la infancia, especialmente en los dos primeros años de vida, y sobre todo durante los meses de otoño y de invierno; pero desde que llegó la COVID-19 todo ha cambiado un poco.

   Entrevistamos en Infosalus al presidente de la Sociedad Española de Neonatología (SENEO), al doctor Manuel Sánchez Luna, quien aclara que, generalmente, y una vez superados los dos años de edad, este germen es responsable en las edades posteriores de cuadros respiratorios más leves, como resfriados o catarros.

   En concreto, apunta el también neonatólogo jefe del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y profesor de la UCM, que entre el 60 y el 70% de las infecciones respiratorias que se registran en el primer año de vida son debidas al VRS, y gran parte de las del segundo año también.

   "Se llama bronquiolitis a la primera infección respiratoria sobre los bronquios más distales, los que se encuentran más cerca del pulmón. Se le denomina así porque afecta a las vías respiratorias altas, y poco a poco provoca inflamación y daño en las células que tapizan la tráquea y los bronquios, provocando su muerte y obstruyendo de esta forma los bronquios pequeños. Estas células muertas y la reacción inflamatoria hacen que los bronquios se estrechen y provoquen dificultad para respirar. El virus que con más frecuencia provoca este cuadro es el VRS", explica el experto.

   Además, el VRS se caracteriza por ser "muy contagioso", según advierte, ya que se transmite en superficies durante bastante tiempo: "Pasa de unas personas a otras con mucha facilidad. No provoca inmunidad permanente. Podemos llegar a infectarnos hasta dos veces en la misma estación por este virus y tiene carácter epidémico".

   De hecho, el pediatra resalta que el mayor número de casos ocurre en los meses fríos de otoño-invierno, desde el mes de octubre normalmente, hasta descender y ser "prácticamente anecdótico" en el mes de marzo.

¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO CON LA PANDEMIA DE COVID-19?

   Ahora bien, recuerda que en 2019 tuvo lugar el brote epidémico clásico, si bien en 2020, inmersos en plena pandemia de COVID-19, se empezó a ver que su incidencia cayó en todo el mundo debido al predominio de la infección por SARS-CoV-2.

   "Cuando hay un virus muy prevalente compite con los otros y los desplaza. Después también han colaborado en la disminución de casos todas las medidas de higiene, que en el pasado año se llevaron al extremo durante el cierre del país, un periodo en el que los niños no fueron a la guarde, se extremaron las medidas de higiene con el empleo de las mascarillas y con el lavado de manos, que es fundamental a la hora de prevenir la infección, aparte por supuesto de que no se viajó, no circuló el VRS porque no se le dejó y, por tanto, desapareció", sostiene.

   Eso sí, en verano, en torno a junio del 2021, se empezaron a ver casos que en otro año cualquiera nunca se hubieran visto porque se relajaron las medidas de higiene, se empezó a viajar más, de forma que al final se registraron más casos en esa época. "Este año ha sucedido lo mismo, hasta el punto de que con el término del verano se ha registrado un aumento espectacular de los casos", resalta el pediatra.

   Por ello, cree que para esta próxima temporada de frío, con las reentradas a los colegios de forma presencial, se espera una epidemia como la de todos los años, "o incluso mayor" porque apenas ha circulado el virus y hay muchos niños y personas de riesgo sin anticuerpos frente al VRS; un hecho que en su opinión también sucederá con el virus de la gripe.

   "Por eso hay que lanzar un mensaje de precaución, especialmente para los grupos de riesgo, a quienes se aconseja administrar la profilaxis antes que otros años, en octubre, y se vigile la epidemiologia de la enfermedad y se extremen las medidas de higiene", insiste el presidente de la SENEO.

   Precisamente, recientemente la Asociación Española de Pediatría ha recomendado la vacunación frente a la gripe a los menores de 5 años, ya que teme "un aumento de la incidencia de la gripe este otoño-invierno", una vacunación que igualmente justifica en "la retirada de las medidas de contención frente a la COVID, así como en la ausencia de estímulos inmunológicos por la falta de exposición a los virus gripales en la pasada temporada".

MENORES DE DOS AÑOS Y DE RIESGO

   Aquí el presidente de la SENEO destaca que la infección por VRS suele ser problemática en los menores de dos años, pero especialmente entre los menores de 3 meses, así como en los niños de riesgo y en las personas de edades más avanzadas. "En los adultos no provoca grandes problemas, salvo en los ancianos y en los más pequeños, donde puede dar lugar a neumonías", apostilla el doctor Sánchez Luna.

   De hecho, dice que son niños de riesgo en este sentido los prematuros, especialmente en el primer año de vida, muchos de los cuales desarrollan displasia broncopulmonar, de manera que cuando se infectan por el VRS presentan infecciones graves o muy graves que pueden aumentar el riesgo de tener la necesidad de ingresar en el hospital o incluso de fallecer.

   También representan un grupo de riesgo frente a la infección por VRS los niños con cardiopatías congénitas, o menores con enfermedades donde no se movilizan bien las secreciones respiratorias o con problemas de inmunidad, como los síndrome de Down, los pequeños con fibrosis quística, así como en el caso de algunas enfermedades neuromusculares.

   "Todos estos niños presentan mucho riesgo de que la bronquiolitis se transforme en una patología que requiera de hospitalización. En la población normal entre el 2- 4% de los casos así lo precisan, pero este porcentaje se multiplica por cuatro o por seis en la población de riesgo. Por tanto, estos deben seguir unas medidas especiales de prevención", agrega.

   El doctor lamenta en este punto que, en la actualidad, las bronquiolitis por VRS representan la causa más frecuente de hospitalizaciones en España. "Esta infección si es muy aguda puede conllevar hospitalización, incluso el ingreso en la UCI, o el fallecimiento del bebé si es de riesgo", aclara.

   Además, resalta que hay un porcentaje de niños que durante sus primeros dos años de vida generan sibilancias de repetición tras padecer una bronquiolitis, de forma que los bronquios quedan con reactividad ante otros procesos respiratorios y, a veces, fruto de estímulos no infecciosos padecen episodios repetidos de dificultad respiratoria, lo que se conoce como 'sibilancias de respiración'.

PREVENCION

   A la hora de prevenir un contagio de VRS el doctor alerta de las guarderías, "donde los contagios son muy altos", y también sobre aquellos menores que tienen hermanos que van al colegio.

   Advierte igualmente sobre los ambientes de tabaquismo en familia, o de la poca higiene en general en las habitaciones, así como de la importancia, como se ha visto en esta pandemia, de la higiene de manos frecuente. Resalta también la lactancia materna, "que protege extraordinariamente de las bronquiolitis graves".

   Todas estas medidas se recomiendan sobre todo en grupos de riesgo, prosigue el presidente de SENEO, donde deben estar de alguna manera más protegidos en este sentido. No obstante, celebra que estos casos de riesgo se suelen tener bastante controlados en nuestro país, al emplearse en ellos tratamientos preventivos con anticuerpos monoclonales, y antes de que empiece la pandemia de VRS, en torno a un mes antes.

   Entre los síntomas a atender en este sentido, el neonatólogo jefe del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y profesor de la UCM apunta a la edad del niño, de forma que cuanto más pequeño, más hay que vigilar; la presencia de fiebre a partir de los 37,5 o 38 grados centígrados; la dificultad para respirar porque en estos casos respiran más deprisa, se les hunden las costillas; y lo más importante a su juicio es que no quieren o no pueden comer porque les cuesta trabajo.