Las olas de calor pueden aumentar la probabilidad de convulsiones en personas con epilepsia

Archivo - Mujer sudando en la calle por el calor. - PHEELINGS MEDIA/ISTOCK - ARCHIVO

MADRID, 16 Sep. (EUROPA PRESS) -

Un nuevo estudio de la University College de Londres en Reino Unido ha descubierto que las olas de calor pueden aumentar la probabilidad de convulsiones por epilepsia ya que se registraron más convulsiones mediante el electroencefalograma durante las olas de calor en comparación con el período sin olas de calor.

La investigación, publicada en 'Brain Communications', utilizó pruebas de electroencefalografía intracraneal (icEEG), donde se insertan pequeños electrodos en la sustancia del cerebro para medir los impulsos eléctricos, para rastrear la actividad cerebral de nueve pacientes evaluados para el tratamiento quirúrgico de la epilepsia resistente a medicamentos en el Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía, en los meses de verano (mayo-agosto) de 2015-2022.

Las pruebas genómicas mostraron que ninguno de los participantes tenía epilepsias genéticas conocidas que ya están asociadas con el empeoramiento de las convulsiones durante las olas de calor.

Los nueve pacientes que participaron en el estudio tuvieron, por casualidad, registros iceEEG tomados durante olas de calor espontáneas en Londres, lo que permitió a los investigadores examinar directamente su actividad cerebral durante períodos de clima inusualmente caluroso.

Los investigadores luego compararon estos datos con grabaciones iceEEG tomadas a los pacientes durante períodos sin olas de calor, mientras se aseguraban de que todas las demás condiciones (aparte de la temperatura) permanecieran iguales.

El equipo registró toda la actividad eléctrica anormal de cada participante durante cuatro segmentos de 10 minutos, dentro y fuera de las olas de calor. También registraron todas las convulsiones.

Descubrieron que, en general, se registraron más convulsiones mediante el electroencefalograma durante las olas de calor en comparación con el período sin olas de calor. Mientras tanto, tres pacientes también tenían más actividad eléctrica cerebral anormal además de las convulsiones durante las olas de calor.

"Nuestra investigación muestra que para algunas personas con epilepsia, en particular aquellas con epilepsias más graves, las temperaturas ambientales más altas aumentan la probabilidad de tener convulsiones. Este es un hallazgo importante, que proporciona una de las primeras evidencias de que, para algunas personas que ya tienen epilepsia, las temperaturas más altas observadas durante las olas de calor pueden empeorar su condición", declara el autor principal, el profesor Sanjay Sisodiya, del Instituto de Neurología Queen Square de la UCL.

"Esta información es importante para el cuidado de las personas con epilepsia y también para los esfuerzos más amplios encaminados a garantizar que las personas con epilepsia puedan mantenerse a salvo a medida que cambia el clima", añade.

El tamaño de la muestra del estudio actual es relativamente pequeño debido a que el iceEEG no se realiza comúnmente y una ola de calor tuvo que haber ocurrido, por casualidad, durante el registro. Sin embargo, el equipo ahora espera realizar un estudio prospectivo más amplio y actualmente se están recopilando datos.

"A pesar del tamaño limitado de la muestra del estudio, nuestros hallazgos siguen siendo valiosos en el contexto del cambio climático. A medida que aumentan las temperaturas globales y los fenómenos meteorológicos extremos se vuelven más frecuentes, es fundamental comprender los efectos de las olas de calor en la actividad cerebral", afirma el profesor Sisodiya.

El profesor Sisodiya dirigió recientemente una revisión de 332 artículos publicados en todo el mundo que exploraron esa escala de efectos potenciales del cambio climático sobre las enfermedades neurológicas.

Los investigadores descubrieron que el efecto del cambio climático sobre los patrones meteorológicos y los fenómenos meteorológicos adversos probablemente afecte negativamente la salud de las personas con enfermedades cerebrales, como accidentes cerebrovasculares, migrañas, Alzheimer, meningitis, epilepsia y esclerosis múltiple. La nueva investigación se suma a este análisis.