MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las variaciones en los genes de los recién descubiertos receptores olfativos del almizcle y el olor de las axilas se suman a un creciente conjunto de investigaciones que sugieren que el sentido del olfato de los humanos se está volviendo gradualmente menos sensible, según un nuevo estudio publicado en la revista 'PLOS Genetics'.
Según explica los investigadores Sijia Wang, de la Academia China de Ciencias, y Joel Mainland, del Centro de Sentidos Químicos de Monell, en Estados Unidos, cada persona experimenta los olores a su manera: el mismo aroma puede ser agradable, demasiado intenso o incluso indetectable para diferentes narices. Los científicos pueden combinar estas diferencias en la percepción de los olores con la genética de una persona para descubrir el papel de los distintos receptores olfativos.
En el nuevo estudio, los investigadores analizaron los genomas de 1.000 chinos Han para encontrar variaciones genéticas relacionadas con la forma en que los participantes percibían 10 olores diferentes. Luego repitieron el experimento con seis olores en una población étnicamente diversa de 364 personas para confirmar sus resultados.
El equipo identificó dos nuevos receptores, uno que detecta un almizcle sintético utilizado en fragancias y otro para un compuesto del olor de las axilas humanas.
Los participantes eran portadores de diferentes versiones de los genes de los receptores del almizcle y del olor de las axilas, y esas variaciones genéticas afectaban a la forma en que la persona percibía los olores.
En combinación con los resultados publicados anteriormente, los investigadores descubrieron que las personas con las versiones ancestrales (la versión compartida con otros primates no humanos) de los receptores del olor tienden a calificar el olor correspondiente como más intenso.
Estos resultados apoyan la hipótesis de que la sensibilidad del sentido del olfato de los humanos y de otros primates se ha degradado con el tiempo debido a los cambios en el conjunto de genes que codifican nuestros receptores olfativos.
El análisis genético también identificó tres asociaciones entre los genes de los receptores del olfato y olores específicos que los científicos habían reportado previamente. Estos estudios anteriores incluían principalmente participantes caucásicos. Los nuevos resultados obtenidos en poblaciones de Asia oriental y de otros países sugieren que la genética subyacente a la capacidad de detectar olores se mantiene constante en personas de distintos orígenes.
Los autores explican que "los escaneos de todo el genoma identificaron nuevas variantes genéticas asociadas a la percepción de los olores, lo que apoya la hipótesis de que el repertorio de receptores olfativos de los primates ha degenerado con el tiempo".