MADRID, 16 Abr. (EUROPA PRESS) -
Neurocientíficos del 'NYU Langone Medical Center' de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos, han descubierto cómo la poderosa hormona cerebral oxitocina actúa sobre las células cerebrales individuales para incitar comportamientos sociales específicos, como enseñar al cerebro materno a responder a las necesidades de los bebés. Este hallazgo podría conducir a entender mejor cómo utilizar la oxitocina y otras hormonas para tratar los problemas de comportamiento resultantes de la enfermedad o el trauma en el cerebro.
Hasta ahora, la oxitocina --a veces llamada la 'hormona del placer'-- ha sido mejor conocida por su papel en la inducción de la atracción sexual y el orgasmo, la regulación de la lactancia materna y la promoción del apego materno-infantil. Pero no se conocían sus palancas precisas para el control de los comportamientos sociales.
"Nuestros hallazgos redefinen la oxitocina como algo completamente diferente a una 'droga del amor'; más bien como un amplificador y supresor de las señales neuronales en el cerebro", dice el investigador principal del estudio, Robert Froemke, profesor asistente en 'NYU York Langone' y su Instituto Skirball de Medicina Biomolecular.
"Hemos encontrado que la oxitocina sube el volumen de la información social procesada en el cerebro. Esto sugiere que podría ser usada algún día para tratar la ansiedad social, el rastorno de estrés postraumático, los trastornos del habla y del lenguaje e, incluso, problemas psicológicos derivados del abuso infantil", añade este autor del estudio, cuyos resultados se publican en la edición digital de este miércoles de 'Nature'.
En experimentos en ratones, Froemke y su equipo aplicaron oxitocina a células receptoras únicas en el lado izquierdo de la corteza del cerebro y encontraron que la hormona controla el volumen de la "información social" procesada por las neuronas individuales, frenando así las llamadas señales excitatorias o inhibitorias y determinando de inmediato cómo los ratones hembra con crías repondieron a las peticiones de ayuda y atención.
En experimentos separados en ratones hembra adultos sin cachorros, y por lo tanto sin experiencia con niveles de oxitocina elevados, la adición de oxitocina extra en sus cerebros "vírgenes" llevó a estos ratones a reconocer rápidamente las llamadas de socorro apenas audibles de los cachorros de otra madre retirados recientemente de su nido. Estos ratones adultos aprendieron rápidamente a prepararse para ir a buscar a los cachorros, cogiéndolos por el cogote y devolviéndolos al nido, como si fueran las verdaderas madres de las crías.
Este comportamiento aprendido era permanente, según los investigadores, de manera que los ratones sin descendencia continuaron recuperando a las crías incluso cuando sus receptores de oxitocina fueron posteriormente bloqueados. "Fue sorprendente ver cómo la adición de oxitocina cambió el comportamiento de los animales, de forma que ratones que no saben cómo realizar una tarea social, de repente podían hacerlo perfectamente", destaca la investigadora principal del estudio, Bianca Marlin, de 'NYU Langone'.
La clave de los esfuerzos de estos investigadores para rastrear la oxitocina en las células cerebrales individuales fue el uso de un anticuerpo desarrollado en 'NYU Langone' que se une específicamente a las proteínas de los receptores de oxitocina en cada neurona, lo que permite que las células se puedan ver con un microscopio. "Nuestra investigación futura incluirá más experimentos para entender las condiciones naturales, más allá de dar a luz, en virtud de las cuales se libera oxitocina en el cerebro", agrega Froemke.