MADRID, 16 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los pacientes con depresión resistente al tratamiento tienen un riesgo de muerte un 23% mayor que otros pacientes deprimidos. Además, reciben el doble de atención ambulatoria y pasan tres veces más días hospitalizados, según un nuevo estudio publicado en la revista 'JAMA Psychiatry' por investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) y de otros centros, que concluyen que es importante identificar a los pacientes con riesgo de desarrollar depresión resistente al tratamiento.
La depresión es la principal causa de discapacidad funcional en todo el mundo. Los tratamientos más habituales son los antidepresivos o la psicoterapia. Muchos enfermos necesitan atención durante meses o años, pero una parte significativa de los pacientes nunca se recupera a pesar de dos intentos de tratamiento bien aplicados. Se trata de lo que suele denominarse depresión resistente al tratamiento.
Investigadores del Instituto Karolinska y del Centro de Investigación Psiquiátrica han examinado ahora los efectos de la depresión resistente al tratamiento en la región de Estocolmo, tanto a nivel individual como social, algo que no se había estudiado en la misma medida anteriormente.
En el estudio de observación basado en la población, los investigadores utilizaron datos de varias fuentes, entre ellas la base de datos administrativa de asistencia sanitaria de la región de Estocolmo y la Agencia Sueca de la Seguridad Social. Se incluyeron en el estudio más de 145.000 pacientes con depresión de la región de Estocolmo.
Tras identificar 158.000 episodios depresivos en estos pacientes entre 2012 y 2017, de los cuales más de 12.000 eran de naturaleza resistente al tratamiento, los investigadores pudieron extraer una serie de conclusiones sobre lo que caracteriza a los pacientes con depresión resistente al tratamiento.
"Descubrimos que el grupo resistente al tratamiento utilizaba dos veces más los recursos ambulatorios, tenía el doble de bajas por enfermedad, pasaba tres veces más días en el hospital y tenía una tasa de mortalidad un 23% mayor que los pacientes con depresión que respondía al tratamiento", afirma Johan Lundberg, profesor adjunto de Psiquiatría en el Departamento de Neurociencia Clínica y jefe de la sección de trastornos del estado de ánimo de la Clínica de Psiquiatría del Norte de Estocolmo.
También detectaron una mayor comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos, como síndrome de ansiedad, insomnio, síndrome de abuso de sustancias y autolesiones en el grupo con depresión resistente al tratamiento.
Los investigadores descubrieron que el riesgo de desarrollar depresión resistente al tratamiento podía predecirse ya en el primer diagnóstico de depresión. El factor pronóstico más importante, con diferencia, era la gravedad autoevaluada de la depresión.
"Nos beneficiaría identificar a los pacientes con riesgo de desarrollar depresión resistente al tratamiento, ya que causa mucho sufrimiento personal y es una carga para toda la sociedad", señala el profesor Johan Lundberg.
Los pacientes con depresión resistente al tratamiento tardaron una media de un año y medio en someterse a los dos intentos de tratamiento, lo que supone varios meses más de lo recomendado para evaluar la eficacia de un tratamiento contra la depresión. El profesor Lundberg afirma que una sustitución más frecuente de los tratamientos ineficaces sería probablemente de gran ayuda para este grupo de pacientes.
"Hablamos de un grupo de pacientes con un consumo sanitario importante que podría identificarse antes que hoy aumentando el uso de escalas de valoración de la gravedad de los síntomas --prosigue Lundberg--. Si nos atenemos a los resultados del estudio, su atención y tratamiento podrían mejorar si su médico sustituyera más rápidamente los tratamientos ineficaces y utilizara con más frecuencia los tratamientos recomendados para la depresión resistente al tratamiento, como el litio, de lo que ocurría en el material del estudio".