MADRID, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -
La pandemia del COVID-19 ha provocado un aumento significativo de los problemas de salud mental. Ahora un estudio piloto ha demostrado que los pacientes deprimidos que han sufrido la enfermedad responden mejor a los antidepresivos estándar que las personas que no lo han tenido.
Alrededor del 40% de los enfermos de COVID declaran haber desarrollado una depresión en los seis meses siguientes a la infección. Se cree que la inflamación causada por el COVID es la razón principal del desarrollo de la depresión. Ahora, la nueva investigación ha demostrado que alrededor del 90% de los pacientes que han padecido COVID responden a los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), un número significativamente mayor del que cabría esperar.
Este trabajo se ha presentado en la Conferencia del ECNP (Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología), que se celebra en Lisboa, y ha sido aceptado para su publicación por la revista 'European Neuropsychopharmacology'.
El investigador principal, el doctor Mario Mazza, de la Universidad San Raffaele de Milán (Italia), señala que "se sabe que la COVID ha provocado una epidemia de problemas de salud mental. La depresión posterior a la COVID es un problema grave, ya que alrededor del 40% de los pacientes desarrollan depresión en los seis meses siguientes a la infección, pero este estudio indica que los pacientes que han tenido COVID tienen más posibilidades de controlar su depresión de lo que pensábamos", resalta.
Los investigadores, del Laboratorio de Psiquiatría y Psicobiología Clínica del Profesor Francesco Benedetti en el Hospital San Raffaele de Milán, trataron a 58 pacientes que habían desarrollado depresión tras el COVID con ISRS como sertralina, paroxetina, fluvoxamina y citalopram.
Normalmente, alrededor de un tercio de los pacientes no responden a los ISRS, pero el equipo descubrió que el 91% de los que padecían depresión posCOVID respondían al tratamiento en un plazo de 4 semanas. La respuesta se midió mediante la escala estándar de valoración de la depresión de Hamilton: se consideraba que un paciente había respondido si mostraba una reducción del 50% en la escala tras 4 semanas de tratamiento.
Mazza destaca que "se trata de un estudio piloto, pero indica que la depresión post-COVID es tratable. Normalmente habríamos esperado que unos 40 de los 58 pacientes hubieran respondido positivamente al tratamiento, pero de hecho comprobamos que 53 de los 58 respondieron".
"Teniendo en cuenta las propiedades antiinflamatorias y antivirales de los ISRS, nuestra hipótesis es que la depresión post-COVID desencadenada por la infección y mantenida por la inflamación sistémica relacionada con la infección podría beneficiarse especialmente del tratamiento antidepresivo --añade--. Ahora estamos llevando este trabajo a un ensayo a mayor escala y también queremos investigar si los ISRS también pueden ayudar con otros síntomas post-COVID, como el deterioro cognitivo y la fatiga, y estudiar el papel de la inflamación en la depresión post-COVID".
La doctora Livia De Picker, de la Universidad de Amberes (Bélgica), que no participó en el trabajo, comenta que este estudio es de especial importancia para el gran grupo de pacientes y médicos que actualmente se enfrentan a los síndromes de COVID larga.
"La COVID prolongada consiste en una combinación de síntomas físicos, psicológicos y neurocognitivos persistentes tras la infección por COVID-19, que pueden presentarse de forma muy diferente en distintos individuos --prosigue--. Aunque todavía no entendemos todas las causas de la COVID larga, este estudio indica que los síntomas depresivos posteriores a la COVID responden muy bien a los antidepresivos serotoninérgicos".
"Esto no me sorprende --continúa--, ya que estudios recientes han señalado que estos compuestos también pueden proteger a los pacientes contra la enfermedad grave de COVID-19 y actualmente se están estudiando varios antidepresivos como opciones de tratamiento de COVID-19".
De Picker espera que estos hallazgos impulsen nuevas investigaciones sobre los mecanismos a través de los cuales los antidepresivos pueden ayudar contra las dolencias agudas y a largo plazo de la COVID-19.
"Y lo que es más importante --añade--, estos hallazgos subrayan la importancia de la detección y el tratamiento adecuados de los síntomas de salud mental en los pacientes que sufren problemas de salud persistentes después de haber estado expuestos a COVID-19".