MADRID, 15 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los países de África Occidental deben multiplicar por 10 sus programas de vacunación contra el COVID-19 si quieren alcanzar al menos un 60% de cobertura en 2022 y lograr la inmunidad de la población necesaria para controlar la pandemia en África y en otros lugares, según un análisis publicado en la revista de acceso abierto 'BMJ Global Health'.
En agosto de 2020, la Mesa de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Africana aprobó la Estrategia de Desarrollo y Acceso a las Vacunas COVID-19 para vacunar al menos al 60% de la población de cada país con una vacuna segura y eficaz para 2022.
Sin embargo, a pesar de que los países ricos han compartido recientemente los excedentes de vacunas, a mediados de septiembre de 2021, sólo el 3% de la población africana había recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19, en comparación con el 60% de la población de los países con ingresos elevados.
Los investigadores advierten de que esta flagrante desigualdad entraña el riesgo de que aparezcan cepas mutantes que podrían socavar la eficacia de las vacunas existentes.
El número relativamente bajo de casos confirmados de COVID-19 y de muertes en África Occidental, en comparación con otras partes del continente, parece haber creado una falsa sensación de seguridad, lo que ha dado lugar a una vacilación generalizada de la vacuna y a una baja aceptación de la inyección de COVID-19, dicen los investigadores.
La capacidad limitada de almacenamiento y distribución, la insuficiencia de personal y las deficientes infraestructuras sanitarias también han contribuido probablemente a dificultar una mayor aceptación, añaden.
Para pronosticar los niveles probables de cobertura para 2022 en los 15 países que componen la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), los investigadores analizaron la aceptación de la vacuna COVID-19 tres meses después del inicio del despliegue de la vacunación, basándose en las estimaciones de población y los datos de vacunación disponibles a nivel nacional.
La CEDEAO comprende Benín, Burkina Faso, Cabo Verde, Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Bissau, Liberia, Malí, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona y Togo. En total, 410 millones de personas, es decir, un 5% de la población mundial.
Cuando los investigadores analizaron la cobertura después de tres meses de la puesta en marcha del programa de vacunación en el bloque de 15 miembros, descubrieron que sólo el 0,27% de su población total había sido vacunada dos veces.
Sobre la base de estas tendencias, menos del 1,6% de la población total de la CEDEAO habrá sido completamente vacunada (doble dosis) después de 18 meses de despliegue de la vacunación COVID-19, estiman los investigadores.
Y para alcanzar una cobertura del 50%, 60% y 70% después de 9, 12 y 18 meses de despliegue, respectivamente, el ritmo de vacunación tendría que aumentar en 10, 7 y 4 veces las velocidades actuales, calculan.
Los investigadores esbozan lo que habría que hacer para atajar las actuales dudas sobre las vacunas y acortar el tiempo que transcurre entre la llegada de las vacunas y su despliegue, a fin de salvar vidas, más pronto que tarde.
El tiempo transcurrido desde la llegada de las vacunas (de febrero a mayo de 2021) hasta el despliegue fue tan corto como dos días en Nigeria y Togo, pero tan largo como 25 y 27 días en Liberia y Sierra Leona, respectivamente.
Los gobiernos nacionales y los socios deben adoptar estrategias culturalmente aceptables, dirigidas por la comunidad, para implementar un mensaje eficaz que destaque los pros y los contras de la vacunación, y disipe los mitos y conceptos erróneos que rodean la vacuna, sugieren.
"Dado que la confianza del público y la aceptación de la vacunación pueden mejorar si se realizan ensayos clínicos que demuestren la eficacia y la seguridad de la vacuna a nivel local, los llamamientos para que se realicen más ensayos clínicos y se fabriquen vacunas COVID-19 a nivel local en la subregión de África Occidental siguen siendo estridentes y de vital importancia", añaden.
Esto también podría tener otros efectos en cadena, sugieren. "Más allá de la ventaja del acceso a vacunas que salvan vidas, existen posibles beneficios secundarios de la investigación y el desarrollo de vacunas y de la capacidad de fabricación local, como la reducción o ausencia de costes de importación, la reducción de los requisitos de la cadena de frío y los beneficios económicos para el país anfitrión", explican los investigadores.
Considera que el establecimiento de esta plataforma también sería útil para la investigación y el desarrollo de otras vacunas dirigidas a enfermedades de importancia para la salud pública en la región como el ébola, el Lassa, el cólera, la meningitis meningocócica y, más recientemente, el Marburgo.