MADRID, 13 Nov. (EDIZIONES) -
La conjuntiva del ojo es una membrana transparente que cubre y protege a la parte blanca del ojo, aunque también participa de la formación de la lágrima y de la defensa inmunológica del ojo.
En una entrevista con Infosalus, el presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Ocular y Orbitaria (SECPOO) y coordinador del área de Oculoplastia del Centro de Oftalmología Barraquer, el oftalmólogo Gorka Martínez, explica que la conjuntiva en algunas ocasiones puede degenerarse y empezar a crecer de forma extraña, pero no maligna, dando lugar a una afección más conocida como 'pterigion' o 'la palmera'.
"Es una piel que crece en exceso hacia la córnea. Crece de forma más frecuente en la zona nasal, desde la punta del ojo interna, de la carúncula, hacia la córnea. No tiene problema en principio, si bien quizás hay personas a las que les molesta, o incluso dificulta la visión, y pueden tenerla roja. Por lo que generalmente siempre se intenta operar", aclara en una entrevista con Infosalus.
Entre sus causas, el experto subraya que "son muy variables" aunque destaca que se relacionan bastante con la exposición al Sol. En este sentido, la Acamemia Americana de Oftalmología (AAO por sus siglas en inglés) matiza que se cree que el pterigión es causado por una combinación de exposición a rayos ultravioleta (UV) provenientes del Sol, del viento o del polvo.
Desde la Clínica Oftalmológica Barraquer (Barcelona) añaden que dado que las principales causas de esta degeneración son los rayos ultravioleta procedentes del Sol y del viento, "por esta razón, esta patología es más frecuente entre los habitantes de los países trópicos, aquellos cuyas profesiones se ejercen al aire libre como los pescadores y los agricultores".
A su vez, mantiene que la edad tiene un papel importante en su desarrollo, dado que, cuanto más joven es el paciente, mayor riesgo tiene el pterigion en crecer. "Si el tejido es carnoso y grueso, mayor posibilidad de que crezca que si el tejido es plano y membranoso", mantiene.
De hecho, el doctor Martínez señala que el pterigion crece o bien en la zona nasal o lateral del ojo, pero siempre en la zona más expuesta a la luz. No obstante, esta afección es cada vez menos frecuente porque suelen operarse cuando son pequeños, porque es mejor para el pronóstico del paciente, según apostilla.
Entre sus síntomas, el responsable de Clínica Barraquer apunta que el más frecuente es la aparición de una especie de triángulo rojo en uno de los dos ojos, como una flecha apuntando desde la córnea hacia la nariz, aunque también se puede inflamar un poco a veces.
"Puede llegar a molestar, nunca llega a doler. De hecho, el 99% de pacientes desconocen que lo tienen y suele ser el oftalmólogo el que lo detecta en otras revisiones. Va creciendo muy lentamente hacia el centro de la córnea y cuanto antes se quite mejor, para hacer menos cicatriz en la córnea", valora el especialista en Oftalmología.
Ahora bien, Martínez reconoce que si uno no quiere operarse y le molesta, se suelen ofrecer a estos pacientes antiinflamatorios, aunque cuando el pterigion entra en la córnea hay que intentar la cirugía. "El uso de las lágrimas artificiales ayuda a lubricar la superficie ocular y a aliviar los síntomas de molestias. Si el pterigion se inflama y se enrojece, el uso de corticoide tópico, bajo control del oftalmólogo, está indicado", precisan desde Clínica Barraquer.
En el caso de la cirugía, el doctor Martínez subraya que ésta está indicada cuando 'la palmera' invade la córnea más de 2 milímetros, un tamaño que amenaza con ocupar su zona central, invadiendo así el eje visual y pudiendo afectar a la visión. "Si es de menor tamaño, no es necesario la cirugía, excepto si causa molestias, si se inflama a menudo, o si es por razones estéticas del paciente", puntualizan desde el centro oftalmológico.
LAS DOS TÉCNICAS QUIRÚRGICAS
Así, el experto precisa que existen varias técnicas para extirpar 'la palmera', siendo la técnica que más se practica actualmente, y la que él aconseja, la extirpación con la limpieza total del tejido en la zona, para después trasplantar en dicha zona una conjuntiva sana que se obtiene de otra área del ojo, habitualmente del área superior.
"Se quita toda la zona del pterigion y se le coloca tejido de conjuntiva de otra zona del ojo sana. Conlleva 20 minutos en total, y tiene un índice de recidiva menor al 4%", comenta el coordinador del área de Oculoplastia del Centro de Oftalmología Barraquer.
Otra forma sería resecándolo, es decir, cortando y cosiendo lo que queda, según agrega. "Son 5 minutos de intervención. La parte mala es que tras estos procedimientos es que se suele producir hasta un 40% de recidiva. Es una cirugía muy rápida y fácil, pero con escaso éxito, por lo que no la recomiendo", remarca el presidente de la SECPOO.
En cuanto a las posibles complicaciones que pueden derivar de estas intervenciones, el doctor Martínez indica fundamentalmente dos: "Una inflamación constante que debería ser tratada y muy incómoda para el paciente, pero que no conviene gravedad; y la otra que la masa vaya creciendo y situándose encima de la córnea, por lo que en un momento u otro se ha de sacar, y al hacerlo se puede producir una cicatriz en la córnea".
En última instancia, desde la Clínica Barraquer aconsejan a la hora de prevenir esta patología, que no crezca o no se inflame, el evitar que los ojos se expongan al Sol, o al viento. "Proteger los ojos utilizando las gafas solares que cubran totalmente los laterales es sumamente importante, especialmente en verano y en zonas con alto nivel de rayos ultravioleta como en la playa, en el mar o en la nieve, donde hay mucho reflejo del Sol", sentencia.