MADRID, 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las carencias en las relaciones y la falta de afecto podrían tener un papel importante en algunas de las alteraciones que sufren los pacientes con trastornos de conducta alimentaria (TCA), según ha asegurado la jefa de la Unidad de TCA del Hospital Clínico San Carlos, la doctora Marina Díaz Marsá, en las jornadas sobre TCA organizadas por el Hospital Clínico San Carlos y Aula Complutense.
La doctora ha señalado la necesidad de "ir más allá" en las TCA para saber identificar "los aspectos traumáticos, la desregulación emocional, las alteraciones del vínculo y los problemas relacionales". Estas carencias emocionales, explica, muchas veces no son culpa de los padres o de las familias, sino que "suceden sin más" y forman parte de la vida. Por ello, considera que hay que saber detectarlos para poder abordarlos y aplicar "un tratamiento personalizado e integral".
Asimismo, la experta explica que estos pacientes cuentan también con unas alteraciones neurobiológicas que predisponen a sufrir el trastorno y que, en ciertos casos, requieren de un tratamiento con fármacos asociado a un tratamiento psicoterapéutico específico.
"Cada paciente tiene una historia y una biografía distintas, por tanto, el abordaje es diferente en cada caso. El trastorno de conducta alimentaria no se cura solamente haciendo comer el paciente, hay que ir mucho más allá", ha señalado.
En este sentido, la doctora Díaz Marsá ha analizado cómo las experiencias y vínculos adversos con las figuras parentales durante la infancia aumentan "la vulnerabilidad" a desarrollar una TCA. La inseguridad en el apego, que se conoce como "apego inseguro", implica que el cuidador o la persona de referencia presente carencias.
Esta falta de afecto, aunque no tiene por qué ser intencionada por parte de los progenitores, parece tener un "efecto directo en la insatisfacción corporal" y que esto se traduzca en la psicopatología de la esfera alimentaria.
Por esta razón, la doctora Díaz Marsá ha destacado la importancia de focalizar el tratamiento de los pacientes en "la regulación de los afectos, la experiencia emocional y los problemas relacionales". Para ello es necesario establecer un vínculo "sólido" que permita mejorar el apego inseguro. "Este vínculo permite el abordaje integral de los aspectos emocionales, nutricionales, familiares y personales que permiten la remisión del trastorno", ha señalado.
La Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Clínico San Carlos ofrece terapias aplicadas como la terapia dialéctica conductual, la radical open psychotherapy, la terapia de mentalización y la terapia centrada en esquemas de imagen corporal.
"La relación que establecemos con nuestros pacientes debe portarles confianza, seguridad y validación. Nuestro trato con ellos es flexible y cariñoso, permanente,incondicional y cercano. También, por supuesto, les ponemos límites, pero siempre desde el sentido del humor y la sorpresa. Debemos sostener y apoyar a los pacientes y tratar de atajar la desnutrición y el riesgo orgánico", concluye la doctora.
LA RELACIÓN ENTRE LOS TCA Y LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
La gravedad de los trastornos de conducta alimentaria también se relaciona con el "desarrollo madurativo de la personalidad", según ha contado en su ponencia el Catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Complutense de Madrid y jefe de la Unidad de Trastornos de la Personalidad del Hospital Clínico San Carlos, el doctor José Luis Carrasco.
Muchas personas con TCA presentan trastornos de la personalidad, con una identidad difusa e inconsistente, y por ello sienten que el propio trastorno es lo que dirige el rumbo de su vida y las identifica.
En estos casos se recomienda no centrar el tratamiento en la eliminación del síntoma alimentario, sino en corregir las deficiencias y carencias emocionales que subyacen a él.