MADRID, 11 Abr. (EUROPA PRESS) -
Parkinson, una patología, considerada la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después de la enfermedad de Alzheimer en mayores de 65 años, que afecta, en un principio, a las zonas del cerebro encargadas del control y coordinación del movimiento y tono muscular y de la postura.
El Presidente de la SEGG, el docto José Antonio López Trigo, explica que “debido a su comienzo insidioso y a la heterogeneidad en su presentación clínica, especialmente en ancianos, es una patología con frecuencia infradiagnosticada”.
Destacando que “el comienzo de la enfermedad puede enmascararse con una depresión, molestias articulares, caídas o una gran apatía que confunden durante años al médico general y a veces al especialista”.
Se trata por todo ello, de una patología que afecta de forma directa a la vida diaria del paciente y de sus familiares.
En el caso de la persona mayor que padece enfermedad de Párkinson puede llegar a ser más incapacitante al coincidir con otras patologías que también afectan a la movilidad como la artrosis, enfermedades cardiorespiratorias que limitan la capacidad de realizar ejercicio físico.
Clave la detección temprana la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) insiste en la importancia de consultar al médico de atención primaria ante la aparición de los primeros síntomas: temblor y lentitud de movimientos, para que valore la necesidad de evaluación de un especialista como un neurólogo o un geriatra.
En esta línea, el doctor López Trigo advierte de que “existe un porcentaje de afectados, fundamentalmente personas mayores o muy mayores, que estando en fases iniciales de la enfermedad no consultan ante los primeros síntomas atribuyéndolos al envejecimiento”.
La incidencia del Párkinson es más frecuente en pacientes de edad avanzada, la edad media de comienzo oscila alrededor de los 65 años y se estima que afecta a más de 160.000 personas en España, y 7 millones en todo el mundo.
Además, en España se tarda una media de entre 1 y 5 años en ser diagnosticado, incluso un 19% espera más de 5 años a recibir el diagnóstico definitivo.
Esta demora supone un mayor deterioro de la calidad de vida de la persona con Parkinson.
Por ello, un diagnóstico certero y precoz es vital, ya que beneficia no sólo a la persona con Parkinson que recibirá cuanto antes un tratamiento, sino que además reduce considerablemente los costes que la enfermedad genera para el sistema sanitario.
Un abordaje multidisciplinar del paciente con Párkinson Una vez diagnosticada la enfermedad es importante el abordaje integral del paciente por varios profesionales (médico, geriatra, neurólogo, enfermero, fisioterapeuta, logopeda, trabajador social, etcétera), para así valorar de forma global todas las necesidades tanto físicas, psicológicas y sociosanitarias del enfermo de Párkinson.
Por último, hay que señalar la importancia de consultar al especialista ante síntomas no motores (problemas de memoria, alteración en el contenido del pensamiento, trastorno del estado de ánimo, dolor, dificultad para conciliar el sueño) que aparecen a lo largo de la enfermedad y que pueden llegar a ser tan invalidantes como la afectación motora.