MADRID, 23 Jun. (EUROPA PRESS) -
Investigadores han encontrado evidencia directa de que la autoinmunidad --cuando el sistema inmunológico ataca los propios tejidos del cuerpo-- desempeña un papel en la enfermedad de Parkinson, un trastorno neurodegenerativo del movimiento. Los resultados plantean la posibilidad de que la muerte de las neuronas en el Parkinson podría prevenirse mediante terapias que amortiguen la respuesta inmune.
El estudio, publicado este miércoles en 'Nature', fue dirigido por científicos del Centro Médico de la Universidad de Columbia (CUMC, por sus siglas en inglés) y el Instituto La Jolla para Alergia e Inmunología, ambos en Estados Unidos. "La idea de que un mal funcionamiento del sistema inmune contribuye al Parkinson se remonta a casi hace cien años --afirma el colíder del estudio David Sulzer, profesor de Neurobiología (en Psiquiatría, Neurología y Farmacología) en CUMC--. Nuestros hallazgos demuestran que dos fragmentos de alfa-sinucleína, una proteína que se acumula en las células cerebrales de las personas con Parkinson, pueden activar las células T implicadas en ataques autoinmunes".
"Queda por ver si la respuesta inmune a la alfa-sinucleína es una causa inicial de Parkinson, o si contribuye a la muerte neuronal y empeora los síntomas después de la aparición de la enfermedad", explica el colíder del estudio Alessandro Sette, profesor del Centro de Enfermedades Infecciosas del Instituto La Jolla de Alergia e Inmunología de La Jolla, California. "Sin embargo, estos hallazgos, podrían proporcionar una prueba diagnóstica muy necesaria para la enfermedad de Parkinson y podrían ayudarnos a identificar a individuos en riesgo o en las primeras etapas de la enfermedad", añade.
Los científicos alguna vez pensaron que las neuronas estaban protegidas de ataques autoinmunes, pero en un estudio de 2014, el laboratorio del doctor Sulzer demostró que las neuronas de dopamina (las afectadas por la enfermedad de Parkinson) son vulnerables porque tienen proteínas en la superficie celular que ayudan al sistema inmunológico a reconocer sustancias extrañas. Como resultado, concluyeron que las células T tenían el potencial de confundir las neuronas dañadas por la enfermedad de Parkinson con invasores extranjeros.
El nuevo estudio encontró que las células T pueden ser engañadas para pensar que las neuronas dopaminas son extrañas por la acumulación de la proteína alfa-sinclueína dañada, una característica clave de la enfermedad de Parkinson. "En la mayoría de los casos de Parkinson, las neuronas dopaminérgicas se llenan de estructuras llamadas cuerpos de Lewy, que se componen principalmente de una forma mal plegada de alfa-sinucleína", detalla Sulzer.
FUERTE RESPUESTA INMUNE A LOS FRAGMENTOS DE PROTEÍNAS
En el estudio, los investigadores expusieron muestras de sangre de 67 pacientes con enfermedad de Parkinson y 36 controles sanos parecidos por edad a fragmentos de alfa-sinucleína y otras proteínas encontradas en las neuronas. Analizaron las muestras para determinar si alguno de los fragmentos de proteína desencadenó una respuesta inmune. Observaron poca actividad celular inmune en muestras de sangre de los controles, mientras que las células T en las muestras de sangre de los pacientes, que habían sido aparentemente preparadas para reconocer alfa-sinucleína en exposiciones pasadas, mostraron una fuerte respuesta a los fragmentos de proteínas.
En particular, la respuesta inmune se asoció con una forma común de un gen que se encuentra en el sistema inmunológico, lo que puede explicar por qué muchas personas con enfermedad de Parkinson portan esta variante genética. El doctor Sulzer plantea la hipótesis de que la autoinmunidad en la enfermedad de Parkinson surge cuando las neuronas ya no son capaces de deshacerse de la alfa-sinucleína anormal.
"Las células jóvenes y sanas se descomponen y reciclan las proteínas viejas o dañadas -explica--. Pero ese proceso de reciclaje disminuye con la edad y con ciertas enfermedades, incluyendo el Parkinson. Si la alfa-sinucleína anormal comienza a acumularse y el sistema inmunológico no la ha visto antes, la proteína podría confundirse con un patógeno al que hay que atacar".
Los laboratorios Sulzer y Sette ahora están analizando estas respuestas en pacientes adicionales y trabajando para identificar los pasos moleculares que conducen a la respuesta autoinmune en modelos animales y celulares. "Nuestros resultados plantean la posibilidad de que puede emplearse un enfoque de inmunoterapia para aumentar la tolerancia del sistema inmune a la alfa-sinucleína, lo que podría ayudar a mejorar o prevenir el empeoramiento de los síntomas en pacientes con enfermedad de Parkinson", concluye Sette.