MADRID, 16 Ago. (EDIZIONES) -
En las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) parecen ser bastante habituales los trastornos gastrointestinales. Pero no solo eso, según Autismo España, estos problemas médicos podrían tener igualmente su repercusión a nivel conductual.
En concreto, apuntan por ejemplo a un estudio publicado en 2014 en el Journal of Autism and Developmental Disorders, en el que los autores observaron "mayor irritabilidad, aislamiento social, comportamiento repetitivo e hiperactividad en aquellos niños cuyos padres informaron de presencia de dolor abdominal, de hinchazón y de estreñimiento".
Según explica en una entrevista con Infosalus la médico especialista en Aparato Digestivo y experta en Inmunonutrición y Nutrición Silvia Gómez Senent, la microbiota intestinal en los niños con TEA es distinta, hay una menor proporción de bacterias Firmicutes y mayor de bacteroidetes en relación con los niños neurotípicos. "También es frecuente la aparición de clostridium (bacteria), en relación con los niños neurotípicos. Al igual que un descenso marcado de akkermansia (otra bacteria)", agrega.
Eso sí, la también responsable de la Unidad de Gastroenterología Integral de la Clínica de Especialidades médicas Hbn39 subraya que en la actualidad se desconoce el motivo por el que se encuentra alterada la microbiota intestinal de las personas con TEA.
Ahora bien, destaca que a día de hoy lo que sí se sabe es que entre las causas de esa disbiosis en la microbiota intestinal son la alimentación, así como la toma de distintos fármacos, o por ejemplo determinados acontecimientos perinatales, según apunta.
"Lo que vemos en la práctica clínica es que muchos de estos niños tienen problemas digestivos, y al mejorar la disbiosis mejoramos estos síntomas. En los estudios con evidencia científica se ha visto un aumento de un determinado tipo de bacterias, que secretan unas sustancias (metabolitos), pueden afectar al sistema nervioso central", agrega Gómez Senent.
Así, y entre los síntomas digestivos que pueden padecer en su día a día por las personas con TEA, y que suelen ser bastante frecuentes, la experta apunta al estreñimiento, a la distensión abdominal, así como a eructos y a ciertas intolerancias alimentarias.
Sobre si una disbiosis en su microbiota podría favorecerles trastornos del sueño igualmente, la experta subraya que sí que hay microbiota implicada en el ciclo del sueño, si bien actualmente no hay estudios que relacionen directamente las alteraciones del sueño en TEA con la disbiosis en la actualidad.
Preguntada sobre la manera en la que se puede cambiar esa disbiosis, Gómez Senent sostiene que, de manera general, "ya que cada niño es un caso particular", se debe hacer una dieta saludable, mediterránea, evitar harinas y azúcares refinados, así como hacer ejercicio, aparte por supuesto de un buen descanso.
En cuanto a si a los niños con TEA se les suele recomendar tratamiento farmacológico en este sentido, la especialista en trastornos digestivos mantiene que hay un estudio publicado en 2019 en el que se administró a un grupo de niños con TEA un probiótico versus placebo y se vio en el grupo de niños con TEA de 7-12 años, y tras 4 meses de tratamiento, una mejoría en las conductas de desafío, de oposición, o de impulsividad. "La cepa que ha demostrado eficacia es el Lactobacilus plntarum PS128, en este sentido", apostilla.
Señala a su vez que con otros probióticos que conocemos y son usados para otras patologías se puede mejorar la disbiosis que padecen los niños con TEA, así como los síntomas digestivos asociados.
"Una cosa interesante en estos niños es que hay estudios que, en comparación con niños neurotípicos, tienen aumentada la permeabilidad intestinal, es decir, el intestino es más poroso porque las uniones entre las células que forman la pared intestinal están debilitadas, y aquí también podemos mejorarles", sentencia la doctora Gómez Senent.