MADRID, 4 Jun. (EUROPA PRESS) -
El riesgo de infectarse con el SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, se reduce sustancialmente hasta 10 meses después de una primera infección, según las nuevas conclusiones del estudio 'Vivaldi', dirigido por investigadores de la University College de Londres (Reino Unido).
Para el estudio, publicado en la revista cienfícia 'Lancet Healthy Longevity', los investigadores analizaron las tasas de infección por COVID-19 entre octubre y febrero entre más de 2.000 residentes y personal de residencias, comparando a los que tenían indicios de una infección previa hasta 10 meses antes, según las pruebas de anticuerpos, con los que no habían sido infectados previamente.
Descubrieron que los residentes con una infección previa tenían un 85 por ciento menos de probabilidades de infectarse durante este periodo de cuatro meses que los residentes que nunca se habían infectado, mientras que el personal con una infección anterior tenía un 60 por ciento menos de probabilidades que el personal que no había tenido la infección antes.
Los investigadores apuntan que esto mostraba una fuerte protección en ambos grupos, pero advirtieron que los dos porcentajes pueden no ser directamente comparables, ya que el personal puede haber accedido a las pruebas fuera de la residencia, lo que hace que las pruebas positivas no se incluyan en el estudio. Además, los residentes que dieron positivo en las pruebas de anticuerpos probablemente representaban un grupo especialmente robusto, ya que habían sobrevivido a la primera oleada de la pandemia.
"Es una muy buena noticia que la infección natural proteja contra la reinfección en este periodo de tiempo. El riesgo de infectarse dos veces parece ser muy bajo. El hecho de que la infección previa por COVID-19 ofrezca un alto nivel de protección a los residentes en residencias de ancianos también es tranquilizador, dada la preocupación anterior de que estas personas podrían tener respuestas inmunitarias menos robustas asociadas al aumento de la edad. Estos resultados son especialmente importantes, ya que este grupo vulnerable no ha sido objeto de muchas investigaciones", explica la autora principal, la doctora Maria Krutikov.
Para el estudio, 682 residentes (con una edad media de 86 años) y 1.429 empleados de 100 residencias de Inglaterra se sometieron a análisis de sangre de anticuerpos en junio y julio del año pasado, tras la primera oleada de COVID-19. Alrededor de un tercio dio positivo en las pruebas de anticuerpos, lo que sugiere que habían estado infectados previamente.
A continuación, los investigadores analizaron los resultados de las pruebas de PCR de los participantes, comenzando aproximadamente 90 días después de que se tomaran las muestras de sangre para asegurarse de que las pruebas no detectaran la infección inicial. Las pruebas de PCR se realizaban una vez a la semana en el caso del personal y una vez al mes en el caso de los residentes, y se realizaban más pruebas en caso de brote. Los resultados positivos de las pruebas sólo se incluyeron si tenían más de 90 días de diferencia para asegurarse de que la misma infección no se incluyera más de una vez.
El número de empleados y residentes que se reinfectaron entre octubre y febrero fue muy pequeño. Según los resultados de las pruebas de anticuerpos, de las 634 personas que se habían infectado previamente, sólo se produjeron reinfecciones en cuatro residentes y 10 miembros del personal. Entre los 1.477 participantes que nunca se habían infectado, las pruebas de PCR positivas se produjeron en 93 residentes y 111 miembros del personal.