Escombros acumulados por la DANA, a 6 de noviembre de 2024, en Aldaia, Valencia, Comunidad Valenciana (España). - Eduardo Manzana - Europa Press
MADRID, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
El coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (AEP), Juan Antonio Ortega García, ha señalado este jueves los riesgos "inmediatos" a los que se enfrentan los menores afectados por las inundaciones provocadas por el paso de la DANA, especialmente en la Comunidad Valenciana, el territorio más afectado.
García ha explicado que en los primeros días, los mayores riesgos están relacionados con los ahogamientos, con heridas importantes, electrocuciones e incluso intoxicaciones, tal y como ha manifestado durante una sesión informativa especial organizada por la AEP, para tratar la salud física y emocional de los niños y adolescentes afectados por las inundaciones.
"Recordad que los menores de cinco años es un grupo muy vulnerable para los ahogamientos, (...) en los primeros días se incrementaron las visitas por gastroenteritis y los despeños diarréicos, sobre todo en los críos más pequeños", ha explicado.
En ese sentido, ha instado a usar agua embotellada, pues en los casos de inundaciones no siempre es posible garantizar que el suministro de agua potable sea el adecuado.
García ha recomendado que los niños eviten jugar en áreas cercanas a basureros o con grandes escombros, pues son zonas de "acopio de plagas y desarrollo para enfermedades" transmitidas tanto por mosquitos como por roedores.
La humedad y los hongos en las casas también suponen un factor de riesgo, lo que puede incrementar los cuadros respiratorios como la rinitis, faringitis, conjuntivitis, asma o bronquitis, lo que se une al hacinamiento que se puede producir durante los primeros días, lo que puede aumentar los riesgos de brotes de "microepidemias".
Durante la segunda etapa, que abarca desde las primeras semanas hasta pasados algunos meses, los menores se enfrentan a infecciones o elementos de cronicidad, mientras que estos últimos son los que más prevalecen a partir de los seis meses.
El especialista ha manifestado que "durante semanas o meses" va a haber partículas contaminantes en la zona sur de Valencia, por lo que es necesario usar mascarillas para evitar problemas respiratorios.
"En esa contaminación química también tengan en cuenta que en estos días están usando generadores o motobombas, (...) es muy importante trasladarle a la audiencia que esos motobombas, esos generadores que usan diésel o gasolina, tienen que estar afuera, a 10 o 15 metros del hogar, por la intoxicación por monóxido de carbono, ya ha habido episodios", ha añadido.
García también ha pronosticado un crecimiento de las enfermedades crónicas a partir de los seis meses, tanto a nivel gastrointestinal como respiratoria, e incluso afecciones como el infarto de miocardio o relacionadas con la salud mental.
EL IMPACTO DE LAS INUNDACIONES EN LA SALUD MENTAL
Por su parte, la coordinadora del Comité de Salud Mental de la AEP, Paula Armero Pedreira, ha señalado que lo ocurrido va a ser "un trauma" para las familias afectadas, y que los niños y adolescentes de la zona "han sufrido mucho" y van a seguir haciéndolo.
"Si todos los menores sufren, sí que quiero recalcar que luego siempre hay cierto tipo de pacientes que pueden sufrir más. Todos los pacientes que tengan una patología crónica, ya una patología de salud mental o trastornos neurológicos, o los del neurodesarrollo, el trastorno del espectro autista, esta ruptura de la rutina de su realidad impacta mucho", ha reseñado Pedreira.
A nivel psicológico, los menores pueden manifestar signos de irritabilidad, problemas de insomnio y pesadillas, rechazo de comida o peticiones de comer más de lo normal, rabia en los más mayores e incluso puede que muchos de ellos "no digan nada" para intentar "no preocupar" a su entorno.
La experta en Psicología de Emergencias y Catástrofes y miembro de la Junta Directiva de Sociedad Española de Psicología Aplicada a Desastres, Urgencias y Emergencias (SEDAPEM), Inmaculada Aragón Corvera, ha afirmado que los niños más pequeños se van a ver "sumamente influenciados" por las reacciones de los adultos que se encuentran junto a ellos, y que tendrán la necesidad de aferrarse más a sus figuras de referencia de apego.
"Si avanzamos un poco más a la edad de 6 a 11 años, vamos a ver que eso, el aumento de pesadillas también, también va a tener que aumentar los conflictos con sus iguales, que empiezan a lo mejor a estar más irascibles, más cambios de humor (...) vamos a ver que los niños, cuando están depresivos, lo manifiestan de otras maneras, con conductas más hiperactivas, más agresivas, con problemas de concentración", ha agregado.
También ha destacado que muchos de ellos no querrán volver al colegio por miedo a separarse de sus familias, y que en ellos aparecerán sentimientos de culpa a medida que se realicen preguntas 'y si', como qué habría ocurrido "si no hubiese ido mi hermano en ese momento que ocurrió la inundación, y si yo hubiese estado en otro lugar".
"(Los menores presentarán) muchas dificultades a la hora de poder retomar sus actividades, de no ser capaces de disfrutar. Los adolescentes, frente a ese aislamiento también que decía Paula, vamos a ver que aumenta la frustración, los problemas de gestionar la impulsividad", ha aseverado.
A largo plazo, existe la posibilidad de que los problemas deriven en estrés postraumáticos, con síntomas de ansiedad y depresión, por lo que ha considerado de gran importancia hablar con ellos sobre lo que ocurre pero adaptándose a su "idioma", a su desarrollo evolutivo según su edad, lo que les puede ayudar a tranquilizarse.
NECESIDAD DE UN COMPROMISO CON LA SALUD MENTAL DE LOS MENORES
El presidente de la AEP, Luis Carlos Blesa Baviera, ha expresado que, si bien los problemas físicos son los más "iniciales" y "llamativos", se debe reforzar la asistencia a la salud mental pediátrica, pues las inundaciones han dejado "huellas emocionales muy profundas" en los menores.
"Esta catástrofe ha dejado huellas emocionales muy profundas, especialmente con afectación más relevante en los niños y adolescentes, que han visto interrumpida su rutina, han perdido espacios seguros y han experimentado, muchos de ellos, el trauma de la devastación social, económica, familiar o de mortalidad a su alrededor. No podemos permitir que este impacto psicológico quede desatendido", ha declarado.
En base a ello, ha recordado que los niños y adolescentes se encuentran en una fase en la que están "formando su personalidad", por lo que pretenden crear protocolos que les hagan "más rápidos y más eficaces" en responder a sus necesidades psicológicas.