MADRID 31 Ene. (EUROPA PRESS) -
El profesor de Medicina de Emergencia y Neurología Jeff Bazarian, del Centro Médico de la Universidad de Rochester (Estados Unidos), ha apuntado que los golpes pequeños y repetidos que sufren algunos deportistas en la cabeza, como los futbolistas al golpear el balón o los jugadores de fútbol americano al golpear otro casco durante un bloqueo, son un "peligro silencioso".
Bazarian, que ha contribuido a investigaciones sobre las conmociones cerebrales, ha explicado que, aunque no se adviertan síntomas, cada golpe puede agravar el anterior. De este modo, las personas pueden experimentar disminuciones sutiles en la función neurológica, como el equilibrio, los movimientos oculares y la toma rápida de decisiones, que no son detectables por un médico, pero que pueden contribuir a largo plazo al desarrollo de enfermedades o trastornos neurodegenerativos graves.
Dado que en la actualidad hay una carencia entre los especialistas para detectar y mitigar los efectos agudos de estos golpes, investigadores de la Universidad de Rochester, la Universidad de Buffalo, la Universidad de Indiana y The Citadel, todas en Estados Unidos, van a hacer un seguimiento de los jugadores de sus equipos de fútbol para determinar qué tipo de anomalías presentan durante la temporada deportiva y cómo detectarlas con mayor facilidad.
Los participantes usarán protectores bucales con sensores especiales durante cada entrenamiento y cada partido para realizar un seguimiento de la cantidad de golpes en la cabeza y la magnitud, incluida la dirección y la fuerza, y se rastrearán las proteínas cerebrales en la sangre antes y después de los juegos.
Los investigadores someterán a los jugadores a varias pruebas antes y después de los partidos para determinar si presentan alguna anomalía sutil, así como a una tomografía de coherencia óptica. Esta técnica de obtención de imágenes no invasiva que utiliza luz para crear imágenes de la parte posterior del ojo, incluida la retina y los nervios que provienen del cerebro, ya han sido utilizada por varios de los científicos para correlacionar el número de golpes en la cabeza de jugadores de fútbol de la Universidad de Rochester con los cambios en sus retinas.
Además, utilizando una máquina para cabecear balones de fútbol, los investigadores monitorearán de cerca a los participantes que cabecean el balón en entrenamientos todos los días y compararán a los que tienen días libres entre sesiones de cabeceo. "La pregunta es, si dejamos un tiempo entre estas sesiones de golpes en la cabeza, ¿se reduce el impacto de estos golpes en estos cambios neurológicos sutiles?", se ha cuestionado Bazarian, que ha añadido que la hipótesis es que "probablemente lo hará".
Los expertos también investigarán si existe un umbral para la cantidad de golpes en la cabeza que puede soportar el cerebro antes de que se presenten anomalías. Para ello, coinvestigadores del estudio en el Boston Children's Hospital utilizarán un modelo animal para intentar comprender si existe un número umbral de golpes por debajo del cual no se produce una lesión cerebral demostrable o si todos los golpes son dañinos.