MADRID 9 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigaciones anteriores han demostrado que una mayor percepción de control personal sobre la propia vida se asocia con un mayor bienestar y una mejor salud. Las relaciones románticas están estrechamente vinculadas al control percibido; por ejemplo, las pruebas sugieren un vínculo entre el control percibido y una mayor satisfacción en la relación. Sin embargo, se sabe menos sobre cómo la pérdida de una relación puede estar relacionada con los cambios en el control percibido.
Un nuevo análisis de personas que sufrieron diferentes tipos de pérdida de relaciones sentimentales ha comprobado que estas experiencias estaban relacionadas con diferentes patrones de sensación de control a corto y largo plazo tras la pérdida, según publican en la revista de acceso abierto 'PLOS ONE'. Así, por ejemplo, tras una ruptura, las personas se sienten menos controladas pero sólo al principio, a diferencia de los viudos o los divorciados.
Para arrojar nueva luz, Eva Asselmann, de la HMU Health and Medical University de Potsdam, y Jule Specht, de la Humboldt-Universitt zu Berlín, ambas en Alemania, analizaron los datos de tres momentos de un estudio de varias décadas sobre los hogares del país. En concreto, utilizaron los resultados de los cuestionarios anuales de 1994, 1995 y 1996 para evaluar los cambios en la percepción de control de 1.235 personas que experimentaron la separación de su pareja, 423 que se divorciaron y 437 cuyas parejas fallecieron.
El análisis estadístico de los resultados del cuestionario sugiere que, en general, las personas que experimentaron la separación de su pareja experimentaron una caída en el control percibido en el primer año después de la separación, pero seguido por un aumento gradual en los años posteriores.
Después de la separación, las mujeres eran más propensas que los hombres a tener un descenso en su sensación de control, mientras que los más jóvenes tenían una mayor sensación de control en comparación con los mayores.
Las personas cuya pareja falleció tuvieron un aumento general de la percepción de control durante el primer año posterior a la pérdida, seguido de un aumento continuo de la percepción de control en comparación con el periodo anterior a la muerte. Sin embargo, en comparación con las personas mayores, los más jóvenes experimentaron más efectos perjudiciales de la muerte de la pareja en su sensación de control. El análisis no encontró ninguna relación entre el divorcio y el control percibido.
Los investigadores piden que en futuras investigaciones se haga un seguimiento de las personas que aún no han experimentado la pérdida de la relación y se evalúen los cambios en el control percibido cuando se produce la pérdida. También piden que se investiguen los mecanismos que subyacen a los cambios de control percibido tras la pérdida.
"Nuestros hallazgos sugieren que las personas a veces crecen a partir de experiencias estresantes, al menos en lo que respecta a características específicas de la personalidad --subrayan--. En los años posteriores a la pérdida de una pareja romántica, los participantes en nuestro estudio estaban cada vez más convencidos de su capacidad para influir en su vida y su futuro mediante su propio comportamiento. Su experiencia les permitió afrontar la adversidad y gestionar su vida de forma independiente, lo que les permitió crecer", concluyen.