MADRID, 5 Dic. (EUROPA PRESS) -
Las personas crédulas son menos capaces de reconocer las noticias falsas y, junto con los adultos desconfiados, son más susceptibles a los pensamientos conspirativos y a la vacilación ante las vacunas, según un estudio de la University College de Londres, Reino Unido.
Tal y como contextualiza el invesitigador Michal Tanzer en la revista 'PLOS Global Public Health' la confianza epistémica es la disposición a considerar el conocimiento comunicado por otros como significativo, relevante para uno mismo y generalizable a otros contextos. La alteración de la capacidad de confianza epistémica puede socavar el funcionamiento saludable que requiere una comprobación y actualización rápidas y eficientes del conocimiento social y ser la base de trastornos psicológicos.
En este contexto, los investigadores de la University College de Londres se propusieron investigar cómo la vulnerabilidad engendrada por las alteraciones de la confianza epistémica puede no solo afectar la resiliencia psicológica y los procesos interpersonales, sino también aspectos del funcionamiento social más general.
En concreto, los investigadores llevaron a cabo dos estudios para examinar el papel de la confianza epistémica a la hora de determinar la capacidad de reconocer noticias falsas frente a noticias reales y la susceptibilidad al pensamiento conspirativo.
Midieron dos tipos diferentes de perturbación epistémica: la desconfianza, que implica la tendencia a rechazar o evitar cualquier comunicación, y la credulidad, en la que la información se recibe sin discernimiento suficiente, lo que deja al receptor vulnerable a la desinformación o la explotación.
En los dos estudios participaron, respectivamente, 705 y 502 adultos residentes en el Reino Unido, que completaron cuestionarios en línea. Los resultados revelaron que las personas con alta credulidad tenían peor capacidad para distinguir entre noticias falsas y reales, y eran más propensas a percibir las noticias falsas como reales y a afirmar que eran falsas en relación con la COVID-19.
Además, la desconfianza y la credulidad fueron factores responsables de impulsar la relación entre la exposición a la adversidad en la infancia y la dificultad para distinguir entre noticias falsas y reales, aunque los tamaños del efecto fueron pequeños.
Los resultados también mostraron que la desconfianza y la credulidad estaban asociadas con creencias conspirativas, tanto en general como en relación con la COVID-19, así como con la reticencia a las vacunas. Aunque los autores advierten que no fue posible determinar relaciones causales, los resultados sugieren que las intervenciones de salud pública eficaces pueden tener que abordar directamente la desconfianza y la credulidad e intentar revertirlas. También son necesarios estudios futuros para explorar si los hallazgos se generalizan a las personas que viven en otros países.
"El estudio buscó explorar los procesos sociocognitivos asociados con dos de los problemas más urgentes de la salud pública mundial en la era digital contemporánea: la alarmante difusión de noticias falsas y la ruptura de la confianza colectiva en las fuentes de información. Nuestra investigación busca explorar los posibles mecanismos psicológicos que influyen en las respuestas de los individuos a la información pública", añaden.