MADRID, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las personas suelen sincronizar inconscientemente funciones corporales como los latidos del corazón y la respiración cuando comparten una experiencia, como una actuación en directo o una conversación personal, según un nuevo estudio publicado en la revista 'Cell Reports'.
Los investigadores explican que el ritmo cardíaco de los sujetos se sincroniza incluso si sólo están escuchando una historia por sí mismos, y esta sincronización sólo se produce cuando los sujetos están prestando atención a la historia.
"Hay mucha literatura que demuestra que las personas sincronizan su fisiología entre sí. Pero la premisa es que de alguna manera están interactuando y están físicamente en el mismo lugar --apunta el coautor Lucas Parra, profesor del City College de Nueva York--. Lo que hemos descubierto es que el fenómeno es mucho más amplio, y que el simple hecho de seguir una historia y procesar un estímulo provoca fluctuaciones similares en el ritmo cardíaco de las personas. Es la función cognitiva la que hace subir o bajar el ritmo cardíaco".
"Lo importante es que el oyente preste atención a las acciones de la historia --añade el coautor Jacobo Sitt, investigador del Instituto del Cerebro de París y del Inserm--. No se trata de emociones, sino de estar comprometido y atento, y de pensar en lo que va a pasar a continuación. El corazón responde a esas señales del cerebro".
Los investigadores realizaron una serie de cuatro experimentos para explorar el papel de la conciencia y la atención en la sincronización del ritmo cardíaco de los participantes. En el primero, voluntarios sanos escucharon un audiolibro de 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne.
Mientras escuchaban, su ritmo cardíaco cambiaba en función de lo que ocurría en la historia, según las mediciones del electrocardiograma (EKG). Los investigadores descubrieron que la mayoría de los sujetos mostraban aumentos y disminuciones de su ritmo cardíaco en los mismos puntos de la narración.
En el segundo experimento, los voluntarios vieron vídeos educativos cortos. Dado que los vídeos eran educativos y no presentaban variaciones emocionales subyacentes, este experimento confirmó que el compromiso emocional con la historia no jugaba ningún papel. La primera vez que vieron los vídeos, las frecuencias cardíacas de todos los sujetos mostraron fluctuaciones similares.
A continuación, los participantes vieron los vídeos por segunda vez mientras contaban mentalmente hacia atrás. En esa ocasión, la falta de atención provocó un descenso en la sincronización de las frecuencias cardíacas de los sujetos, lo que confirmó que la atención era importante.
En el tercer experimento, los sujetos escucharon breves cuentos infantiles, algunos mientras estaban atentos y otros distraídos, y luego se les pidió que recordaran hechos de los cuentos. Los investigadores descubrieron que las fluctuaciones observadas en el ritmo cardíaco de los participantes predecían su rendimiento a la hora de responder a las preguntas sobre la historia: una mayor sincronización predecía mejores resultados en la prueba. Esto indicaba que los cambios en el ritmo cardíaco eran una señal del procesamiento consciente de la narración.
Cuando los investigadores observaron los cambios en la frecuencia respiratoria, no vieron la misma sincronización entre los sujetos. Esto fue sorprendente, ya que se sabe que la respiración afecta al ritmo cardíaco.
El cuarto experimento fue similar al primero, pero incluyó tanto a voluntarios sanos como a pacientes con trastornos de la conciencia, como los que están en coma o en estado vegetativo persistente. A todos los sujetos se les presentó un audiolibro con un cuento infantil. Como era de esperar, los pacientes presentaban índices de sincronización cardíaca más bajos que los controles sanos. Cuando se examinó a los pacientes seis meses más tarde, algunos de ellos con mayor sincronización habían recuperado algo de conciencia.
"Este estudio es todavía muy preliminar, pero se puede imaginar que se trata de una prueba fácil que podría implementarse para medir la función cerebral --dice Sitt--. No requiere mucho equipo. Incluso podría realizarse en una ambulancia de camino al hospital".
Señala que se necesita mucha más validación con un mayor número de pacientes, así como comparaciones con pruebas aceptadas de la función cerebral como los electroencefalogramas y la resonancia magnética funcional. Esto es algo que su grupo sigue estudiando.
Parra afirma que este tipo de investigación también es importante para comprender la atención plena y la conexión cerebro-cuerpo. "La neurociencia se está abriendo a la idea de que el cerebro forma parte de un cuerpo físico anatómico real --apunta--. Esta investigación es un paso en la dirección de observar la conexión cerebro-cuerpo de forma más amplia, en términos de cómo el cerebro afecta al cuerpo".