MADRID 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las personas con trastorno bipolar son siete veces más propensas a desarrollar trastornos por uso de sustancias en comparación con aquellas que no tienen este diagnóstico, siendo el alcohol la sustancia más comúnmente consumida, seguida por la marihuana/cannabis, la cocaína y los opioides, según ha indicado el miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) y director médico de la Clínica López Ibor de Madrid, Ignacio Basurte.
"El uso de éstas sustancias puede empeorar los síntomas del trastorno bipolar, llevar a episodios más severos de la enfermedad e incrementar el riesgo de psicosis, suicidio y autolesiones", ha añadido Basuarte.
Por ello, en el marco del Día Mundial del Trastorno Bipolar, que se celebra el 30 de marzo, la SEPD ha querido concienciar a la sociedad y a los profesionales sanitarios sobre la "notablemente estrecha y compleja" relación entre este trastorno y las adicciones.
El trastorno bipolar es una condición de salud mental que provoca cambios inusuales en el estado de ánimo, los niveles de energía, los niveles de actividad y la capacidad de concentración de las personas, lo que puede dificultar la realización de tareas cotidianas.
Esta condición se caracteriza por la presencia y la alternancia de episodios maníacos, donde la persona se siente extremadamente 'arriba', eufórica, irritable o energizada; y de episodios depresivos, caracterizados por la tristeza, la indiferencia, la desesperanzada y, en general, la sensación de estar 'muy abajo'.
Según diversos estudios epidemiológicos, se estima que alrededor del 1-2 por ciento de la población mundial podría estar afectada por esta condición que suele tener un inicio precoz, ya que la edad de debut promedio se sitúa a los 25 años y la prevalencia más alta se encuentra en el grupo de edad de los 18 a los 29 años (4,7%).
1 DE CADA 4 PACIENTES DE CENTROS DE ADICCIONES PRESENTA EL TRASTORNO
Asimismo, según datos del Estudio Madrid sobre prevalencia y características de los pacientes con patología dual en tratamiento en las redes de salud mental y de atención al drogodependiente, realizado por la SEPD, casi uno de cada cuatro pacientes (24,3%) de centros de atención de adicciones presentan un diagnóstico de trastorno bipolar.
Además, aquellos con trastorno bipolar muestran mayores tasas de trastorno por uso de alcohol y de cocaína que aquellos sin el trastorno y tienden a comenzar a una edad más temprana el consumo de alcohol problemático en comparación con las personas sin trastorno bipolar.
"Estos hallazgos sugieren que hay una prevalencia significativa de trastorno bipolar en personas con adicciones, en comparación con la población en general. La adicción y el trastorno bipolar a menudo coexisten y se influyen mutuamente, lo que puede complicar el diagnóstico, pronóstico y tratamiento", ha afirmado Basurte.
El riesgo de caer o recaer en las adicciones en los pacientes con trastorno bipolar se da, además, en ambas fases del trastorno, tanto en la eufórica como en la depresiva.
"Durante los episodios maníacos o eufóricos las personas pueden ser más susceptibles a comportamientos de riesgo, como el abuso de sustancias, debido al aumento de la impulsividad y la sobreestimación de sus propias capacidades. Por otro lado, durante los episodios depresivos, algunos pueden recurrir al abuso de sustancias como una forma de automedicarse para aliviar sus síntomas. Por lo tanto, ambos tipos de episodios presentan riesgos significativos y requieren atención y manejo cuidadoso para prevenir el abuso de sustancias", sostiene el portavoz de la SEPD.
LA IMPORTANCIA DEL ABORDAJE DESDE LA PERSPECTIVA DE LA PATOLOGÍA DUAL
Para Basurte, el enfoque de patología dual en el abordaje y el tratamiento de esta relación entre trastorno bipolar y adicciones es "crucial" porque ambas condiciones se influencian y exacerban mutuamente.
"La patología dual reconoce la interdependencia de los trastornos y busca tratamientos que aborden ambos simultáneamente, algo que es esencial para la recuperación efectiva y sostenida de la persona", explica el psiquiatra, que señala que el abordaje de solo una condición sin tratar la otra puede resultar a todas luces ineficaz, complicar el manejo de la medicación y aumentar el riesgo de suicidio o comportamientos impulsivos.
Según el portavoz de la SEPD, este abordaje "integral y coordinado" de ambos trastornos mentales (la bipolaridad y la adicción) es beneficioso para los pacientes porque reconoce las interacciones entre ambos y cómo cada uno de ellos puede afectar el progreso del otro. "Por ejemplo, el tratamiento para la adicción puede ser modificado para tener en cuenta la sensibilidad de un paciente bipolar a ciertas sustancias o situaciones que pueden desencadenar un episodio de manía o depresión.
Además, el manejo de la medicación para el trastorno bipolar puede requerir ajustes para evitar complicaciones con el uso de sustancias. Este enfoque también enfatiza la importancia del apoyo terapéutico continuo, la educación del paciente y de la familia, y el seguimiento a largo plazo, lo cual es esencial para mejorar los resultados y reducir la posibilidad de recaídas", concluye Basurte.