MADRID, 27 Abr. (EDIZIONES) -
Según la OMS, una de cada 4-5 personas en el mundo se ve afectada por una enfermedad del cerebro a lo largo de su vida, y son la mayor causa de discapacidad. El caso es que todos queremos ser felices y para ello es importante estar sano. ¿Para lograr esto?, lo más importante es tener un cerebro sano y sí, está en nuestra mano.
Si quieres estar sano tu primera diana debe ser tu salud cerebral. Por ello, no hay que esperar a que nuestra mente sane para tener un cuerpo sano. Hay que adelantarse a ello, prevenirlo, porque una mente sana puede dar lugar a un cuerpo sano, según defiende Álvaro Pascual-Leone, catedrático de Neurología en la Escuela de Medicina de Harvard (Boston, Estados Unidos), en una entrevista con Infosalus.
Así, y con motivo de la publicación de su libro El cerebro que cura (Plataforma Actual), del que es coautor junto a Álvaro Fernández Ibáñez, fundador de Sharp-Brains, y David Bartrés-Faz, doctor en Psicología, este neurocientífico celebra que la pérdida de salud cerebral, de capacidad cognitiva, y el riesgo de enfermedades del cerebro no son inevitables.
El también director del Centro Berenson-Allen de investigación en estimulación cerebral, y de la División de Neurología del Comportamiento en el centro médico Beth Israel Deaconess, concreta que un cerebro sano no es simplemente un cerebro que no tiene enfermedad. Es un cerebro que funciona de forma óptima para la edad y las circunstancias de la persona. Es decir, es un cerebro con una función adecuada para la edad de la persona y las demandas de rendimiento de la persona, aclara.
Para ello, dice que no sólo es importante valorar cómo es el rendimiento del cerebro, sino también cómo el cerebro lleva a cabo ese rendimiento, cómo lo hace para que rindamos de esa manera. Es como con los coches, que puedan por ejemplo acelerar de 0 a 100 pero, ¿queman el motor mientras?¿Hasta cuándo serán capaces de acelerar de 0 a 100 quemando el motor?, advierte el neurocientífico.
Igualmente, subraya que un cerebro sano es también plástico, es decir, que mantiene la capacidad de ir cambiando según las necesidades y retos que se le presentan a la persona a lo largo de toda la vida. Es lo que se conoce como neuroplasticidad del cerebro, o propiedad intrínseca de éste que hace que cambie a lo largo de la vida en respuesta a toda la experiencia, influencia, pensamiento, sentimiento, insulto o lesión, por ejemplo.
Tener un cerebro sano, según Pascual-Leone, es también mantener lo que llamamos una reserva cognitiva, que el cerebro sea capaz de liberar recursos para sobrellevar retos que se le anteponen, como enfermedades. Se cultiva a lo largo de la vida manteniendo un cerebro activo.
En este punto, el catedrático de Neurología en la Escuela de Medicina de Harvard destaca que está en nuestra mano mantener un cerebro sano pero es que además considera que se trata de nuestra responsabilidad. Nuestro estilo de vida, el ejercicio, cómo dormimos, lo que comemos, los retos cognitivos que nos ponemos, son cosas que podemos controlar y modificar, y que tienen un impacto directo sobre la salud cerebral, sobre su reserva cognitiva o plasticidad, añade.
LOS 7 PILARES PARA UNA SALUD CEREBRAL
Pascual-Leone defiende así que el cerebro cambia a lo largo de nuestra vida y con esos cambios, si su función es correcta, ganamos unas capacidades y perdemos otras, vamos evolucionando, y podemos disfrutar de ello y aportar cosas valiosas a nuestro seres queridos y a la sociedad entera.
Según subraya, la evidencia sugiere que cuanto más en forma mantengamos nuestro cerebro a lo largo de toda la vida, más capacidad tendrá para ayudarnos a combatir los riesgos que puedan sobrevenir con la vejez, no sólo enfermedades, sino también eventos estresantes, tragedias o pérdidas.
Idealmente conviene empezar lo más pronto posible en nuestra vida. No esperes a ser mayor, se trata de prevenir, no de reducir o compensar daños. Pero si no le has prestado atención a tu cerebro hasta ahora, no te desesperes. Independientemente de tu edad, optimizar los 7 pilares de la salud cerebral te ayudará a tener un cerebro más sano, te protegerá de enfermedades cerebrales, aportará a tu cerebro más capacidad para combatirlas y fomentará tu salud en general, añade. Para conseguir que esto sea así, basado en la evidencia científica, él plantea:
1.-Atender a nuestro estado médico general. Necesitamos un cuerpo sano para tener un alma o cerebro sano. Hay que hacerse chequeos, acudir al médico de cabecera con regularidad, seguir sus recomendaciones y prestar atención a las condiciones y enfermedades que tengamos.
2.- Comer la cantidad adecuada de alimentos apropiados.
3.- Dormir bien y lo suficiente. La mayor parte de nosotros no duerme lo suficiente, el sueño es casi más importante para la función cerebral y cognitiva que para el reposo y el descanso.
4.- Hacer ejercicio físico regularmente.
5.- Ponernos nuevos retos para hacer un entrenamiento cognitivo de un modo constante. A medida que envejecemos hacemos las cosas cada vez mejor y nuestro cerebro se esfuerza menos. Hay que ponerse retos nuevos, hacer que el cerebro haga cosas que no son habituales para él. Aprender a cocinar o viajar, por ejemplo, pueden ser ejercicios cognitivos muy poderosos y útiles.
6.- Mantener una red de relaciones sociales rica y activa. Nuestro cerebro está programado para establecer y necesitar esas relaciones. De nuestra red social depende nuestra salud y tenemos que fomentarla.
7.- Definir y perseguir nuestros propios propósitos de vida. Nuestro cerebro tiene una propiedad de la que carecen los animales, proyectarnos en el futuro. Si uno tiene un propósito vital muy bien definido, que persigue en su día a día y por ejemplo por él duerme un poco menos o come peor, el cerebro lo perdona. Definir el propósito vital, que puede cambiar a lo largo de la vida, es esencial, aunque no se sabe por qué. Es vital para promover la salud de nuestro cerebro, sentencia Pascual-Leone.