MADRID, 16 Abr. (EUROPA PRESS) -
La precariedad en la vivienda, las dificultades económicas y las desventajas étnicas son algunos de los factores que pueden tener consecuencias negativas en el embarazo, según un trabajo de investigadores del Ayuntamiento de Birmingham (Reino Unido).
En concreto, los estadistas han examinado cómo la demografía, las privaciones y los factores de estilo de vida influyen en la probabilidad de que los bebés nazcan prematuros o demasiado pequeños, así como en la probabilidad de mortalidad neonatal.
Tal y como se publica en 'Frontiers in Public Health', estimaron que si todas las mujeres tuvieran la misma probabilidad de consecuencias negativas en el embarazo que las mujeres blancas que viven en zonas menos desfavorecidas, se podrían prevenir 211 nacimientos de bajo peso y 191 prematuros cada año en Birmingham y Solihull.
"Dentro de la población del estudio, se observaron diferencias significativas en la probabilidad de resultados adversos en el parto y en los factores de riesgo de resultados adversos en el parto según la etnia y la privación socioeconómica", apunta el doctor David Ellis, estadístico del Ayuntamiento de Birmingham y primer autor del artículo. "Estimamos que el 48 % de los nacimientos con bajo peso y el 15 % de los nacimientos prematuros no se habrían producido si todas las mujeres tuvieran el mismo nivel de riesgo que las mujeres blancas que viven en zonas menos desfavorecidas".
Los investigadores incluyeron en su conjunto de datos más de 40.000 nacimientos en Birmingham y Solihull entre octubre de 2020 y abril de 2023. En su análisis, incluyeron datos demográficos, información sobre vivienda y finanzas, así como el Índice de Deprivación Múltiple (IMD). En una escala del 1 al 5, el IMD nacional clasifica los barrios desde el más desfavorecido (1) hasta el menos desfavorecido (5). Combina datos sobre empleo, educación, salud, discapacidad, delincuencia, barreras de vivienda y entorno vital. Los resultados de cada grupo examinado se compararon con los de mujeres británicas blancas de 20 a 29 años que vivían en una zona con un IMD de 3 o más sin factores de riesgo conocidos (grupo de referencia) y que se controlaron por otros factores, incluido el tabaquismo.
"Cada zona local tiene una demografía poblacional y desafíos de salud únicos", explica Ellis. "La diversa población incluida en nuestro estudio proporciona cifras lo suficientemente altas como para investigar de forma significativa las desigualdades por etnia y su relación con la privación".
Se determinó que la etnia era un factor de riesgo significativo para todos los resultados adversos del parto examinados. Las madres sin registro de etnia presentaron las mayores probabilidades de parto prematuro, muerte fetal intrauterina y muerte neonatal. Casi todos los grupos étnicos experimentaron una mayor tasa de partos prematuros y de bajo peso al nacer que el grupo de referencia. Vivir en una zona más desfavorecida o experimentar problemas de vivienda o dificultades económicas también aumentó la probabilidad de resultados adversos. El retraso en la primera cita prenatal también aumentó la probabilidad.
Si bien el estudio no se propuso ser representativo más allá de Birmingham y Solihull y no se garantiza la transferibilidad directa de los resultados, el tamaño y la diversidad de la población del estudio podrían brindar información beneficiosa sobre regiones metropolitanas similares con comunidades grandes y diversas, concluyen los investigadores.