MADRID 26 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los residentes de cuidados a largo plazo cuyo idioma principal era un idioma distinto del inglés y el francés tenían menos probabilidades de visitar el departamento de emergencias, ser hospitalizados o morir cuando su médico de familia hablaba su idioma, según una nueva investigación del Instituto de Ciencias de Evaluación Clínica (ICES) de Canadá.
Las investigaciones han establecido que los pacientes que enfrentan barreras lingüísticas en el sistema de atención médica a menudo tienen dificultades para acceder a servicios y recibir atención de menor calidad y seguridad. Publicado en ‘BMJ Public Healt’, este un nuevo estudio examina si estas disparidades pueden atribuirse a las barreras del idioma.
En una cohorte de casi medio millón de personas que recibieron servicios de atención domiciliaria entre 2010 y 2018 en Ontario, Canadá, los investigadores definieron la "concordancia lingüística" como un paciente que recibió atención primaria de un médico de familia que hablaba su idioma.
Si bien el riesgo de visitas a los servicios de urgencias (SU), hospitalizaciones y mortalidad disminuyó para los alófonos (personas que hablan un idioma distinto del inglés o el francés) cuando recibieron atención concordante en el idioma, los resultados no fueron diferentes para los francófonos. "Curiosamente, los resultados de los francófonos no se vieron afectados por si recibieron atención primaria con lenguaje concordante o discordante", explica Michael Reaume, médico residente en medicina interna de la Universidad de Manitoba (Canadá).
"Creemos que el hallazgo se debe a que sesenta y uno por ciento de los francófonos en el estudio recibieron atención de médicos de familia francófonos. Esto significa que relativamente menos francófonos corrían el riesgo de experimentar malos resultados. Para mí, esto sugiere que políticas como la Ley de Servicios de Idioma Francés han tenido éxito en facilitar el acceso a atención lingüística concordante para la población franco-ontariana".
Entre los resultados claves del trabajo se destaca que la mayoría de los beneficiarios de atención domiciliaria eran anglófonos (80%), mientras que los francófonos (2%) y los alófonos (18%) representaban una minoría de la cohorte. Así, los alófonos que recibieron atención primaria con concordancia lingüística experimentaron menos visitas al servicio de urgencias (53% frente a 58%), hospitalizaciones (35% frente a 38%) y menos muertes durante el período del estudio (14% frente a 17%), en comparación con los que recibieron atención primaria con lenguaje discordante.
"Este estudio destaca la importancia de recopilar sistemáticamente datos lingüísticos tanto de los pacientes como de los médicos", afirma Reaume. Si bien los datos sobre el idioma de los médicos se recopilan en la mayoría de las jurisdicciones de Canadá, solo tres provincias y territorios (Territorios del Noroeste, Nueva Escocia y la Isla del Príncipe Eduardo) tienen datos sobre el idioma de los pacientes incluidos en las tarjetas sanitarias de sus residentes.
"Esta información es necesaria para permitir la comparación de pacientes con médicos que hablen su idioma preferido, y también para identificar a los pacientes que se beneficiarían de los servicios de intérpretes profesionales cuando lo primero no sea posible", matiza Reaume.