Microbiota en niños: cómo el estrés puede desestabilizar su bienestar cerebral y físico

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Archivo - Niño con estrés - SKYNESHER/ ISTOCK - Archivo
Actualizado: viernes, 28 febrero 2025 13:24

   MADRID, 28 Feb. (EDIZIONES) -

   El estrés y la microbiota van de la mano. Y en el caso de los niños, que también se estresan, puede llegar a ser determinante ese estrés o el estado de la microbiota. Ésta, concretamente se forja en el primer año de vida para asentarse hasta los 5 años aproximadamente.

   En esta carrera, las moléculas que van produciendo las moléculas de la microbiota contribuyen al desarrollo y a la maduración del cerebro infantil, según subraya la doctora María Dolores De la Puerta, experta en microbiota intestinal en su último libro 'La microbiota estresada' (HarperCollins).

    La entrevistamos en Europa Press Salud Infosalus y nos cuenta que los niños también se estresan y esto, al final, termina repercutiendo en su microbiota y, en última instancia, puede repercutir en su desarrollo.

   "Cuando nacemos nuestro cerebro está inmaduro y una de las cosas que más contribuye a la maduración del sistema nervioso son las moléculas del sistema nervioso. Pero si en los niños la microbiota está desordenada, ese proceso de maduración se puede ver comprometido", advierte la doctora De la Puerta.

CÓMO INFLUYE LA MICROBIOTA EN EL NEURODESARROLLO

   En concreto, precisa en el libro que la microbiota es fundamental para un neurodesarrollo normal, indicando que las moléculas que producen las bacterias intestinales favorecen, entre otros puntos:

   ·El desarrollo normal de la sinapsis, es decir, el espacio que hay entre el extremo final de la neurona y el principio de otra neurona; a donde se liberan moléculas, como los neurotransmisores, que permiten la comunicación entre las células del sistema nervioso.

   ·La mielinización de las neuronas, dado que la mielina, la capa que se forma alrededor de los nervios, cubriéndolos a modo de vaina o envoltura permite que los impulsos eléctricos se transmitan de manera rápida y eficiente entre las células del sistema nervioso, las neuronas.

·La diferenciación de la glía, el conjunto de células que acompañan a las neuronas, células de soporte estructural y metabólico que están tanto en el sistema nervioso central como en el periférico.

EL ESTRÉS INFANTIL ALTERA LA MADURACIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO

   Con ello, esta experta en microbiota alerta de que el estrés infantil afecta a la maduración y función del sistema nervioso, al alterar las citadas moléculas que fabrica la microbiota de los niños.

   "El estrés infantil es el conjunto de reacciones físicas y psicológicas que se producen en situaciones en las que los pequeños no son capaces ni de entender ni de controlar y que, por tanto, alteran su equilibrio general", aprecia esta doctora.

   ¿Cómo identificar que un niño está estresado? En su opinión cuando, por ejemplo, presentan una mayor necesidad de estar cerca de sus padres, presentan alteración en su comportamiento, están irritables en exceso, decaimiento, mutismo, duermen peor, cambios en hábitos alimenticios, rabietas o incluso pérdida de interés en el juego. "Pueden somatizar el estrés en forma de cansancio, de boca seca, de temblores, de dolor de cabeza o de barriga, así como en mareos", precisa la doctora De la Puerta.

   "El niño triste que se enfada, aquel con problemas para concentrarse, o que presente trastornos del neurodesarrollo más importantes. Hay mucha bibliografía que vincula el TEA o el TDA, por ejemplo, con desórdenes de microbiota; en ese contexto de origen multifactorial, y a esa neuroinflamación asociada a los desórdenes de la microbiota", añade.

EL ESTRÉS MERMA LA SALUD FÍSICA Y MENTAL DE LOS NIÑOS

   De hecho, advierte esta doctora de que durante los primeros años de vida, la exposición al estrés y un entorno infantil adverso pueden afectar "significativamente" a la salud física y mental de los menores, y contribuir "hasta en un 45% al desarrollo de enfermedades mentales en los niños, y hasta en un 30% cuando se hacen adultos si no se identifica y gestiona de manera adecuada por los mayores".

   Tal y como defiende, el papel de la microbiota intestinal en este sentido es "fundamental" a la hora de manejar las situaciones de estrés agudo a cualquier edad: "Un ecosistema fuerte favorece la actividad normal del eje intestino-cerebro, favoreciendo así la producción de moléculas como los neurotransmisores y los ácidos grasos de cadena corta, que contribuyen a estabilizar el impacto inflamatorio del estrés".

Si el estrés se mantiene, según continúa la doctora De la Puerta, la exposición continuada a un aumento del cortisol también impacta sobre la microbiota, mermando su diversidad microbiológica, lo que hace al ecosistema más inestable. "Las hormonas se disparan durante el estrés crónico y dañan de forma específica a las bacterias estabilizadoras, como el lactobacillus, permitiendo el crecimiento de otros microorganismos más proinflamatorios".

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