¿Puede un análisis de sangre en el embarazo predecir la depresión posparto?

Archivo - Depresión posparto, madre, bebé - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / MONKEYBUSINESSIMAGES

MADRID 31 Ene. (EUROPA PRESS) -

Las mujeres que desarrollan depresión posparto (DPP) pueden tener niveles característicos de esteroides neuroactivos, moléculas derivadas de la hormona progesterona, en la sangre durante el tercer trimestre del embarazo, según un nuevo estudio realizado por investigadores de Weill Cornell Medicine y la Universidad de Virginia (Estados Unidos). Estas moléculas influyen en la respuesta del cerebro al estrés y la regulación emocional.

Los hallazgos, publicados en 'Neuropsychopharmacology', sugieren que esto puede proporcionar una manera de identificar a las mujeres en riesgo de depresión posparto antes de que comiencen los síntomas, lo que permite a los médicos intervenir antes. La depresión posparto, una depresión grave que ocurre después de dar a luz, afecta al 10-15% de las nuevas madres y causa luchas emocionales que pueden afectar tanto a la madre como al niño durante años. Los síntomas incluyen dificultad para vincularse con el bebé, sentimientos de desesperanza y tristeza, fatiga, pérdida de apetito, dificultad para dormir, por nombrar algunos.

"El posparto es el único momento de la vida en el que sabemos que hay un desencadenante biológico que garantiza que un cierto porcentaje de personas enfermará", comenta la doctora Lauren Osborne , profesora adjunta de obstetricia y ginecología y de psiquiatría en Weill Cornell Medicine, quien codirigió el estudio. "Si podemos desentrañar esta biología y encontrar predictores, no solo estaremos ayudando a las mujeres, sino que también nos dará un paso adelante en el intento de encontrar predictores de otras enfermedades psiquiátricas".

La doctora Jennifer Payne, profesora y vicepresidenta de investigación en psiquiatría y ciencias neuroconductuales de la Universidad de Virginia, codirectora de esta investigación, también ha pasado años buscando la base biológica que conduce a la depresión clínica grave. "Estudiar la depresión posparto nos brinda una manera de identificar los cambios biológicos que ocurren antes de que alguien se deprima, porque el momento en que se produce la depresión posparto es predecible", agrega.

"Muchos artículos han comparado los promedios de los niveles de esteroides neuroactivos con los promedios del estado de ánimo a lo largo del tiempo, lo que solo nos dice que hay cierta correlación biológica, pero no nos ayuda clínicamente", apunta el doctor Osborne.

Para abordar esta brecha, los investigadores limitaron su estudio a 136 mujeres que no estaban deprimidas durante el embarazo y midieron los niveles de esteroides neuroactivos en sus muestras de sangre en momentos específicos durante el segundo y tercer trimestre. También realizaron un seguimiento con datos clínicos hasta nueve meses después del nacimiento. Treinta y tres participantes desarrollaron síntomas de depresión en el período posparto. "Si bien la depresión puede manifestarse en diferentes momentos durante y después del embarazo, ese inicio temprano, entre las 4 y 6 semanas, es una entidad biológicamente distinta", explica la doctora Osborne.

El estudio se centró en la hormona progesterona y su vía metabólica como posibles sospechosos de la depresión posparto. Dos esteroides neuroactivos derivados de la progesterona que parecen afectar al riesgo de desarrollar depresión posparto son la pregnanolona y la isoalopregnanolona. La pregnanolona actúa sobre el receptor GABA-A para proporcionar efectos calmantes y reducir el estrés. Por el contrario, la isoalopregnanolona interactúa con el receptor GABA-A para aumentar el estrés.

El estudio determinó que en el tercer trimestre, las mujeres que desarrollaron depresión posparto tenían una proporción pregnanolona/progesterona más baja y una proporción isoalopregnanolona/pregnanolona más alta en comparación con las que no la desarrollaron. Los niveles elevados de progesterona al final del embarazo también se asociaron con un mayor riesgo de depresión posparto, lo que indica una disminución del metabolismo de la progesterona en sus productos beneficiosos derivados. "Si pudiéramos replicar estos resultados, esto podría convertirse razonablemente en una prueba clínica que podría predecir el desarrollo de enfermedades futuras", apostilla el doctor Osborne.

Aunque no está claro por qué algunas mujeres desarrollan depresión posparto, estos hallazgos sugieren que puede haber un desequilibrio en el metabolismo de la progesterona. Cuando esto dio como resultado un exceso de progesterona o una metabolización preferencial a isoalopregnanolona en lugar de metabolitos positivos, esas mujeres tenían cuatro veces más probabilidades de desarrollar depresión posparto. Esto podría estar relacionado con la actividad relativa de dos enzimas (3a-HSD y 3*-HSD) que ayudan a convertir la progesterona en pregnanolona e isoalopregnanolona.

En la actualidad, se pueden recetar dos nuevos tratamientos, brexanolona y zuranolona, cuando se diagnostica depresión posparto. Los hallazgos del estudio abren la puerta a un posible tratamiento preventivo para mujeres embarazadas cuyos análisis de sangre revelan niveles de esteroides neuroactivos asociados con un mayor riesgo de depresión posparto.

"No sabemos si estos medicamentos funcionarían como medida preventiva para las personas que corren el riesgo de desarrollar depresión posparto, pero según nuestros hallazgos, tienen el potencial de prevenir el desarrollo de la depresión posparto", incide el doctor Osborne.

Los investigadores planean replicar sus hallazgos en un grupo más grande y más diverso de pacientes. Además, determinarán qué ocurre en la vía metabólica de la progesterona antes de que se desarrolle la depresión posparto midiendo directamente los niveles de las dos enzimas que convierten la progesterona en sus metabolitos.