MADRID, 9 Oct. (EDIZIONES) -
Sentir ansiedad en algunos momentos de la vida es común. Los síntomas habituales incluyen palpitaciones, taquicardias, sensación de ahogo, opresión en el pecho, miedo, temblores o vómitos. Sin embargo, no son los únicos.
"La despersonalización es un síntoma que puede aparecer por una crisis de ansiedad", confirma a Infosalus el presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), Antonio Cano, que reconoce, no obstante, que la despersonalización no es común. "Los síntomas de despersonalización son más infrecuentes", comenta el experto.
La sensación "equivaldría a sentirse extraño, una especie de doble yo, donde por un lado la persona se ve donde está pero por otro lado se ve o percibe sensaciones como si se estuviera desdoblando". Puede alcanzar cotas más altas. "En otras ocasiones puede ser algo más serio donde la persona no sepa quién es, cómo se llama o por qué está aquí", especifica Cano.
Sufrir estos síntomas confunde al que los padece y origina sensación de descontrol, según el experto de SEAS. "En muchas ocasiones, tienen sensación de estar volviéndose locos, cuando en realidad esto se suele producir en personas que simplemente tienen estrés", insiste Cano, que además avisa de que la persona que sufre los síntomas puede entrar en un círculo vicioso que los exacerbe.
"Cuanta más ansiedad tiene, más intensos se producen esos síntomas que le asustan. Pero cuanto más se asustan, más ansiedad y más síntomas tienen, es un círculo vicioso", especifica el presidente de SEAS.
Es precisamente aquí dónde se sitúa el foco del tratamiento. "De lo que se trata en estos casos es, en primer lugar, de calmar, porque hay que sacarle de ese círculo vicioso donde cada vez tiene más temor a esas sensaciones y esas sensaciones se producen por su propio temor, por su propia ansiedad", manifiesta Cano.
En este contexto, "hay que ayudarle calmándole y explicándole que eso no es un trastorno mental grave, que suele ser algo muy pasajero y que se produce en algunas personas y lo único que tienen que hacer es aceptarlo como algo que se está produciendo en un momento dado, pero que esa sensación no es grave y cuanta menos importancia le dé y más se distraiga con otro tema, más va a tender a remitir", según el experto.
Por el contrario, "cuanta más atención se le preste y más importancia se le dé, los síntomas cada vez se van a hacer más intensos y más frecuentes, que es lo que suele suceder en el pánico", alerta Cano. Es decir, "digamos que ahora estos síntomas se están produciendo porque te asustas, de ahí la palabra pánico, y ese pánico es el que te lleva a desarrollar en espiral esos síntomas. Pero esos síntomas, por mucho descontrol que produzcan, no son graves", agrega el presidente de SEAS.
REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA, DESACTIVACIÓN Y TÉCNICAS CONDUCTUALES, CLAVES
Cano sitúa las claves del tratamiento de la ansiedad y el pánico en la reestructuración cognitiva, la desactivación y las técnicas conductuales. En primer lugar, la reestructuración cognitiva se centra en "ayudar a entender al paciente lo que le pasa y ayudarle a reinterpretarlo de manera que no sea una amenaza grave como lo era antes y que no esté permanentemente prestando atención a ver si tiene ansiedad, a ver si le aumentan los síntomas o a ver si tiene que ir a urgencias", apunta el experto.
Por otra parte, la desactivación se puede lograr, por ejemplo, mediante la relajación, según Cano. Además, "en algunas personas que no sean capaces de relajarse pueden ayudar otras actividades, como hacer ejercicio físico, que les ayuda a recuperar la sensación de control", añade el experto.
En otras personas que no se relajan de ninguna manera y tienen mucha activación fisiológica les pueden venir bien los antidepresivos y luego las técnicas conductuales, continúa Cano. "Las técnicas conductuales están asociadas con no evitar aquello que se asocia con ese problema", clarifica el presidente de SEAS, que ejemplifica sus palabras con quien ha tenido un ataque de pánico mientras conducía y tiende a no querer conducir después.
"No es la actividad de conducir lo que ha generado ese problema y lo que lo mantiene, sino que es una asociación: sucedió cuando estaba conduciendo y entonces parece que conducir es el culpable, pero no. Y si evitas lo que va a suceder pues vas a tener una discapacidad y no vas a poder conducir", concluye Cano.