MADRID, 21 Ago. (EDIZIONES) -
El dolor torácico es un síntoma que suele crear mucha preocupación en la persona que lo sufre. Si bien puede obedecer a causas graves, es cierto que las causas son amplias y variadas. Y no todas son preocupantes.
"El dolor en el pecho puede responder a causas potencialmente mortales o a otras de menor gravedad", especifica la miembro del Grupo de Urgencias y Emergencias de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la doctora Uxia Olveira García en una entrevista con Infosalus.
En general, las causas del dolor de pecho pueden tener, según la experta, origen cardiológico, pulmonar, digestivo, musculoesquelético o psicógeno. En cuanto a las causas cardíacas, la doctora Olveira destaca infarto de miocardio, pericarditis o patología de las válvulas del corazón.
Las causas pulmonares pueden ser neumonía, tromboembolismo pulmonar o neumotórax, mientras que las digestivas se concretan en úlcera gástrica o duodenal, espasmo esofágico y reflujo gastroesofágico. La doctora también subraya traumatismos directos sobre la pared del tórax o costocondritis en las causas musculoesqueléticas y, por supuesto, la ansiedad en el apartado psicógeno.
Es importante no sólo valorar el dolor en este contexto, sino también "su duración, intensidad, localización, factores que lo modifican, síntomas asociados e irradiación a otras zonas del cuerpo", matiza la doctora Olveira. La razón hay que buscarla en que "en ocasiones, el dolor torácico presenta características similares independientemente de su causa, por lo que es fundamental una anmnesis estricta para identificar la causa que lo desencadena", insiste la experta.
Por ejemplo, el dolor cardíaco y el digestivo son "indistinguibles", según la experta, mientras que los síntomas que acompañan al cardiológico también lo hacen en los de origen digestivo. "El dolor de origen cardíaco típico suele ser opresivo, localizado en el centro del pecho que el paciente describe 'como si tuviera un peso o como si lo agarraran por dentro'", apunta la miembro del Grupo de Urgencias y Emergencias de la SEMG.
Además, "puede irradiar a brazo izquierdo o incluso a ambos, cuello o mandíbula; suele durar entre dos y quince minutos, pudiendo prolongarse en caso de infarto agudo de miocardio", agrega la doctora Olveira. Por último, "puede ir asociado a otros síntomas como palidez, sudoración o mareos".
La causa digestiva puede ser "indistinguible del dolor de causa cardiológica, tanto por su localización como por su intensidad y los síntomas acompañantes, pudiendo ser estos náuseas o sensación de plenitud gástrica", apunta la experta. Otros de los síntomas que acompañan al dolor de causa digestiva son, según la miembro de la SEMG, "regurgitación ácida o de alimentos, vómitos, tos de predominio nocturno y/o dificultad para tragar sólidos y/o líquidos".
Pero es que, además, los síntomas acompañantes del dolor torácico cardíaco y los de causa psicógena también se pueden confundir. "Sudoración, náuseas y/o vómitos, palpitaciones y disnea pueden encontrarse también cuando el dolor es de origen psicógeno, en el que los pacientes también pueden presentar además sensación de hormigueo, hiperventilación y sensación de ahogo y muerte inminente", explica la doctora Olveira.
Los de origen pleurítico y osteomuscular sí tienen rasgos diferenciadores. El dolor de origen pleurítico "suele ser punzante, localizarse a nivel costal y aumentar con la respiración o la tos", pone de relieve la experta. Sus síntomas asociados van desde "fiebre, tos y expectoración, incluso sanguinolienta, a taquicardia", completa la experta.
"Las características del dolor de perfil osteomuscular dependen de la zona de la pared torácica afectada y de la intensidad del traumatismo o el sobreesfuerzo realizado, aunque en la mayor parte de los casos se modifica con los movimientos y se reproduce con la palpación directa sobre la zona afectada", concluye la doctora Olveira.
CUÁNDO IR AL MÉDICO
La doctora Olveira no precisa cuándo un dolor de pecho debe acabar en el médico. "Teniendo en cuenta que puede presentar características atípicas respecto a las que serían habituales según la causa desencadenante sobre todo cuando se trata de pacientes con comorbilidades asociadas, como la hipertensión o la diabetes, resulta difícil, e incluso atrevido, establecer en qué momento debe o no el paciente acudir a los servicios sanitarios", matiza la experta.
Sin embargo, "ante cualquier dolor de inicio en reposo o con ejercicio físico, sin antecedente traumático previo que no se modifica con los movimientos del tórax y se acompaña de síntomas como náuseas, vómitos, palpitaciones o sudoración sería aconsejable la valoración por personal sanitario", recomienda la doctora Olveira.