Archivo - Nadando en el hielo.
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Publicado: sábado, 2 julio 2022 8:14


MADRID, 2 Jul. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del Centro de Diabetes Joslin y del Hospital Brigham and Women's (Estados Unidos) han descubierto que la exposición a temperaturas frías resolvía la inflamación inducida por la obesidad y mejoraba la sensibilidad a la insulina y la tolerancia a la glucosa en ratones obesos inducidos por la dieta.

En su trabajo, publicado en la revista científica 'Nature Metabolism', han evidenciado, además, que el proceso dependía de que el tejido adiposo marrón (grasa) (a veces considerado 'grasa buena') produjera una molécula natural llamada Maresina 2 cuando era estimulada por el frío.

Reconocido como un órgano endocrino activo porque segrega moléculas que se comunican con otros tejidos y regulan el metabolismo, el tejido adiposo marrón ayuda a disipar la energía almacenada y puede favorecer la pérdida de peso y la salud metabólica.

Uno de los mecanismos por los que la obesidad puede provocar otros problemas de salud es la inflamación crónica de bajo grado, es decir, la acumulación de células inmunitarias en los tejidos sensibles a la insulina.

La hipótesis de los científicos es que la inversión de esta inflamación crónica, conocida como resolución, podría prevenir la aparición de enfermedades relacionadas con la obesidad, incluida la diabetes, y posiblemente facilitar la pérdida de peso.

"Numerosas pruebas indican que la obesidad y el síndrome metabólico están relacionados con la inflamación crónica que conduce a la resistencia sistémica a la insulina, por lo que la interrupción de la inflamación en la obesidad podría ofrecer terapias prometedoras para las enfermedades relacionadas con la obesidad. Descubrimos que la exposición al frío reducía la inflamación y mejoraba el metabolismo en la obesidad, mediado al menos en parte por la activación del tejido adiposo marrón. Estos hallazgos sugieren una función no reconocida previamente del tejido adiposo marrón en la promoción de la resolución de la inflamación en la obesidad", explica el doctor Yu-Hua Tseng, coautor del trabajo.

En dos estudios anteriores, Tseng y sus colegas descubrieron que la exposición al frío podía activar el tejido adiposo marrón para producir mediadores lipídicos específicos que regulan el metabolismo de los nutrientes. En esta nueva investigación, los investigadores identificaron una nueva función de un mediador lipídico producido a partir de la grasa parda para resolver la inflamación.

Los científicos crearon un modelo de ratón que se vuelve obeso cuando se le alimenta con una dieta occidental típica rica en grasas. Cuando los animales fueron expuestos a un ambiente frío (alrededor de 40 grados Fahrenheit), los investigadores observaron que la sensibilidad a la insulina y el metabolismo de la glucosa de los animales mejoraron y su peso corporal disminuyó, en comparación con los animales de control mantenidos en una zona termoneutral, la temperatura ambiental en la que el cuerpo no necesita producir calor para mantener su temperatura corporal central.

Además, los científicos también observaron una profunda mejora de la inflamación, medida por la reducción de los niveles de un importante marcador inflamatorio.

"Descubrimos que la grasa parda produce Maresina 2, que resuelve la inflamación a nivel sistémico y en el hígado. Estos hallazgos sugieren una función previamente no reconocida del tejido adiposo marrón en la promoción de la resolución de la inflamación en la obesidad a través de la producción de este importante mediador lipídico", detalla otro de los autores, Matthew Spite.

Además, estos hallazgos también sugieren que la Maresina 2 podría tener aplicaciones clínicas como terapia para pacientes con obesidad, enfermedades metabólicas u otras enfermedades relacionadas con la inflamación crónica; sin embargo, la propia molécula se descompone rápidamente en el organismo. Tseng y sus colegas buscan un análogo químico más estable para su uso clínico.

El equipo señala que es posible que ya exista un atajo para mejorar la salud metabólica. Múltiples estudios en humanos muestran que la exposición a temperaturas frías suaves ha demostrado ser suficiente para activar el tejido adiposo marrón y mejorar el metabolismo, aunque los mecanismos no se conocen bien.

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