MADRID, 14 Mar. (EDIZIONES) -
El corazón, a diferencia del cerebro, del hígado, o del riñón incluso, es el motor principal del cuerpo. Se mueve y tiene que estar siempre latiendo. Tiene un papel vital. Si deja de latir tan sólo 5 segundos ya es malo porque no llega la sangre al cerebro, uno puede marearse, y en 10 segundos perder el conocimiento.
"El daño cerebral empieza a los 20 o 40 segundos. No obstante, éste es reversible hasta los 10 minutos, tiempo en el que una parada cardíaca puede salir adelante. A partir de entonces se producen daños en los tejidos del cuerpo. Por lo que es crucial que el corazón no pare de latir nunca", explica en una entrevista con Infosalus el presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC) el doctor Carlos Macaya Miguel.
Hoy, Día Europeo para la prevención del Riesgo Cardiovascular, el también jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid indica que este órgano mueve, en situación basal (de calma), de 4 a 5 litros de sangre por minuto por todo el cuerpo. Y al hacer ejercicio, el gasto cardíaco o litros de sangre por minuto aumentan hasta los 10-15 litros, mientras que en el caso de los deportistas profesionales hasta los 30 litros, según especifica el experto.
"El corazón es capaz de aumentar esa necesidad de sangre cuando haces ejercicio latiendo más deprisa, contrayendo más fuerte, y para eso necesita un músculo que esté bien, y unas válvulas y cavidades en perfecto estado. Las válvulas se tienen que abrir y cerrar correctamente para que pase la sangre. Se abren y cierran en cada ciclo cardíaco, en cada latido. En situación basal tienen lugar unos 60 latidos por minuto, mientras que en situación de máximo ejercicio unos 160-170 latidos por minuto", matiza el también catedrático de esta especialidad en la Universidad Complutense de Madrid.
EL CORAZÓN: "UN MILAGRO DE ÓRGANO"
Por eso, el doctor Macaya defiende que el corazón "es un milagro de órgano" y tiene un funcionamiento "perfecto" ya que, a la vez que todo este proceso, recibe una sangre con una calidad mermada, con poco oxígeno, la manda a los pulmones, donde se oxigena, y vuelve al corazón, que la redistribuye por el cuerpo ya con oxígeno.
"Ésta es la parte más mecánica del corazón, la función que tiene como músculo, como una bomba que se contrae para hacer circular a la sangre y que ésta se purifique en los pulmones y después se distribuya por todo el cuerpo; un órgano conformado por unas válvulas que separan las cavidades del corazón, y unas arterias coronarias, encargadas de irrigar esa sangre", detalla el presidente de la FEC.
No obstante, y para responder de esta forma, el cardiólogo subraya que el corazón dispone de un sistema eléctrico, compuesto de unas fibras muy pequeñas, de unos nódulos que automáticamente se excitan y marcan un latido basal, automático, y además inconsciente para nosotros.
En concreto, el corazón consta de 4 cavidades, 2 en la parte inferior (ventrículo derecho y el ventrículo izquierdo, encargadas de bombear sangre hacia afuera del corazón), y otras 2 en la superior, la aurícula derecha y la izquierda, que reciben la sangre que entra en el corazón. Además, las aurículas están separadas de los ventrículos a través de las válvulas aurículoventriculares: la tricúspide, la válvula mitral; las otras dos válvulas, la válvula pulmonar, y la válvula aorta separan los ventrículos de las grandes arterias pulmonar y aorta.
Generalmente, los problemas del corazón empiezan a partir de los 60-70-80, aunque el doctor Macaya resalta que, si presentas muchos factores de riesgo, eres fumador, hipertenso, o tienes una historia familiar de cardiopatías, empezarán en edades más tempranas.
UNA SUSTITUCIÓN ANATÓMICA O FUNCIONAL
Así con todo, en el corazón se puede realizar una sustitución en su fisiología, para ayudarle en su función, o bien se puede producir una sustitución orgánica, anatómica. Según destaca el doctor Macaya, la parte que más falla del corazón son las arterias coronarias, encargadas de llevar y de recoger la sangre del corazón. Éstas suelen estrecharse o obstruirse debido a la ateroesclerosis (acúmulo de lípidos o grasas y células inflamatorias en las paredes de las arterias junto con producción de colágeno en las mimas).
En estos casos se colocan 'stents' coronarios, unos dispositivos con forma de muelle o malla metálica, cuyo objetivo es abrir el interior de ese vaso sanguíneo que se ha estrechado. El cardiólogo intervencionista coloca el 'stent' sobre la zona dañada, lo que representa un refuerzo para permitir que pase la sangre, aunque anatómicamente la pared del vaso sigue estando enferma ya que las placas de ateroma siguen alojadas en la misma pared.
La segunda parte que más falla del corazón son las válvulas, según alerta el presidente de la FEC, sobre todo las del lado izquierdo, ya que están sometidas a más presión desde el punto de vista hidrodinámico, la mitral y la aorta sobre todo. La Fundación Española del Corazón precisa en este sentido que cuando las válvulas cardiacas enferman se producen dos tipos de lesiones: el estrechamiento de la válvula (estenosis), que dificulta la apertura de la misma y el paso de sangre, y las insuficiencias o cierre defectuoso valvular que hace que parte de la sangre fluya en sentido retrógrado, es decir, en una dirección errónea.
En el caso de las válvulas, éstas se pueden sustituir enteras, o bien se les puede ayudar a que funcionen mejor. Para ello, la válvula vieja se anula, y se colocan unas nuevas que pueden ser mecánicas, o bien las biológicas (de tejido vacuno o de cerdo o hasta de caballo, generan menos problemas a corto plazo y son más compatibles con la circulación de la sangre, pero tienen un problema, que a los 10-15 años se desgastan).
"Las válvulas se pueden sustituir enteras o ahora también con catéter se ponen una válvula biológica en la aorta, donde se aplasta la válvula original y se coloca la biológica sobre la original distorsionada, que se queda en la pared del vaso", matiza el presidente de la FEC.
Por otro lado, el corazón en sí se puede sustituir a través de los trasplantes, siempre que presenten una enfermedad terminal y se cambian por el corazón sano de una persona fallecida. "Aunque tras el trasplante cardiaco existen riesgos, como la infección o el rechazo, la calidad y expectativa de vida ha mejorado mucho en los últimos años", asegura la FEC.
El doctor Macaya precisa en este sentido que hoy en día también pueden emplearse corazones artificiales, en aquellos pacientes que presenten un fallo completo de todo el corazón. "Con el corazón artificial no sustituimos el órgano anatómicamente por uno de un donante fallecido, sino que ayudamos al que está enfermo a funcionar mejor. En paralelo es como si tuvieras dos, el tuyo que trabaja al 30% y por otro lado, el corazón artificial. Generalmente, está construido con elementos plásticos", puntualiza.
En el caso en el que falle el sistema eléctrico del corazón, cuyas anomalías suelen provocar las arritmias, es necesario poner un marcapaso cuando se enlentece la frecuencia cardiaca, o bien emplear medicación cuando se acelera de forma arrítmica en forma de fibrilación auricular, que padece un millón de españoles, y en este caso hay que emplear anticoagulantes porque los pacientes tienen el riesgo de formar trombos que embolizan, generalmente al cerebro y producir un ictus.
"El marcapasos un dispositivo electrónico diseñado para producir impulsos eléctricos con el objeto de estimular el corazón cuando falla la estimulación fisiológica o normal. Estos impulsos, una vez generados, necesitan de un cable conductor (o electrocatéter) que se interponga entre el generador de impulsos (la pila de marcapaso) y el corazón para alcanzar su objetivo. Su implantación se realiza mediante una pequeña incisión debajo de la clavícula", precisa la Fundación Española del Corazón.