MADRID, 8 Nov. (EUROPA PRESS) -
Marta (nombre ficticio) padecía frecuentes migrañas y dolores de cabeza, así como problemas digestivos bastante molestos en su día a día, aparte de que tenía dolores articulares, rinitis y había aumentado de forma repentina de volumen corporal. ¿Qué le sucedía? Los expertos descubrieron que tenía histaminosis, vamos a conocerla.
Para ello entrevistamos en Infosalus al doctor Francisco Botella Romero, especialista en Endocrinología y Nutrición, y coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) quien nos explica que se denomina 'histaminosis' a los problemas ocasionados por un exceso de histamina en nuestro organismo provocado por la ingestión de alimentos que la contienen.
Sobre esta patología, para la que también es frecuente el término de 'intolerancia a la histamina', aunque asegura que el término médico más correcto sería 'reacción adversa a la ingestión de histamina', dice que son variados y muy poco específicos los síntomas: "Pueden deberse a muchas otras causas y factores de confusión, y varían enormemente en función de la severidad del cuadro, desde simples picores en palmas y plantas, ronchas en la piel, rinitis, molestias digestivas o dolor de cabeza, hasta situaciones muy graves de hipotensión, broncosespasmo y shock anafiláctico mortal, como ocurre en las reacciones alérgicas graves".
En concreto, hemos dicho que la histaminosis es debida a un exceso de histamina en el cuerpo. La histamina, según precisa el endocrinólogo, es una sustancia química presente en los organismos animales, fundamentalmente en algunas células relacionadas con la respuesta inflamatoria o inmunitaria a nivel local (o sea, en el lugar donde se produce una agresión, que el organismo libera como parte de su respuesta defensiva; en el cerebro actúa como neurotransmisor de señales.
¿Por qué puede haber un exceso de histamina en nuestro cuerpo? El doctor Botella indica que esta se libera en determinadas reacciones alérgicas y es protagonista en algunas formas de intoxicación alimentaria, que se deben a la conversión por bacterias de la histidina (un aminoácido presente en casi todas las proteínas en mayor o menor proporción) en histamina.
"Por ejemplo, en comida descompuesta o mal refrigerada, como el pescado (Escombroidosis, por ser más frecuente en peces de este género, como atún, bonito, caballa, etc.) y otros alimentos. Debido a ello en la industria alimentaria, se mide el contenido de histamina presente para este tipo de alimentos que puedan presentar altos contenidos de histamina; con el fin de garantizar su inocuidad al momento de ser consumido", aclara el miembro de la SEEN.
Por otra parte, subraya que la histamina se degrada rápidamente por varios sistemas enzimáticos por lo que, la carencia o menor actividad en alguno de ellos (déficit de DAO) puede ocasionar un cúmulo de histamina en determinadas personas, provocando síntomas a unas personas sí y no a otras (algo parecido a lo que pasa con la intolerancia a la lactosa).
CÓMO SE REALIZA EL DIAGNÓSTICO
Por lo que respecta a la intoxicación alimentaria con alimentos que contengan cantidades relevantes de histamina, Botella mantiene que los síntomas suelen ser leves: picores, molestias digestivas, dolor de cabeza con una gran inconstancia en la presentación de los mismos, y grandes variaciones inter e intraindividuo ante un mismo estímulo.
"Es decir, una misma cantidad de histamina puede producir más o menos síntomas de una vez a otra; o de unas personas a otra de forma inconstante y variable. Esta circunstancia, añadida a que no está estandarizado el diagnóstico, convierte a esta entidad en terreno abonado para la pseudociencia y los tratamientos, más o menos alternativos, de eficacia no probada", lamenta el especialista en Endocrinología y Nutrición.
Sobre su tratamiento, el coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición plantea una dieta con bajo contenido en histamina, ya que según justifica, sirve en muchas ocasiones no solo como tratamiento, si no para confirmar el diagnóstico, "que suele ser muy esquivo". Al mismo tiempo, considera que añadir de forma siempre controlada por un médico antihistamínicos también puede ser de utilidad.
"Típicamente estas dietas excluyen las conservas de pescado, quesos curados, embutidos, pescados azules frescos (por la probabilidad de que no lo sean tanto), bebidas alcohólicas y vegetales fermentados. Restricciones alimentarias mayores deben hacerse siempre bajo consejo de un profesional acreditado", concluye el miembro de la SEEN, el doctor Francisco Botella Romero.