MADRID, 24 Ago. (EDIZIONES) -
Muchas personas piensan que sólo con aprender un segundo idioma ya es beneficioso para la salud de nuestro cerebro, y prevenir o retrasar problemas cognitivos como el Alzheimer. Pero esto no es así. Hay que practicarlo, y cuanto más mejor, a la hora de reforzar nuestra salud cerebral, para así prevenir problemas futuros.
"El gran beneficio no es sólo el aprenderlo, sino el practicarlo durante años y décadas de forma continuada. Si sólo uno aprende un idioma y jamás lo practica, es como si hago mucho deporte un año y después nunca más. Este beneficio conseguido irá en declive conforme pase el tiempo", según advierte en una entrevista con Europa Press Infosalus el neuroconsultor Álvaro Fernández Ibáñez, CEO de la consultoría SharpBrains, al tiempo que destaca que "todavía es más beneficioso aún el aprender y practicar un tercer idioma", subraya.
ALGO NOVEDOSO, VARIADO, Y UN DESAFÍO PARA NUESTRO CEREBRO
¿Y por qué?, le preguntamos a este experto en la industria del cuidado cerebral. Señala que porque aprender un idioma implica una actividad que es novedosa para nosotros, no es algo que solamos realizar, y también supone para nosotros un desafío, no es fácil aprenderlo. "De manera que aprender y practicar un idioma nuevo conlleva un ejercicio cognitivo constante", apunta.
A juicio de este bilbaíno, lo interesante es que el bilingüismo practicado "entrena una parte concreta del cerebro", que es la corteza prefrontal, y tal y como recuerda, "la parte del cerebro que se desarrolla más tarde en nuestra vida", hasta los 25 años de edad aproximadamente.
"Pero es que también en la corteza prefrontal es en la primera parte del cerebro donde primero empieza el declive cognitivo, en torno a los 50-60 años, aunque todo depende de lo que hayamos hecho con nuestra vida", afirma.
Así, indica que el bilingüismo lo que hace es ejercitar la memoria de trabajo porque implica que al hablar en un idioma tengamos que darnos cuenta de lo que estamos haciendo para traducirlo al otro e integrarlo en nosotros. "Esto proporciona un ejercicio cognitivo continuado que al principio cansa mucho. Por eso estamos tan cansados por la noche si acabamos de llegar a un país en el que estamos todo el día hablando en otro idioma", reconoce Fernández Ibáñez.
CUANDO LAS FUNCIONES EJECUTIVAS SE EMPIEZAN A PERDER
Ahora bien, la buena noticia es que esa facilidad o capacidad mental con el bilingüismo se va entrenando y mejorando con el paso del tiempo, y la vida cotidiana. "Ese ejercicio cognitivo continuo de darse cuenta del contexto y de tomar la decisión relevante del contexto al practicar un segundo idioma se corresponde con las funciones ejecutivas, que son las que entrenan y mejoran la corteza prefrontal. Por eso es tan importante y relevante el practicar un segundo idioma; y si son tres, mejor", incide el CEO de SharpBrains.
Y es que, tal y como resalta, a partir de los 50-60 años hay una reducción muy paulatina tanto de las estructuras del cerebro, como de las funciones ejecutivas: "Muchas personas piensan que el Alzheimer es un problema de memoria, pero no lo es. Es de las funciones ejecutivas que hacen que esa persona se dé menos cuenta de su entorno. Por lo general, las personas con Alzheimer tienen una buena memoria de las cosas del pasado y lo que pierden es la función ejecutiva de prestar atención a su alrededor, y de integrar aquello que les sucede en su toma de decisiones. Por eso, hay una relación tan clara entre la práctica del bilingüismo y el retraso de problemas cognitivos como el Alzheimer".
TRABAJAR LA RESERVA COGNITIVA
Por otro lado, Álvaro Fernández Ibáñez resalta el papel de la reserva cognitiva y lo que aprender un segundo idioma y practicarlo nos aporta en este sentido. Menciona que, según las últimas revisiones científicas, cuantas más conexiones neuronales haya, y más mielina rodee y solidifique a esas conexiones neuronales, algo favorecido por este entrenamiento cognitivo de practicar de manera continuada un segundo idioma, puede retrasar hasta 5 o 10 años la aparición de síntomas de Alzheimer.
Eso sí, recuerda este neuroconsultor que hay mucha variabilidad dentro de todas las personas que practican varios idiomas a diario o son bilingües y mucho también depende de la genética de cada uno.
"Como individuo aprender dos idiomas me aporta a nivel social, profesional, y además me va a poder ayudar a mantener mi independencia, mi vida, así como a retrasar problemas como el Alzheimer. Es una inversión bastante razonable", considera el CEO de esta empresa focalizada en el seguimiento de la ciencia del cerebro.
MÁS VENTAJAS DEL BILINGÜISMO
Pero también Fernández Ibáñez resalta que, otra de las bondades de practicar dos idiomas o más de manera continuada es que retrasa el declive cognitivo leve, el que se producen en esos 10-15 años previos al Alzheimer; a la vez que fortalece las funciones ejecutivas y la toma de decisiones.
"Al practicar bilingüismo practicamos la capacidad de ver el entorno y de tomar las mejores decisiones. Entonces, rendimos mejor en diferentes contextos, como el profesional, pero también en el personal. Ayudamos a mejorar la capacidad de atención y a tomar buenas decisiones. Esto, por ejemplo, se traduce en una empresa española, en el trabajo de un directivo, a la hora de entender las cosas, en tomar las mejores decisiones", insiste.
CÓMO ENTRENAR NUESTRO CEREBRO EN EL DÍA A DÍA
Por último, preguntamos a este gran conocedor de la ciencia del cerebro de qué otras maneras podemos prevenir problemas de salud cerebral a nivel cognitivo y nos menciona las siguientes vías:
1. Ejercicio físico: ayuda a generar más neuronas ese mismo día; sobre todo es útil el aeróbico; la práctica diaria es lo idóneo, una media hora.
2. Ejercicio cognitivo: ayuda a reforzar las conexiones neuronales; lo importante en ejercicio cognitivo es hacer cosas que impliquen tres 'ingredientes activos' que son hacer algo que sea nuevo, variado, y que nos suponga un desafío; es decir, si empezamos a hacer sudokus estos nos ayudarán, pero cuando ya sepamos cómo hacerlos y llevemos 100, ya no servirán para este entrenamiento cognitivo, se debe ir subiendo de nivel o probar cosas nuevas como crucigramas, aprender cosas que no sabemos, etc.
3. Manejo del estrés: A través de técnicas de meditación o mindfulness, y terapia cognitivo conductual; por mucho tiempo, el estrés contribuye a la debilidad y muerte de las conexiones neuronales.
4. Nutrición basada en la dieta mediterránea y huir de ultraprocesados.
"Debemos encontrar cuál de las cuatro estamos descuidando porque tienen mecanismos diferentes y complementarios. Lo habitual es que las personas se esfuercen en uno de estos cuatro, e ignoren los otros. Pero son complementarios y no hay que abandonar ninguno", añade.