Rafa Guerrero, psicólogo: "Vivimos en una sociedad traumatizada y traumatizante"

Archivo - Mujer mirando por la ventana en invierno cubierta por una manta.
Archivo - Mujer mirando por la ventana en invierno cubierta por una manta. - MARTIN DIMITROV/ISTOCK - Archivo
Publicado: martes, 20 agosto 2024 8:32

   MADRID, 20 Ago. (EDIZIONES) -

   Son frecuentes los traumas en nuestra sociedad, aunque tendemos a invisibilizarnos por cómo nos han educado y la cultura en la que vivimos. Es más, tal y como defiende en una entrevista con Europa Press Infosalus el psicólogo Rafa Guerrero, "vivimos en una sociedad traumatizada y traumatizante, en una sociedad altamente traumatizada, aunque no seamos conscientes de ello", señalando que "el trauma es una epidemia invisible de la infancia y la adolescencia".

   Así lo alerta con motivo de la reciente publicación de su nuevo libro con Cúpula 'Trauma. Niños traumatizados, adultos con problemas' (Cúpula), un libro donde se adentra en el trauma infantil, que todos probablemente en algún momento hemos vivido.

   Y es que, según llama la atención este psicoterapeuta y doctor en Educación, y director de Darwin Psicólogos, todo lo que tiene que ver con contenido emocional nos resulta "difícil de gestionar". "Cada vez que nuestros hijos viven alguna situación donde se han sentido con miedo o rabiosos, por que por ejemplo no les han invitado a un cumple, una situación emocionalmente desbordante, generalmente lo que solemos hacer, porque nos han educado así, es no darle importancia a la emoción y esto sabemos que va en contra de la salud mental y de la inteligencia emocional", advierte.

CUIDADO CON LOS TRAUMAS COMPLEJOS

   Cuando hablamos de traumas, según prosigue este experto, hablamos por un lado del 'trauma simple', un único acontecimiento, al que sí solemos llamar 'trauma', véase un accidente de tráfico, un desastre natural, o un abuso sexual, por ejemplo; pero después hay otro trauma, el 'trauma complejo', y es el que aparentemente no hace daño, pero que es el más frecuente, además de sostenido en el tiempo.

   "Los traumas complejos son un mal trato que se ha sostenido en el tiempo, el abandono emocional, una familia o unos padres que han castigado de manera constate y grave a sus hijos, el ignorar a un niño si está enfadado, el sometimiento a los menores; esto es que es muy difícil de percibir porque está muy normalizado, pero que realmente implica un trauma complejo", avisa Rafa Guerrero.

   De hecho, llama la atención sobre el hecho de que vivimos en una sociedad donde ignorar a un niño porque se ha portado mal no se ve mal, pero si un adulto ignora a otro no está bien visto, cuando tanto al niño como al adulto no les ha gustado o sentado bien que les ignoren. "De la misma manera se siente un niño y nadie se altera por ignorar a un niño. Es un abandono emocional, una negligencia, y es un trauma complejo", insiste.

NO VALE SÓLO LA BUENA INTENCIÓN

   Por eso, reivindica que los padres, a pesar de nuestra buena intención siempre, en muchas ocasiones podemos estar generando un trauma en nuestros hijos pequeños en aspectos tan sencillos, por ejemplo, como el no atender sus estados emocionales, un aspecto que sostenido en el tiempo puede generar un trauma complejo.

   "Una gota en la cabeza no tiene ninguna repercusión y las primeras te pueden hacer gracia. Pero, si esa gota cae cada segundo de tu vida, al final erosiona tu cráneo. Una de las maneras más traumatizantes es el abandono emocional. Solemos atender sin duda las necesidades fisiológicas (hambre, sueño), pero no las emocionales, y podemos obligar al niño a silenciar lo que sienten, 'no te enfades por esto que no merece la pena', 'no estés triste', por ejemplo; esto es una manera invisibilizada de traumatizar a los niños y hacerles analfabetos emocionales, e impedirles todo lo que te quieren transmitir", recalca este psicoterapeuta.

EL CHANTAJE EMOCIONAL Y LOS PREMIOS Y CASTIGOS

   En esta línea, también remarca que el chantaje emocional o los premios y castigos, tan habituales en la crianza de los niños, son formas de traumatizar a los niños: "Aunque no queramos es muy difícil no castigar a los hijos porque venimos todos los adultos de familias, la gran mayoría, y de una sociedad y cultura y tradición, donde el castigo era una herramienta para disciplinar a los niños. El adulto, muchas veces, se cree en el derecho de poder maltratar y de ser negligente y castigador, así como abusador y perpetrador con los menores. Es muy invisible porque nunca se ha puesto sobre la mesa".

   Es más, sostiene que, por eso, hablar de trauma es "tan complejo", porque está normalizado, y muchas personas no entienden que amenazar, condicionar, chantajear y castigar está mal. "El 90% de los pacientes que en una primera consulta de psicoterapia se ponen delante de mí me dice que no ha vivido una situación traumática, con lo cual algo falla. Es muy fácil por muy bien que lo hayan hecho tus padres que hayas tenido algún trauma, que no pasa nada", asegura este psicoterapeuta.

CÓMO INFLUYE UN TRAUMA INFANTIL EN EL ADULTO

   "Si yo como adulto y padre tengo un determinado acontecimiento traumático a mis espaldas que no ha sido sanado, o que no soy consciente de él, o simplemente porque me da miedo afrontarlo, es probable que yo lo transmita a mis hijos", indica, al tiempo que pone el ejemplo de aquellos padres que tienen miedo a los perros y se lo transmiten a sus hijos a través de su actitud cuando se enfrentan a un perro, que huyen de él, o se ponen muy nerviosos. "Esto no es genético", subraya este experto.

   Con ello, destaca que un trauma infantil puede influir en la edad adulta de diferentes maneras, aunque todo depende del tipo de trauma que sea, de cómo lo vivió la persona, con qué edad, o de si lo habló con sus progenitores o tutores, por ejemplo, entre otras variables.

   "Un trauma te puede afectar a todos los niveles. A nivel cognitivo, y puede implicar una gran cantidad de recuerdos ante determinadas situaciones; a nivel somático, aumentando el latido cardiaco, o la tensión corporal al enfrentarnos a una situación concreta; a nivel conductual, con una tendencia a huir; a nivel sexual puede tener repercusiones por mucho que estés con tu pareja, que te da toda la seguridad del mundo; a nivel emocional se puede dar un secuestro emocional; a nivel de concentración te puede despistar porque estás disociado y se puede confundir con el TDH. Todo depende", resalta este psicólogo.

   Pero no queda ahí la cosa porque, según afirma Rafa Guerrero, también un trauma infantil puede afectar al desarrollo del cerebro de un niño: "Si un niño está traumatizado y vive una situación de abandono emocional, de sometimiento, de abuso sexual, o de maltrato, los ingredientes para ese desarrollo cerebral no se los estamos dando y el cerebro no se desarrollará de manera sana".

   Esto implica, según continúa que, por ejemplo, las amígdalas cerebrales, "que son el centro del miedo en nuestro cuerpo", como no me desarrollo en ese contexto protector, éstas son más grandes de lo que me corresponde por edad, porque mi cerebro está constantemente en hipervigilancia; pero también afecta a la corteza frontal, "la que me permite emocionalmente controlar mis impulsos, por ejemplo", de manera que por esa hiperactivación de las amígdalas no se va a desarrollar lo suficiente.

   Por eso, el director de Darwin Psicólogos mantiene que, posiblemente, las personas adultas que guardan un trauma infantil, previsiblemente, son personas que de adultos son muy impulsivas, agresivas, les cuesta concentrarse, son más reactivas, a las que les puede costar vincularse, o gestionarse emocionalmente, por ejemplo.

CÓMO SANAR ESE TRAUMA INFANTIL

   Con todo ello, este psicoterapeuta reconoce que para poder reparar esas heridas emocionales podemos sanarlas, "aunque es difícil", con la ayuda de un psicólogo o terapeuta, con tu pareja, con un psiquiatra, con un profesional que trabaje desde el vínculo, y siendo consciente de lo que sucedió y entendiendo que este adulto vuelve para atrás y se siente muy pequeño y vulnerable.

   "Hay que integrarlo en nuestro cerebro y narrativa de vida, no basta con sólo ser consciente. Si tengo un determinado trauma desde que soy pequeño hay que sanarlo, almacenarlo, integrarlo, y elaborar el duelo y llorar y soltar la rabia y validar todo lo que ese niño vivió", remarca.

   Por último, defiende Rafa Guerrero que hay muchas maneras de prevenir un trauma, pero ratifica que "una de las fundamentales" es que cada vez que nuestros hijos sientan una emoción intensa les permitamos sentirla: "Si sienten vergüenza, miedo, no se lo permitimos muchas veces. Debemos validar sus emociones, y a ellos como persona. Y cuando estén más tranquilos dándoles una narrativa, 'cuando has visto al vecino que no conoces mucho y te daba vergüenza decirle que es normal y que no pasa nada por sentir vergüenza'".

Y, una vez pasada la tormenta emocional, dando una narrativa adecuada a lo sucedido, siempre permitiendo la emoción. "No me parece bien que hayas pegado o insultado porque estabas enfadado. Estar enfadado está bien, es válido; pero no hay que pegar", concluye este experto.