MADRID, 25 Jul. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación dirigida por la Universidad de Sidney (Australia) ha descubierto que los niveles elevados de actividad física no contrarrestan los efectos perjudiciales de una mala dieta en el riesgo de mortalidad.
El trabajo, publicado en la revista científica 'British Journal of Sports Medicine', ha revelado que los participantes que realizaban un alto nivel de actividad física y seguían una dieta de alta calidad tenían el menor riesgo de muerte, lo que demuestra que no se puede "dejar atrás" una mala dieta.
Los investigadores examinaron los efectos independientes y conjuntos de la dieta y la actividad física en la mortalidad por cualquier causa, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, utilizando una amplia muestra poblacional (360.600) de adultos británicos del Biobanco del Reino Unido.
Las dietas de alta calidad incluían al menos cinco raciones de fruta y verdura al día, dos raciones de pescado a la semana y un menor consumo de carne roja, especialmente de carne procesada.
El estudio ha evidenciado que, en el caso de los que tenían altos niveles de actividad física y una dieta de alta calidad, su riesgo de mortalidad se reducía en un 17 por ciento por todas las causas, en un 19 por ciento por enfermedades cardiovasculares y en un 27 por ciento por cánceres seleccionados, en comparación con los que tenían la peor dieta y eran físicamente inactivos.
"Tanto la actividad física regular como una dieta saludable desempeñan un papel importante en la promoción de la salud y la longevidad. Algunas personas pueden pensar que podrían compensar los impactos de una dieta pobre con altos niveles de ejercicio o compensar los impactos de una baja actividad física con una dieta de alta calidad, pero los datos muestran que, desafortunadamente, este no es el caso", apunta la autora principal del estudio, la profesora asociada Melody Ding, del Centro Charles Perkins y de la Facultad de Medicina y Salud de la Universidad de Sidney.
"Seguir una dieta de calidad y realizar suficiente actividad física es importante para reducir de forma óptima el riesgo de muerte por todas las causas, las enfermedades cardiovasculares y los cánceres", añade el coautor Joe Van Buskirk.
Un pequeño número de estudios ha descubierto anteriormente que el ejercicio de alta intensidad puede contrarrestar las respuestas fisiológicas perjudiciales de la sobrealimentación.
Sin embargo, los efectos a largo plazo de la interacción entre la dieta y la actividad física han sido menos explorados. Los resultados de este estudio confirman la importancia tanto de la actividad física como de la calidad de la dieta en la mortalidad por todas las causas y por causas específicas.
"Este estudio refuerza la importancia tanto de la actividad física como de la calidad de la dieta para lograr la mayor reducción del riesgo de mortalidad. Los mensajes de salud pública y el asesoramiento clínico deberían centrarse en promover tanto la actividad física como las pautas dietéticas para promover una longevidad saludable", apunta Ding.