MADRID 13 Sep. (EUROPA PRESS) -
Los adultos mayores de 60 años que pasan más tiempo realizando conductas sedentarias, como sentarse a ver la televisión o conducir, pueden tener un mayor riesgo de desarrollar demencia, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad del Sur de California (USC) y la Universidad de Arizona, en Estados Unidos.
El estudio, publicado en la revista 'JAMA', demostró que el riesgo de demencia aumenta significativamente entre los adultos que pasan más de 10 horas al día realizando conductas sedentarias como estar sentado, un hallazgo notable si se tiene en cuenta que el estadounidense medio es sedentario durante unas 9,5 horas al día.
También reveló que la forma en que se acumula el sedentarismo a lo largo del día no importa tanto como el tiempo total que se pasa sentado cada día. Según David Raichlen, autor del estudio, el sedentarismo total se relaciona de forma similar con la demencia, ya sea en periodos prolongados de varias horas o de forma intermitente a lo largo del día.
"Muchos de nosotros estamos familiarizados con el consejo habitual de interrumpir los largos periodos de sedentarismo levantándonos cada 30 minutos aproximadamente para ponernos de pie o caminar --señala Raichlen, catedrático de Ciencias Biológicas y Antropología de la Facultad de Letras, Artes y Ciencias Dornsife de la USC--. Queríamos ver si este tipo de pautas se asocian con el riesgo de demencia. Descubrimos que, una vez que se tiene en cuenta el tiempo total de sedentarismo, la duración de los periodos sedentarios individuales no importa realmente".
Los investigadores utilizaron datos del Biobanco del Reino Unido, una base de datos biomédica a gran escala de participantes de todo el Reino Unido, para investigar los posibles vínculos entre el comportamiento sedentario y el riesgo de demencia.
Como parte de un subestudio del Biobanco del Reino Unido, más de 100.000 adultos accedieron a llevar acelerómetros, dispositivos de muñeca para medir el movimiento, durante 24 horas al día durante una semana. Los investigadores se centraron en una muestra de aproximadamente 50.000 adultos de este subestudio mayores de 60 años que no tenían un diagnóstico de demencia al inicio del estudio.
A continuación, los investigadores aplicaron un algoritmo de aprendizaje automático para analizar el gran conjunto de datos de lecturas del acelerómetro y clasificar los comportamientos en función de las distintas intensidades de actividad física.
El algoritmo fue capaz de discernir entre distintos tipos de actividad, como el comportamiento sedentario frente al sueño. Los datos del acelerómetro, combinados con técnicas informáticas avanzadas, proporcionaron a los investigadores una medida objetiva del tiempo dedicado a distintos tipos de conductas sedentarias.
Tras una media de seis años de seguimiento, los investigadores utilizaron los registros de pacientes hospitalizados y los datos del registro de defunciones para determinar el diagnóstico de demencia. Encontraron 414 casos positivos de demencia.
A continuación, el equipo ajustó su análisis estadístico en función de ciertos datos demográficos (por ejemplo, edad, sexo, nivel educativo, raza/etnia, enfermedades crónicas, genética) y características del estilo de vida (actividad física, dieta, consumo de tabaco y alcohol, salud mental declarada) que podrían afectar a la salud cerebral.
Aunque un alto nivel de sedentarismo se relacionó con un mayor riesgo de demencia, los investigadores descubrieron que había ciertos niveles de sedentarismo que no se asociaban con la demencia.
"Nos sorprendió descubrir que el riesgo de demencia empieza a aumentar rápidamente a partir de las 10 horas diarias de sedentarismo, independientemente de cómo se acumulara el tiempo de sedentarismo". señala el autor del estudio Gene Alexander, profesor de psicología y psiquiatría en el Instituto del Cerebro Evelyn F. McKnight de la Universidad de Arizona y el Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer de Arizona.
"Esto sugiere que es el tiempo total dedicado al sedentarismo lo que impulsó la relación entre el comportamiento sedentario y el riesgo de demencia, pero lo importante es que los niveles más bajos de comportamiento sedentario, hasta alrededor de 10 horas, no se asociaron con un mayor riesgo", añade.
Raichlen afirma que "esto debería tranquilizar a quienes tenemos trabajos de oficina que implican periodos prolongados de sedentarismo, siempre que limitemos nuestro tiempo diario total de sedentarismo".
El estudio se basa en sus investigaciones anteriores, en las que se utilizaron datos de salud autodeclarados para investigar cómo ciertos tipos de comportamiento sedentario, como sentarse y ver la televisión, afectan al riesgo de demencia más que otros.
"Nuestro último estudio forma parte de un esfuerzo mayor por comprender cómo afecta el sedentarismo a la salud cerebral desde múltiples perspectivas --prosigue Raichlen--. En este caso, los acelerómetros portátiles proporcionan una visión objetiva del tiempo que las personas dedican al sedentarismo que complementa nuestros análisis anteriores".
Señalan que los autores se necesitan más investigaciones para establecer la causalidad y si la actividad física puede mitigar el riesgo de desarrollar demencia.