MADRID, 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
Más de 35.000 personas mueren cada año por infecciones resistentes a los antimicrobianos en Europa, según las estimaciones presentadas este jueves por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés).
El informe, presentado con motivo del Día Europeo de los Antibióticos, que se celebra el 18 de noviembre, examina los años 2016-2020, es decir, antes de la pandemia de COVID-19.
Al respecto, el ECDC advierte de que los pacientes hospitalizados con COVID-19 grave "corren el riesgo de contraer infecciones asociadas a la atención sanitaria", como infecciones del torrente sanguíneo por 'Acinetobacter spp'. y 'Candida spp'. Igualmente, alertan de se han notificado varios brotes de 'Candida auris' entre pacientes con COVID-19 en todo el mundo.
El informe muestra un aumento de las muertes por resistencias a antimicrobianos con respecto a las estimaciones anteriores, ya que hasta ahora se estimaba que las infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos causaron 33.000 muertes en 2015 en Europa, según un estudio similar del ECDC publicado en la revista científica 'The Lancet Infectious Diseases'.
De acuerdo con los cálculos del ECDC, el impacto sanitario de la resistencia a los antimicrobianos es comparable al de la gripe, la tuberculosis y el VIH/sida juntos.
"Vemos aumentos preocupantes en el número de muertes atribuibles a infecciones con bacterias resistentes a los antimicrobianos, especialmente aquellas que son resistentes al tratamiento antimicrobiano de última línea", ha resaltado la directora del ECDC, Andrea Ammon.
Las estimaciones apuntan que cada día cerca de 100 personas mueren por estas infecciones en Europa. "Se necesitan más esfuerzos para seguir reduciendo el uso innecesario de antimicrobianos, mejorar las prácticas de prevención y control de infecciones, diseñar y aplicar programas de administración de antimicrobianos y garantizar una capacidad microbiológica adecuada a nivel nacional", ha reclamado la dirigente del organismo europeo
En general, los últimos datos muestran tendencias significativamente crecientes en el número de infecciones y muertes atribuibles para casi todas las combinaciones de resistencia a los antibióticos de las bacterias, especialmente en los entornos sanitarios.
En 2021, el número de casos notificados de especies de 'Acinetobacter' resistentes a diferentes grupos de antimicrobianos fue más del doble (+121%) que la media de 2018-2019.
Las especies de 'Acinetobacter' causan infecciones asociadas a la asistencia sanitaria y suelen provocar brotes hospitalarios si no se aplican las medidas de prevención y control adecuadas. Pueden persistir en el entorno sanitario y son difíciles de erradicar una vez establecidas.
Otro ejemplo es el porcentaje de casos de 'Klebsiella pneumoniae' que son resistentes a los carbapenems (un antibiótico que se suele utilizar como último recurso), de los cuales hubo un aumento del 31 por ciento en 2020 y otro 20 por ciento en 2021. Ambos son patógenos difíciles de erradicar una vez establecidos en los entornos sanitarios.
'Klebsiella pneumoniae' es una causa común de infecciones del tracto urinario, del tracto respiratorio y del torrente sanguíneo, y es una causa frecuente de brotes hospitalarios si no se toman las medidas de prevención y control adecuadas.
Quedan muy pocas opciones terapéuticas para los pacientes infectados por 'K. pneumoniae' multirresistente con resistencia adicional a los carbapenems y suelen limitarse a la terapia combinada y a antibióticos más antiguos, como la colistina, un antibiótico del grupo de las polimixinas.
Además, el número de casos notificados de 'Candida auris casi' se duplicó entre 2020 y 2021 y fue considerablemente mayor que en años anteriores. Este patógeno fúngico causa brotes de infecciones invasivas asociadas a la atención sanitaria y puede ser resistente a múltiples agentes antifúngicos.
'Candida auris' supone un riesgo para los pacientes de los centros sanitarios debido a su capacidad para causar infecciones en pacientes críticos. Puede ser resistente a múltiples agentes antifúngicos, lo que dificulta el tratamiento de las infecciones.
En toda Europa se ha observado una disminución del 23 por ciento en el consumo total de antimicrobianos en humanos en Atención Primaria y Hospitalaria durante el período 2012-2021. Aunque esto representa un logro, se ha producido un aumento en la proporción de antibióticos de amplio espectro que se utilizaron, en particular en los hospitales.
Entre 2012 y 2021 en los hospitales, el consumo de antibióticos de amplio espectro aumentó en un 15 por ciento, el consumo de carbapenems en un 34 por ciento y la proporción de antibióticos de reserva (es decir, los antibióticos que deben reservarse para el tratamiento de infecciones multirresistentes confirmadas o sospechosas) se duplicó con creces en el mismo período.
Los porcentajes de resistencias a los antimicrobianos notificados variaron mucho entre los países. En general, los porcentajes más bajos fueron notificados por los países del norte de Europa, y los más altos por los países del sur y el este de Europa.