Revelan nuevos cambios en el cerebro durante el embarazo

Archivo - Embarazada. - LAYLABIRD/ISTOCK - ARCHIVO

MADRID, 18 Sep. (EUROPA PRESS) -

El embarazo es un momento de transformación en la vida de una persona, en el que el cuerpo experimenta rápidas adaptaciones fisiológicas para prepararse para la maternidad, eso lo sabemos todos. Lo que sigue siendo un misterio es qué efectos tienen en el cerebro los cambios hormonales radicales que trae consigo el embarazo. Los investigadores del laboratorio de la profesora Emily Jacobs en la Universidad de California en Santa Bárbara (Estados Unidos) han arrojado luz sobre esta área poco estudiada con el primer mapa de un cerebro humano a lo largo del embarazo en un nuevo artículo publicado en 'Nature Neuroscience'.

"Queríamos observar la trayectoria de los cambios cerebrales específicamente dentro de la ventana gestacional", comenta Laura Pritschet, autora principal del artículo. Estudios anteriores habían tomado instantáneas del cerebro antes y después del embarazo, apunta, pero nunca habíamos presenciado el cerebro de una embarazada en medio de esta metamorfosis.

Los investigadores analizaron el cerebro de una madre primeriza cada pocas semanas, desde antes del embarazo hasta dos años después del parto. Los datos, recopilados en colaboración con el equipo de Elizabeth Chrastil en la UC Irvine (Estados Unidos) revelan cambios en la materia gris y blanca del cerebro a lo largo de la gestación, lo que sugiere que el cerebro es capaz de una neuroplasticidad asombrosa hasta bien entrada la edad adulta.

Su método de obtención de imágenes de precisión les permitió captar la reorganización cerebral dinámica de la participante con un nivel de detalle exquisito. Este método complementa los estudios anteriores que compararon los cerebros de las mujeres antes y después del embarazo. Los autores señalaron que "nuestro objetivo era llenar el vacío y comprender los cambios neurobiológicos que ocurren durante el embarazo en sí".

Los cambios más pronunciados que encontraron los científicos al tomar imágenes del cerebro del sujeto a lo largo del tiempo fue una disminución del volumen de materia gris cortical, la parte exterior arrugada del cerebro. El volumen de materia gris disminuyó a medida que aumentaba la producción de hormonas durante el embarazo. Sin embargo, una disminución del volumen de materia gris no es necesariamente algo malo, enfatizaron los científicos. Este cambio podría indicar un "ajuste fino" de los circuitos cerebrales, no muy diferente de lo que les sucede a todos los adultos jóvenes cuando pasan por la pubertad y sus cerebros se vuelven más especializados. El embarazo probablemente refleja otro período de refinamiento cortical.

"Laura Pritschet y el equipo de estudio realizaron una gran labor, llevando a cabo un riguroso conjunto de análisis que generaron nuevos conocimientos sobre el cerebro humano y su increíble capacidad de plasticidad en la edad adulta", agrega Jacobs.

Menos obvio, pero igualmente significativo, los investigadores encontraron aumentos prominentes en la materia blanca, ubicada más profundamente en el cerebro y generalmente responsable de facilitar la comunicación entre las regiones cerebrales. Si bien la disminución de la materia gris persistió mucho después del parto, el aumento de la materia blanca fue transitorio, alcanzando su punto máximo en el segundo trimestre y volviendo a los niveles previos al embarazo alrededor del momento del parto. Este tipo de efecto nunca se había capturado anteriormente con exploraciones de antes y después, según los investigadores, lo que permite una mejor estimación de cuán dinámico puede ser el cerebro en un período de tiempo relativamente corto.

"El cerebro materno experimenta un cambio coreografiado a lo largo de la gestación, y finalmente podemos ver cómo se desarrolla", explica Jacobs. Estos cambios sugieren que el cerebro adulto es capaz de atravesar un período prolongado de neuroplasticidad, cambios cerebrales que pueden favorecer las adaptaciones conductuales vinculadas a la crianza.

"El 85 por ciento de las mujeres se quedan embarazadas una o más veces a lo largo de su vida, y alrededor de 140 millones de mujeres se quedan embarazadas cada año", apunta Pritschet, que espera "disipar el dogma" en torno a la fragilidad de las mujeres durante el embarazo. Argumenta que la neurociencia del embarazo no debería considerarse un tema de investigación de nicho, ya que los hallazgos generados a través de esta línea de trabajo "profundizarán nuestra comprensión general del cerebro humano, incluido su proceso de envejecimiento".

El conjunto de datos de acceso abierto sirve como punto de partida para futuros estudios destinados a comprender si la magnitud o el ritmo de estos cambios cerebrales contienen pistas sobre el riesgo de una mujer de sufrir depresión posparto, una afección neurológica que afecta aproximadamente a una de cada cinco mujeres. "Ahora existen tratamientos aprobados por la FDA para la depresión posparto", recuerda Pritschet, "pero la detección temprana sigue siendo difícil de alcanzar. Cuanto más aprendamos sobre el cerebro materno, más posibilidades tendremos de brindar alivio".

Y eso es precisamente lo que los autores se han propuesto hacer. Con el apoyo de la Iniciativa de Salud Cerebral de la Mujer Ann S. Bowers , dirigida por Jacobs, su equipo está aprovechando estos primeros descubrimientos a través del Proyecto Cerebro Materno. Se están inscribiendo más mujeres y sus parejas en la UC Santa Barbara, la UC Irvine (Estado Unidos) y a través de una colaboración internacional con investigadores en España.

"Los expertos en neurociencia, inmunología reproductiva, proteómica e inteligencia artificial están uniendo fuerzas para aprender más que nunca sobre el cerebro materno", concluye Jacobs. "Juntos, tenemos la oportunidad de abordar algunos de los problemas más urgentes y menos comprendidos en la salud de las mujeres".