MADRID, 24 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego y de la Facultad de Medicina David Geffen de UCLA (Estados Unidos) ha analizado las tasas de infección por COVID-19 en una cohorte de trabajadores sanitarios vacunados. Según sus hallazgos, publicados en la revista 'The New England Journal of Medicine', un porcentaje "mínimo" dio positivo, evidenciando que el riesgo de infectarse después de la vacunación es "posible pero minúsculo".
"Pudimos describir las tasas de infección en un escenario del mundo real, en el que el despliegue de la vacuna coincidió con un aumento de las infecciones. Observamos una baja tasa de positividad general entre los trabajadores sanitarios totalmente inmunizados, lo que respalda las altas tasas de protección de estas vacunas", explica una de las coautoras del estudio, Jocelyn Keehner.
Los autores analizaron los datos agrupados de los trabajadores sanitarios que recibieron las vacunas Pfizer o Moderna entre el 16 de diciembre de 2020 y el 9 de febrero de 2021 (36.659 primeras dosis, 28.184 segundas dosis), un periodo de tiempo que coincidió con un aumento significativo de las infecciones por COVID-19 en la región.
Dentro de este grupo, 379 personas dieron positivo en la prueba del SARS-CoV-2 al menos un día después de la vacunación, y la mayoría (71%) dio positivo en las dos primeras semanas después de la primera dosis. Treinta y siete trabajadores sanitarios dieron positivo después de recibir dos dosis, que es cuando se espera que se alcance la máxima protección inmunitaria con ambas vacunas.
Los autores estimaron que el riesgo absoluto de dar positivo por el SARS-CoV-2 tras la vacunación era alrededor del 1 por ciento, una cifra más alta que el riesgo identificado en los ensayos clínicos de Moderna y Pfizer, que no se limitaron a los trabajadores sanitarios.
"Hay varias explicaciones posibles para este elevado riesgo. En primer lugar, los sanitarios encuestados tienen acceso a pruebas regulares asintomáticas y sintomáticas. En segundo lugar, hubo un aumento regional de las infecciones que coincidió con las campañas de vacunación durante este período. Y, en tercer lugar, hay diferencias en la demografía de los trabajadores sanitarios en comparación con los participantes en los ensayos clínicos de la vacuna. Los trabajadores sanitarios tienden a ser más jóvenes y tienen un mayor riesgo general de exposición al SARS-CoV-2 en la comunidad", explica otra de las autoras, Lucy E. Horton.
Además, otro de los autores, Michael A. Pfeffer, apunta que los ensayos clínicos de Moderna y Pfizer dejaron de recoger datos antes de la oleada de diciembre-febrero y apenas se realizaron pruebas asintomáticas.
Los autores descubrieron que el riesgo de infección 14 días después de la segunda dosis, cuando se espera que se alcance la máxima inmunidad, era escaso. "Esto sugiere que la eficacia de estas vacunas se mantiene fuera del entorno del ensayo", reivindican. No obstante, también señalan que el riesgo no es cero.
"Esto subraya la importancia crítica de las medidas continuas de salud pública, como uso de mascarillas, distanciamiento físico, detección diaria de síntomas y pruebas regulares, incluso en entornos altamente vacunados, hasta que se alcance la inmunidad de rebaño en general", concluye la coautora Francesca Torriani.