MADRID, 28 Sep. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han descubierto que las mujeres que fuman durante el embarazo tienen 2,6 veces más probabilidades de dar a luz prematuramente en comparación con las no fumadoras. La cifra supone más del doble de la estimación anterior.
El estudio, publicado en el 'International Journal of Epidemiology', también revela que fumar aumenta cuatro veces las probabilidades de que el bebé sea pequeño para su edad gestacional, lo que le expone a complicaciones potencialmente graves, como dificultades respiratorias e infecciones, pero el equipo no halló pruebas de que el consumo de cafeína estuviera relacionado con resultados adversos.
Actualmente se recomienda a las mujeres que dejen de fumar y limiten el consumo de cafeína durante el embarazo por el riesgo de complicaciones para el bebé. Por ejemplo, fumar durante el embarazo se asocia a un mayor riesgo de retraso del crecimiento fetal, parto prematuro y bajo peso al nacer, aunque también se ha relacionado con un menor riesgo de preeclampsia (hipertensión arterial durante el embarazo).
También se ha demostrado que un consumo elevado de cafeína se asocia a un menor peso al nacer y, posiblemente, a un retraso del crecimiento fetal. La cafeína es más difícil de evitar que el humo del tabaco, ya que se encuentra en el café, el té, el chocolate, las bebidas energéticas, los refrescos y ciertos medicamentos.
Los estudios que analizan los vínculos entre el tabaquismo, la cafeína y los resultados adversos del embarazo tienden a basarse en datos autodeclarados para calcular la exposición, lo que no siempre es fiable. Una medida más objetiva consiste en analizar los niveles de metabolitos en sangre, es decir, los subproductos químicos que se generan cuando el organismo procesa sustancias como el tabaco y la cafeína.
Investigadores de la Universidad de Cambridge y del Hospital Rosie, que forma parte de la Fundación de Hospitales Universitarios de Cambridge (Cambridge University Hospitals NHS Foundation Trust), reclutaron a más de 4.200 mujeres que acudieron al hospital entre 2008 y 2012 como parte del estudio Pregnancy Outcome Prediction (POP). El equipo analizó muestras de sangre tomadas a un subconjunto de estas mujeres cuatro veces durante sus embarazos.
Para evaluar la exposición al humo del tabaco, el equipo analizó los niveles del metabolito cotinina, que puede detectarse en la sangre, la orina y la saliva. Sólo dos de cada tres mujeres con niveles detectables de cotinina en cada muestra de sangre eran fumadoras declaradas, lo que demuestra que esta medida es una forma más objetiva de evaluar la conducta de fumar.
En el análisis del tabaquismo se incluyó a un total de 914 mujeres. De ellas, el 78,6% fueron clasificadas como no expuestas al tabaquismo durante el embarazo, el 11,7% como expuestas en cierta medida y el 9,7% como expuestas de forma constante.
En comparación con las mujeres que no habían estado expuestas al tabaco durante el embarazo, las que sí lo habían estado tenían 2,6 veces más probabilidades de sufrir un parto prematuro espontáneo -más del doble de la estimación anterior de 1,27 realizada a partir de un metaanálisis de estudios- y 4,1 veces más probabilidades de sufrir un retraso del crecimiento fetal.
Los bebés nacidos de madres fumadoras pesan 387 gramos menos que los bebés nacidos de madres no fumadoras, es decir, más de un 10% menos que el peso medio de un recién nacido. Esto aumenta el riesgo de que el bebé tenga un peso bajo al nacer (2,5 kg o menos), lo que a su vez está vinculado a un mayor riesgo de problemas de desarrollo, así como a una peor salud en etapas posteriores de la vida. Sin embargo, a diferencia de estudios anteriores, el equipo no encontró pruebas de que fumar redujera el riesgo de preeclampsia.
El profesor Gordon Smith, Jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Cambridge, señala que se sabe desde hace tiempo que fumar durante el embarazo no es bueno para el bebé, "pero nuestro estudio demuestra que es potencialmente mucho peor de lo que se pensaba --resalta--. Pone al bebé en riesgo de sufrir complicaciones potencialmente graves por crecer demasiado despacio en el útero o por nacer demasiado pronto".
"Esperamos que estos conocimientos ayuden a animar a las madres embarazadas y a las mujeres que planean quedarse embarazadas a acceder a los servicios de deshabituación tabáquica --prosigue--. El embarazo es un momento clave en el que las mujeres dejan de fumar, y si pueden seguir sin fumar después del parto, tanto ellas como su hijo se beneficiarán de por vida".
Para evaluar la ingesta de cafeína, los investigadores buscaron el metabolito paraxantina, que representa el 80% del metabolismo de la cafeína y es menos sensible a la ingesta reciente y más estable a lo largo del día.
Se incluyeron 915 mujeres en el análisis de la cafeína. De estas mujeres, el 12,8% tenían niveles bajos de paraxantina a lo largo del embarazo (lo que sugiere una ingesta baja de cafeína), el 74,0% tenían niveles moderados y el 13,2% tenían niveles altos. Hubo pocas pruebas de una asociación entre la ingesta de cafeína y cualquiera de los niveles de paraxantina durante el embarazo.