MADRID 14 Sep. (EUROPA PRESS) -
La exposición a la contaminación atmosférica mientras se está en el útero está relacionada con alteraciones en las proteínas que pueden detectarse después de que nazca el bebé y que afectan a procesos celulares como la autofagia, la "autocomida" de células dañadas que se produce en respuesta al estrés.
La doctora Olga Gorlanova, médico investigador del Hospital Infantil Universitario de la Universidad de Basilea (Suiza), ha anunciado en el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea celebrado en Milán (Italia) que su estudio también mostraba que los recién nacidos sanos presentaban respuestas individuales y diferentes a la exposición de sus madres a la contaminación atmosférica durante el embarazo.
Esto podría significar que algunos bebés eran más vulnerables a ella que otros. Según ha explica, esto era así incluso si nacían en hogares de zonas con niveles de contaminación relativamente bajos.
Trabajos anteriores de la doctora Gorlanova y sus colegas habían demostrado que la exposición a la contaminación atmosférica durante el embarazo podía afectar a la función pulmonar y al sistema inmunitario de los recién nacidos. En el estudio actual, analizaron las proteínas implicadas en la autofagia, el envejecimiento y la remodelación celular para ver cómo podía afectarles la exposición prenatal a la contaminación atmosférica.
Analizaron 11 proteínas presentes en la sangre del cordón umbilical de 449 recién nacidos sanos del estudio de cohortes Bern Basel Infant Lung Development (BILD). El estudio BILD, iniciado en 1999 en Berna, pretende reclutar a 1.000 bebés para 2025. En él se investigan los efectos de la genética y el medio ambiente (sobre todo la contaminación atmosférica) en el desarrollo pulmonar de bebés y niños.
Midieron la exposición de las madres al dióxido de nitrógeno (NO2) y a partículas diminutas llamadas PM10, que son partículas de 10 micras o menos de diámetro. Las emisiones de los vehículos, el desgaste de los neumáticos y los frenos, y el humo son algunas de las fuentes de estos contaminantes.
Los investigadores descubrieron que tanto el NO2 como las PM10 estaban relacionados con cambios en las proteínas implicadas en la autofagia. La exposición al NO2 estaba relacionada con una disminución de la actividad de las proteínas SIRT1 e IL-8, y con un aumento de los niveles de la proteína Beclin-1.
"Nuestros resultados indican que el NO2, un contaminante que se forma principalmente a partir de las emisiones del tráfico, se asocia con un aumento de los niveles de la proteína Beclin-1, que es fundamental para iniciar la autofagia --explica Gorlanova--. La exposición a niveles más altos de NO2 también se relacionó con niveles más bajos de SIRT1, una proteína que desempeña un papel protector en la resistencia al estrés, la inflamación y el envejecimiento. La IL-8 es una proteína activa en ciertas células inflamatorias".
"Agrupamos a los bebés en cuatro grupos distintos según los niveles de contaminación atmosférica a los que estuvieron expuestos mientras estaban en el útero --explica--. Los cuatro grupos tenían concentraciones similares de las proteínas estudiadas, pero presentaban diferencias en su exposición a la contaminación atmosférica por NO2 y PM10".
Un grupo tenía concentraciones bajas de nueve proteínas, mientras que otro, formado por el siete por ciento de todos los bebés, tenía niveles más altos de proteínas que intervienen en procesos inflamatorios y de remodelación: IL-8 e IL-1B.
Estos dos grupos de recién nacidos habían estado expuestos a niveles de contaminación atmosférica prenatal inferiores, aunque diferentes, a los de los otros dos grupos. Nuestros resultados sugieren que los recién nacidos sanos presentan un patrón de respuesta individual a la contaminación atmosférica. "Creemos que esto puede indicar que algunos bebés son más vulnerables a ella que otros", señala.
"Además, nuestro trabajo se suma al creciente conjunto de pruebas de que los mecanismos relacionados con la autofagia pueden estar implicados en la forma en que las células humanas reaccionan a la contaminación atmosférica --apostilla--. Los resultados concuerdan con los de la investigación en tejidos y animales. Una exploración más a fondo de estos mecanismos puede ayudar a comprender mejor los efectos nocivos de la contaminación en los bebés", sugiere.
Los investigadores planean examinar si los bebés con patrones de respuesta proteínica distintos a la contaminación atmosférica padecerán más problemas respiratorios durante la infancia y la niñez en comparación con los que no muestran las mismas respuestas proteínicas.
La profesora Marielle Pijnenburg, catedrática asociada de neumología pediátrica y jefa del Departamento de Medicina Respiratoria Pediátrica y Alergología del Centro Médico Erasmus de Rotterdam (Países Bajos), jefa del grupo de pediatría de la ERS, que no participó en la investigación, resalta que "este estudio se suma al creciente conjunto de pruebas de que la contaminación atmosférica puede afectar a la salud de los niños antes y después de nacer".
"Contribuye a otras investigaciones que demuestran que los mecanismos relacionados con la autofagia pueden estar implicados en el modo en que las células humanas reaccionan a la contaminación atmosférica --prosigue--. Necesitamos saber más sobre cómo estos mecanismos pueden afectar a la salud de los pulmones y comprender por qué algunos recién nacidos parecen más susceptibles a la contaminación atmosférica que otros".
No obstante asegura que ya se disponen de pruebas suficientes, procedentes de este y otros estudios, para enviar "un mensaje alto y claro" a los gobiernos y a los responsables políticos la contaminación atmosférica perjudica la salud de las personas, y sus efectos pueden observarse desde antes del nacimiento.
"Todos deberíamos redoblar nuestros esfuerzos para reducir la contaminación atmosférica lo antes y lo máximo posible --advierte--. Esto no sólo mejorará la salud de las poblaciones y reducirá los costes asociados al tratamiento de las enfermedades causadas por la contaminación atmosférica, sino que también ayudará al medio ambiente en un momento en que la emergencia climática se hace más patente cada día que pasa".